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— Es en serio lo que digo, no me gusta que salgas con esa clase de ropa – pronunció el serio alfa en la puerta de entrada de la casa, borrando de inmediato la tierna sonrisa con la que Sunoo se acercaba a abrazarlo.
— Pero me siento lindo con esta ropa – tiró las mangas del suéter rosa pálido que llevaba puesto – ¿Es que acaso no se me ve bien? -
— No se te ve bien – contestó el alfa, provocando que Sunoo bajará la cabeza como si hubiera hecho algo mal – Te ves maravilloso. Dime, ¿Qué harás si por tu culpa me da un ataque cardiaco en medio de la calle? ¿Cómo me ayudarías? – terminó con una sonrisa juguetona.
— Eres un tonto. Me lo creí totalmente – caminó hacia el alfa totalmente aliviado.
Sunoo se paró de puntillas y besó por poco tiempo los labios contrarios, saludando como tenia planeado hacer antes de que el alfa hablara.
— Eres la persona más hermosa que e visto en mi vida – levantó el mentón contrario, observando fijamente los ojos brillantes del omega – Todo lo que quieras colocarte se verá hermoso a mis ojos, solo por ser tú. ¿Entendido?
Sunoo asintió, sintiendo como las llamadas mariposas hacían un alboroto en su interior, aunque quizá no sean exactamente las mariposas.
— ¿Cómo amaneciste hoy? – posó sus brazos en los hombros mas pequeños frente a él, mientras Sun automáticamente rodeo los costados del alfa con sus brazos.
— Mucho mejor, solo tuve un pequeño mareo que no paso mas allá de eso.
Sunoo no se había estado sintiendo bien los últimos días. Despertaba con ganas de vomitar y sin energía la mayoría del tiempo. Sunghoon sospechaba de un posible embarazo desde que el aroma de Sunoo poco a poco comenzó a teñirse de un leve aroma desconocido, parecido a la leche. No quizo decirlo inmediatamente porque quizás era solo una paranoia suya, así que prefirió convencer a Sunoo de hacerse un estudio de sangre para saber que es lo que estaba mal con su sistema.
— Que bueno – acaricio el cabello contrario – Sera mejor que nos vayamos o llegaremos tarde.
— Tienes razón
Sunghoon entrelazó una mano con la de Sunoo y con la otra tomó la llave que la madre del omega había dejado ahí.
— ¿Sabes que? – pregunto el alfa. Sunoo solo hizo una señal de que lo escuchaba – Creo que serias muy malo como paramédico, porque de tan solo verte yo creo que me desmayaría por tu belleza.
— ¡Ya! me estas haciendo avergonzar – tapo su rostro con su mano desocupada – Dios, no sé cuando te volviste tan cursi por dios.
— Desde que te vi, ¿No es obvio?
Sunoo solo podía reírse de los nervios que le causaba Sunghoon.
— Ya vámonos – comenzó a tironear de Sunghoon para que dejara el tema, pero en realidad estaba disfrutando de ese momento.
