SUNGLASSES

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Un sonoro bostezo escapó de su boca a la vez que en sus ojos se acumulaban lágrimas, restregó su rostro y suspiró con pesadez mientras se rascaba la nuca y se recargaba sobre una de las paredes blancas del lugar

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Un sonoro bostezo escapó de su boca a la vez que en sus ojos se acumulaban lágrimas, restregó su rostro y suspiró con pesadez mientras se rascaba la nuca y se recargaba sobre una de las paredes blancas del lugar.

—¿Qué se supone que estamos haciendo aquí? —Preguntó con impaciencia.

—Acompañamos a Satoru a comprar nuevas gafas —habló Ieiri llevándose un cigarrillo a sus labios.

Geto rodó los ojos, ¿cuánto más podía tardarse? Solo debía pedir unos estúpidos lentes de sol negros, pagar y eso era todo.

—¿Quieres? —Ofreció la castaña tendiéndole su cigarro.

Negó con la cabeza mientras le sonreía. Shoko elevó sus hombros y prosiguió con su pequeño vicio.

Los minutos pasaron con una enorme lentitud para él, observó intranquilo a su compañera, la cual había terminado en ese instante de consumir su segundo y último cigarrillo de la mañana.

—Bien —habló mientras estiraba su cuerpo—, vamos a buscarlo, estoy muriendo de hambre —ordenó la castaña arrojando la colilla del cigarro al piso.

Sabía que Suguru se hallaba allí afuera solamente para hacerle compañía mientras fumaba, y estaba un ochenta o quizás noventa porciento segura de que Gojo se encontraba coqueteando con alguien allí adentro.

Cerró sus ojos por un momento con furia apretando los puños, esperaba que no, porque si era exactamente lo que hacía, le daría una buena paliza, estaba harta de siempre tener que esperarlo en cualquier momento y lugar, para luego percatarse de que el caballero únicamente estaba intentando ligar con una chica. Los estaba tomando como idiotas.

Sigilosamente, se adentraron en aquel enorme local de accesorios y ropa, demasiado costosa para el gusto de ambos; recorrieron todo el sitio en busca de su amigo, y en el momento en que estaban por rendirse, una muy conocida risa se escuchó desde la caja.

Los dos cruzaron miradas en silencio, asintieron a la vez. Se acercaron al lugar y evidentemente allí se encontraba "El gran Satoru", como solía llamarse, coqueteando descaradamente con una de las empleadas de la tienda, era una joven bastante atractiva y esbelta, su rostro estaba sonrojado y sonreía mientras lo oía parlotear. Rodaron los ojos.

Tanto Suguru como Shoko sabían que ella no sería más que diversión del momento para el albino, no les sorprendía en lo absoluto cada palabra que salía de su boca, era tan repetitivo que incluso conocían de memoria sus estúpidas y cursis frases.

En otro momento quizás lo hubiesen abandonado e ido al colegio jujutsu, pero hoy no, esta sería una excepción, los dos estaban hambrientos, enojados y el pelinegro tenía un plan, el cual no tardó en proponérselo a la muchacha. Si bien a Shoko le parecía una idea un tanto… estúpida, infantil y humillante, sabía que valdría la pena al ver el rostro de Satoru, por lo cual no puso oposición alguna.

—Bien, comencemos —dijo Suguru mientras sonreía con malicia.

—Espero que con esto aprenda —suspiró ella.

Ambos dos comenzaron a correr en dirección al oji-celeste mientras gritaban su nombre y llegaban hasta él.

—¡No puedo creer que me hicieras esto a mí, creí que era importante para ti! —Lloriqueó la Shoko tomándolo del brazo con fuerza y zarandeándolo levemente.

—¡Dijiste que me amabas y que no te interesaba nadie más que yo! —Gritó Suguru tomándolo del cuello de la camisa mientras fingía llorar.

El rostro de Gojo se desfiguró en perplejidad, el cual en pocos segundos pasó a enojo.

La cajera lo observó con desagrado y le arrojó el par de gafas junto a su tarjeta de crédito con furia, para después darse media vuelta y marcharse, dejándolo solo con aquel par de ¿amantes?

—¡E-Espera! —Satoru intentó detenerla, pero la muchacha ni siquiera volteó. Apretó los puños a sus costados— ¿Qué diablos fue todo eso? —cuestionó enfurecido.

La castaña observó de reojo los lentes de sol recién comprados.

—«Son exactamente igual a los que ya tiene» —pensó indignada recordando los cinco pares de lentes que guardaba en un cajón.

El pelinegro estalló en una carcajada mientras que Shoko le proporcionaba una resonante bofetada al peli blanco, siendo esta una de las razones por lo que las carcajadas de Suguru se hicieron más intensas.

—Para que dejes de ser tan estúpido —le explicó mientras se daba media vuelta y salía del local, siendo alcanzada rápidamente por sus dos amigos, aunque estos se quedaron unos metros más atrás.

Gojo la seguía indignado a la vez sobaba su roja mejilla y se colocaba sus nuevas gafas de sol, sí que lo había golpeado fuerte.

La risa de Geto parecía no querer parar, llamando la atención de quienes caminaban por ahí, por lo que sin pensarlo dos veces, el albino percutió contra el brazo de su amigo violentamente.

—¡Ya cállate! —Gritó exasperado frunciendo el ceño.

—Deja de gritar, Satoru, tu también, Geto —ordenó Ieiri sin molestarse en voltear a verlos.

—Okay, okay; ya basta —se dijo Suguru a sí mismo respirando profundamente para calmar su ataque de risa.

Gojo se adelantó unos pasos hasta llegar al lado de su mejor amiga.

—Lo siento, Shoko, no sabía que te molestaba —habló apenado—. Aunque creo que el golpe estuvo de más —murmuró.

—No me molesta —admitió con sinceridad mientras movía su mano restándole importancia y sonreía—, pero la próxima que quieras coquetear con alguien, avísanos antes, y no nos dejes esperándote una hora como imbéciles.

—Además de que estamos muriendo de hambre —reiteró Geto alcanzándolos.

La castaña asentía de acuerdo, ni siquiera habían desayunado esa mañana, ya que apenas abrieron los ojos, Satoru los arrastró hasta la ciudad pidiéndoles acompañarlo a comprar algunas cosas sin darles tiempo a rechistar.

—Vamos a comer algo, yo invito —dijo Gojo posando sus manos sobre los hombros de sus amigos; a decir verdad, él también tenía mucha hambre, su cuerpo rogaba por ingerir algo dulce y empalagoso.

—Yaga se enojará si llegamos tarde... —razonó Suguru— Ya qué —cedió mientras levantaba los hombros.

—Genial, comida gratis —festejó Shoko emocionada, la comida sabía mucho mejor si no gastaba ni un solo centavo en ella, o eso pensaba.

Gojo sonrió observándolos.

Holaaa! Estoy muy feliz de poder publicar este one shot, no es mucho pero es trabajo honesto(?

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Holaaa! Estoy muy feliz de poder publicar este one shot, no es mucho pero es trabajo honesto(?

Espero que lo disfrutaran ya que realmente me gustó mucho escribir esto. Me pareció divertido el hecho de hacer que Gojo imitara a sus amigos con lo que pasó con Megumi en el Jujutsu-corto.

Sin más que decir, nos leemos luego, los quiero <3

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