Pequeño pero a qué costo.

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Narrador:

Violeta se había colocado de nuevo sus botas. Espero un momento mientras seguía sentada en la cama de su hijo.  Ella no quería ir a hacer las compras, en verdad había sido un día largo, entre las idas y las vueltas ella se sentía rendida.

Así que en lugar de salir enseguida, se acostó en la cama y se empezó a estirar.

Al menos estaba descansando. Por otro lado, sus pies también lo hacían, estirando sus dedos y dejando sus botas en el aire mientras disfrutaba de un pequeño estiramiento.

Esto nos lleva a nuestro protagonista, que su madre no lo sabía pero mientras se estiraba, el se pegaba fuertemente contra sus pies.

Juan: Esto... Es malo... Aaa!

Estaba atrapado entre sus dedos. Mi madre tenía unas calcetas negras que se notaban muy usadas el día de hoy. Tal vez por mi tamaño era más sensible a notar eso, pero enserio, era algo extraño.

Para empezar, se sentía húmeda, no tanto, pero si se sentía algo de humedad, sin mencionar sobre el olor...

La bota le quedaba muy justa, así que mi cuerpo estaba siendo aplastado por sus dedos. El espacio era muy pequeño, casi no entraba luz, pero lo único que me ayudaba, era ese olor... Era malo....pero fabuloso...

El olor se encerraba más es sus botas, por lo que era más oloroso que en los de mi hermana (o tal vez en los de su amiga, no recuerdo bien en que zapato estaba), pero si se percibía el olor.

Juan: Esto es tan.!.

Estaba a punto de gritar cuando algo parecido a su dedo del pie golpeó mi cara.

Todo lo que sentía, era eso.

Narrador:

Juan estaba en lo cierto, de alguna manera se acomodo y quedó frente a los dedos de los pies de su madre Violeta. Estaba entre el dedo gordo y el otro dedo. Si rostro quedó enfrente de uno de ellos, por lo que solo podía oler ese aroma.

Juan: (en su mente) Esto es malo... En cualquier momento ella podría...

Narrador:

Violeta mientras seguía estirándose, tratando de obtener fuerzas para poder ir a comprar los suministros... O la comida.

Violeta: Bien... Creo que ya es hora, al menos mi hija debe de comer. Vamos!.

Narrador:

Violeta se puso de pie y piso fuertemente. Se sentía mejor, así que empezó a avanzar para buscar sus llaves y una bolsa de mandado.

Violeta: (en su mente) Que extraño, siento algo en el pie... *Pisa fuerte* bien creo que ya está mejor.

Camino hasta la sala, obtuvo las llaves y la bolsa y salió de la casa despidiéndose de su hija y su amiga.

Violeta: Creo que hoy caminaré, solo está a una cuadra....así podré esperar a ver qué dice Juan, si es que va a comer aquí.

Violeta empezó su travesía.

Narrador:

Mientras tanto, Juan, se encontraba aún a salvó, pero algo cansado y adolorido.

Juan: Auch... Eso dolió... Esto... Se siente raro... Mi madre... Se mueve... En dónde.... ¿En dónde estoy?

Narrador:

Juan no se había percatado, pero se encontraba en entre el dedo gordo. Del otro lado, tenía los demás dedos, de alguna manera, se había podido acomodar allí.

Juan: Hay un espacio aquí...

Sentía cada paso que ella daba, y para colmo, a veces quedaba muy cerca de sus dedos, pero gracias a su calceta, no quede atrapado.

Me encogí. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora