Capítulo cuatro: Piel

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Trota con cuidado hacia una estantería en un rango de dos metros de Remus, se esconde detrás de ella, detrás de los libros de fantasía que le fascinan y los mira, puede que le guste uno a Remus, siempre lee mucho, no duda que lea de todos los genero posibles, pero en especial busca romance, la fantasía es mejor con un poco de miel y cariño, ¿no? Bueno, no puede responder muy bien esa pregunta, por obvias razones, pero esta seguro que la respuesta es un sí, después de todo, es a lo que la mayoría en el colegio le gusta, pues han descubierto que la magia y los hechiceros son fantasía para los muggles, mientras que para ellos es aún más magnifica la fantasía, aunque, se encuentran varios libros muggles en su biblioteca, por temas de entretenimiento.

Suspira, encontrando un libro con una portada llena de rosas y espinas, con ciertos destellos dorados sobre la blanca flor. Piensa que puede gustarle a Remus, pero también, piensa en lo que hablo con James la noche anterior. Pensaba en muchas cosas, pero en especial como probablemente se sentía Remus (si es que sentía algo por él más que amistad) con su fama de mujeriego, aunque realmente no fue así.

Lo hicieron ver así, salió con muchas chicas antes de darse cuenta que era gay, claro. Pero lo hacían ver como un irresponsable en las relaciones. Aun cuando él había especificado que era sin compromiso, muchas chicas pensaban que eras aclaraciones serian algo pasajero, y ni lo fue. Y es por eso que su mala fama no es suya realmente.

Y Remus sabe realmente qué paso, pero siente miedo que el castaño detrás de sus espaldas le mire mal como varias chicas con las que salió le miran, le da miedo que murmure, que crea lo que dicen, que crea que es una basura de persona, que crea que no tiene sentimientos.

Por que los tiene, tiene sentimientos.

Y los tiene por Remus.

Y en especial es lo que lo asusta, que la persona que ama crea toda la mierda que varias chicas se han encargado de esparcir.

Suspira, finalmente derrotado por sus pensamientos, se repite mil un veces que es Remus, el chico más amable, inteligente, hermoso y leal que ha conocido, y, aunque no está del todo seguro, sabe que Remus le cree, y si James tiene la razón, seria capaz de creerle con los ojos cerrados.

Justo como el lo hace, por que si Remus dice una mentira que puede cambiar todo, le creería. Hasta ese punto de enamoramiento está. Suspira, toma valor y de paso el libro con la rosa blanca como portada y camina con cuidado hacia Remus, quien se encuentra de espaldas a él, viendo algunos libros. Sirius puede ver que ya ha escogido algunos, pues los tiene contra su pecho y los sostiene su mano.

Deja su mandíbula en el hombro de John, haciendo que este pegue un saltito al no notar su presencia.

-Hola de nuevo.-Murmura cerca del oído de Remus.

-Hola...¿Qué traes?-Se voltea, y es ahí donde los dos se dan cuenta de cuan cerca están de sus rostros, pero no les importa mucho, pues Remus solo mueve sus caderas un poco hacia atrás y Sirius sigue en su misma posición, como esperando algo.

-Un libro muggle, creo que te puede gustar.-Le dice entregándole el libro de sus manos.

-Se ve interesante, probablemente lo lea. Gracias Pads.-Le sonríe con los ojos cerrados, Sirius en verdad quiere tomar una foto de esa expresión tan hermosa que llega a hacer Remus un par de veces

Remus se voltea, pero Sirius sigue ahí, pasmado y examinando la espalda curveada y marcada de Remus, sus hombros están relajados y sabe que esta mirando hacia abajo por la dirección que toma su cuello y nuca.

Vuelve a posar su mandíbula sobre el hombro del castaño sin previo aviso.

-Pensé que te habías ido.-Es lo que le dice John aun viendo la estantería de libros.

-Nop, te voy a esperar aquí, justo así.-escucha su risa y el mismo sonríe al escuchar aquel sonido tan suave como un susurro y dulce.

-Espero que no te canses.

-Nunca.-y es la verdad, nunca se cansaría de Remus, nunca, aun cuando éste esté todo el día junto a el.

Algunos minutos pasan así, Remus viendo con cuidado sus libros y Sirius recargando su mandíbula en el hombro de su amigo. Ve a varios grupos de estudiantes pasar y verlos con curiosidad, pero no entiende por que, realmente, lleva pensando los últimos segundos en donde poner sus brazos que comienzan a sentirse incomodos por la posición en la que están.

-¿Puedo...?-le pregunta a Remus y mueve sus brazos a través de los agujeros que dejan los propios brazos de Remus.

John tarda en responder, pero termina asintiendo temeroso. Agradece que este de espaldas de Sirius, mientras este pasa con cuidado sus brazos por si cintura, sujetándola solo un poco.

Orion respira con dificultad, pero al final, igual que Remus, termina relajado y simplemente olvidándose de esa acción. Despega por un momento su mentón de donde estaba y gira un poco la cabeza, y lo sabe, lo sabe por como varias personas voltean la mirada y algunas se quedan viendo con confusión a él, mas específicamente a los dos. Suspira, repitiéndose a si mismo "que demonios les causa tanta impresión, a nadie le importa realmente, relájate."

Logra aplicar la técnica que ha usado por casi toda su vida, y vuelve a depositar su mentón por el hombro de Remus.

-Hey Rems, ¿falta mucho?-hace un puchero y cierra los ojos, Remus voltea y sonríe ante la imagen.

-Solo necesito otro libro.-Sirius abre los ojos de nuevo, y el castaño ha vuelto a la estantería, ve el perfil de su amigo y le dan ganas de acariciar su piel, una piel suave y casi perfecta, con unas pecas, cicatrices y curitas, pero tan bonita.

Sin pensar y en un acto medio consciente-inconsciente deposita un beso en la cicatriz nueva de Remus, que abarca desde su mejilla y termina en su nariz. El castaño voltea sorprendido, pero Sirius solo sonríe, comunicándole casi todos sus pensamientos de por medio. Y así, sin pensarlo, comienza a besa cada una de las cicatrices visibles en el rostro de Remus, por la frente, nariz, mejillas, mandíbula y...llega a la comisura de sus labios.

Siente a Remus temblar bajo sus brazos, siente la respiración agitada de este, y a este punto es cuando se da cuenta de que realmente esta haciendo. Respira, llenando completamente sus pulmones de aire, tomando valor a lo próximo que va a hacer.

-¿Puedo...?-pregunta antes de llevarlo a cabo, realmente no puede hacer algo estúpido que puede cambiar las cosas sin pedir permiso, aunque sabe que la respuesta es un no. O eso pensaba en un principio, pues el suave movimiento de la cabeza de Remus hacia arriba y abajo le da a entender que lo puede hacer.

Los dos se miran, Remus tiembla, sintiéndose totalmente vulnerable y siente que su corazón no puede más, parece que quiere salir de su pecho de una buena vez, Sirius, por otra parte, tiene la respiración pesada como si acabara de correr una maratón de miles de kilómetros, pero su cuerpo esta rígido, solo sosteniendo la cintura del castaño que ahora se encuentra frente suyo.

Duda, duda mucho, igual Remus, solo están ahí, teniendo los ojos del otro enfrente, gris y café.

Pero, un suave toque en sus labios les hacen volver a respirar con normalidad. Sus cuerpos se sienten débiles, se sienten relajados, al menos por lo que parece ser unos segundos, hasta que sus labios se separan, y Sirius suelta un quejido.

Remus hace una mueca inconscientemente, preguntando que está pasando, pero solo escucha la risa de Sirius y sus manos se sienten vacías, es ahí donde logra ver que los libros que antes se encontraban en sus manos ahora estaban sobre el pie de Sirius, quien reía suave, John solo pudo sonreír, algo culpable.

Quiere correr, correr rápido de ahí, que la tierra se lo trague y que no vuelva a aparecer en la faz. Oculta su rostro en sus manos.

-Perdón-murmura

-Hey, no pasa na...-antes de que pueda terminar la frase, Remus se encuentra con la cabeza pegada al escritorio, su pecho sube y baja.

Y Sirius se pregunta si la cago, por que, aparentemente, la cago mucho. Demasiado.

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Kisses and books || WolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora