Cap VI

33 1 0
                                    


1 de enero, 2022

He metido la pata.

Por tanta confusión y el hecho de que había decidido ser más frío, había tomado la decisión de no dejar que el interés que sentía por ella el cual yo decía que era admiración, se transformara en amor. Me negaba a enamorarme teniendo la cabeza hecha un lío de puros pensamientos, de intentar conseguir lo más mínimo para saber si yo le gustaba.

Se lo comenté a ella, eran las 3 a.m. teníamos un rato hablando. Recuerdo que subió fotos a su estado de WhatsApp, y les juro que se veía jodidamente hermosa y, sinceramente me hubiese gustado más si me las hubiese pasado a mí, pero no tenía por qué hacerlo, sólo tenemos 1 mes conociéndonos y no somos nada como para que tenga que hacer ese tipo de cosas; igual quería que hiciera lo mismo que con el gif, pero no pasó, sólo me limité a ver los estados como... ¿10 veces tal vez? sí, estoy jodido.

Cuando le comenté sobre la decisión que había tomado, las cosas se tornaron pesadas, y no pasó mucho hasta que se despidió y... me dolió. Ver la forma en como escribió ese último mensaje, me hizo cuestionar si estaba bien la decisión o no y, creo que la hizo molestar dicha decisión, pero no estaba seguro, sólo era suposición.

Nada más, sólo eso, metí la pata, la cagué.

Todo el día pensando, analizando, dándole vuelta a las cosas. No dormí.

Para serles sinceros, la decisión la había tomado era para no joder las cosas con ella. No sabía, no sé; qué es lo que siente ella. No sé si le gusto, si le llamo la atención, si se interesa por mí; todo ha sido muy confuso para mí. Entonces, al saber que mi interés hacia ella no era sólo eso, sino que ya sabía perfectamente que me gustaba y desconocía los sentimientos de ella, me limité a tomar una decisión la cual pensé que era lo mejor para ella. Puse su bienestar por encima del mío, yo... le mentí diciéndole que antes que el interés que sentía por ella se convirtiera en amor, prefería retenerlo y no dejar que avanzara, pero ya era tarde y, ella no lo sabe.

Recuerdo haber llorado mientras intentaba dormir. No lloraba sólo por la decisión que tomé pensando en su bienestar y terminé metiendo la pata. En ese momento tenía muchas cosas en mente las cuales intenté mantenerlas selladas, pero hay ocasiones en las que los pensamientos te superan y por más que intentes no pensarlas, simplemente salen. Me superaron. Odio llorar, no me gusta demostrar debilidad, pero era lo mejor que podía hacer en ese momento así que, aproveché a llorar por todo, incluso por la decisión que había tomado.

Esto pintaba mal. Primer día de este nuevo año y, ya había llorado, había metido la pata.

Apesta...

Febrero 09Donde viven las historias. Descúbrelo ahora