El silencio reinaba en cada pequeño rincón aquella noche, todo era oscuridad, solo una simple y tenue luz en el medio de aquel vacío.
Se podían oír el salpicar de los zapatos al pisar aquellos pequeños charcos de sangre, mientras a lo lejos una lenta respiración prometía poco a poco abandonar una vida. Silencio, oscuridad y luego una pequeña luz ¿acaso habían podido encontrarla? Al final se salvaría o eso creía. Pronto sus ojos se cerraron cediendo al cansancio de la abrazadora muerte.
Pero al contrario de lo que creía, no hubo luz, no hubo ángeles, no hubo reencuentros, simplemente oscuridad, completa, y silencio. No moría, pero tampoco vivía, se hallaba en pleno limbo entre el goteo constante de alguna canilla lejana y las rejas, su única compañía su mente y recuerdos, remembranzas de como en un simple chasquido de dedos, había perdido todo.
Algunos meses después
El tiempo transcurrido en aquel lugar era casi impalpable, desde que había sido empujado por aquel guardia dentro de la celda hasta el momento que encontró aquellos papeles ocultos entre una pequeña roca salida. Quizás eran instrucciones para huir o alguna especie de mapa, se esperaba todo menos lo que encontró aquella vez. Tomo el papel entre sus manos dispuesto a leer.
Si estás leyendo esto puede significarse 2 cosas caíste en la misma desgracia que yo o simplemente tu si lo merecías. También es obvio que sucumbí a la locura que me atormenta día a día y ahora ocupas el lugar en donde antes se hallaba mi cuerpo y alma. Sé que de seguro te preguntaras ¿Por qué en mi miseria decidí escribir estas palabras?, pues luego de años de estar aquí encerrada gritando a la nada, me pareció la opción más razonable para conservar la poca cordura que aún me queda.
No podría decirte cuanto tiempo llevo aquí, perdí la cuenta hace mucho, ni tampoco si es que logre salir o si al fin alguien vino por mí, todo lo que puedo hacer por ti es dejarte mi pequeña dosis de sabiduría para que resistas un poco más al tormento que te espera puertas adentro.
Un pequeño suspiro escapo de sus resecos labios mientras miraba más allá de las rejas que separaban su ser de la libertad y evaluaba con detenimiento cada una de las cuatro paredes que a su alrededor se elevaban. Volvió su vista nuevamente al papel en sus manos, no sin antes secar la pequeña lagrima que lentamente rodaba por su mejilla.
Una de las primeras cosas que aprendí, es que literalmente, la esperanza es lo último que debes perder. Sé que es algo que has oído miles de veces seguro, pero créeme nunca fue más real esa frase. Mi manera de hacerlo es aferrarme a recuerdos de la gente que espero me espera fuera de este horrible lugar. Te compartiré uno de mis momentos favoritos como ejemplo.
Sus manos se movieron rápidamente para extraer lo que quedaba de aquel papel de baño escrito y esconderlo bajo sus ropas antes de que el celador decidiera pasar a dar su clásica caminata de supervisión. Escucho el tintinar de las llaves y simplemente se encamino a una esquina fingiendo que rascaba la pared y reía al mismo tiempo. Con el tiempo descubrió que cuanto más loco te creían, menos se detenían en molestarte.
En cuanto el celador se retiró no sin antes echar su clásica burla, se encamino nuevamente a su posición de lectura y continuo su tarea
Era invierno, recuerdo que todo estaba lleno de nieve por donde sea que vieras. Mis amigos y yo habíamos decidido que sería el momento perfecto de chocolate caliente, por no mencionar que uno de ellos parecía adicto a este y nunca entendí muy bien el porqué, bueno, en fin. Habíamos dividido las tareas para tener una hermosa tarde, al poco tiempo todos estábamos sentados riendo y disfrutando de un sabroso chocolate, cuando uno de ellos llamo mi atención, en mi defensa a lo próximo que escribiré era una niña inocente en ese entonces. El pulgoso me pidió si podía rellenar su taza y yo muy amablemente acepte, rellene su taza sin problemas en nuestro pequeño escondite de comida de contrabando, que nuestra pelirroja y muy lista amiga había escondido con encantamientos, y me dirigía nuevamente hacia donde estaban todos, pero en cuanto me di la vuelta fui sorprendida por un pelinegro que creyó sería buena idea sorprender a alguien con una taza caliente en la mano. El grito que dio se llegó a escuchar tres salas más adelante y juraría que hasta en el bosque oscuro. Luego de varios días de no hablarme me confeso que su intención era tener un momento a solas conmigo para confesarse ante mí. Nos reímos por mucho tiempo de esa situación, incluso ahora mientras lo escribo recuerdo su pobre carita de dolor.
Aquellos labios resquebrajados por la falta de agua, esbozaron una tenue sonrisa mientras intentaba imaginar la risa de la chica que escribía aquellas palabras. Resguardo nuevamente aquellas palabras en su pecho y cerro sus ojos por un momento intentando adentrarse en esa escena para siempre.
La segunda regla que debes aprender –Continúo leyendo- es a no confiar en las voces, ni en aquellos que prometen cosas. Esto lo aprendí a los nueve meses de entrar aquí.
Siento que a este punto ya estamos en confianza para que te debele un poco más de mi vida. Estaba enamorada, perdida y locamente enamorada de un hombre cuyo destino ya estaba sellado en fuego. También había adoptado una familia la cual corría peligro y asi estaba mi vida, más cerca de la muerte que la vida. Aun no recuerdo cuando fue el momento exacto en el que pasamos de ser niños jugando simples bromas o escapando de clases, a convertirnos en soldados de una guerra que no nos pertenecía y aun asi nos tenía como blanco. Como dije estaba enamorada, tan enamorada que si me lo hubieran preguntado hubiera dado la vida mil veces por el o por ella...
No tengo idea que nombre llevara ahora pero el nombre que yo hubiera escogido seria Amelie, dudo que él la tenga en sus brazos, porque si fuera asi yo no estaría aquí escribiendo estas palabras.
Otro de los recuerdos que me trae esperanza es su sonrisa o la risa nerviosa que soltaba luego de una broma, la manera que me observaba y hacia vibrar mi cuerpo. Creí que nunca volvería a verla hasta que ella me sonrió, los pocos minutos que la tuve en mis brazos. Luego que se fue, decidí escribir, tengo fe que quizás pueda reencontrarme con ella. Siento que pierdo el hilo de las palabras. Dejare de escribir por hoy
Luego de eso, simplemente aparecían frente a sus ojos una serie de garabatos sin sentido. Manchas de sangre y lugares manchados con lágrimas hasta quizás la que hubiera sido la última vez que escribió
Hoy desperté con una idea en la mente, develarte todos mis secretos a ti que lees, aunque quizás no seas nadie. Soñé con él y con nuestra niña, y desperté aún más cansada que de costumbre, sé que no queda mucho hasta que mi cuerpo se rinda entre viejas heridas y sucumba a los brazos de la muerte. Asi que lo diré, yo no mate a mi familia, yo tuve una hija, un amor, amigos y una vida. Yo ame a Sirius Black, ame a mis amigos, y por supuesto amo a mi niña. Por favor recuérdame, búscala y dile la verdad, att: Marlene Mckinnon
Una risa se asomo por sus labios en lo que leía las ultimas palabras de aquel trozo de papel, por supuesto que aquel nombre le resonaba en su mente, allí nada mas y nada menos era donde habia ido a parar la pequeña bola rubia. Negó suavemente con la cabeza en lo que tomaba aquel papel y comenzaba a romperlo lentamente, por supuesto que conocía esa historia, el habia sido parte de ella, al igual que, sospechaba, su padre.
-Mal lugar para dejar tus cosas pequeña, quien hubiera sabido que entre las mil celdas que pudieron haberme dado justo caería en la tuya, y yo que creía que habías muerto como una mártir junto con tu familia, pero no- limpio una pequeña lagrima que rodo por su mejilla y suspiro- gracias por el regalo que me has dado, en cuanto salga y créeme no falta mucho para ello, me encargare de que mi señor se entere, y yo Barty crouch Jr, otra vez estaré entre sus favoritos-
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Tempest
FanfictionLa historia nunca contada, de la otra cara de la moneda. Un amor que trasciende la vida y la muerte, una verdad escondida y una mentira que promete el fin de todo