Harry (eres un buen chico)

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El oleaje del mar era suave, y brillaba debido a los últimos rayos del sol de verano que se ocultaba a lo lejos.

Era un espectáculo hermoso que Harry observaba todos los días desde la ventana del bar en el que trabajaba sirviendo whiskey o desde su casa, o en la playa o a donde fuese.
Harry siempre miraba el atardecer hasta que el sol se ocultaba.

Se llenaba de nostalgia...

No sabía al cien porciento de donde provenía lo que sentía, sabía que una parte de ello venía de sus inmensas ganas de salir de allí y conocer otros lugares, y no es porque no lo gustase vivir en ese pequeño puerto ubicado en una bahía al oeste, no.

El amaba ese lugar pero siempre había sido aventurero y explorador desde que era niño y jamás había salido de ese lugar... Él solo quería saber cómo eran las demás ciudades.

Pero sabía que eso sería imposible ya que él no era un marinero ni tenía un barco en el cual navegar y además era un omega y los omegas no podían navegar solos.

Eran las reglas.

Harry suspiro al ver cómo el último rayo de sol se apagaba como sus esperanzas...

— ¡Harry, necesitamos tu ayuda!

Esa era Bárbara, la compañera de trabajo de Harry.

Harry cerró la ventana y se dió la vuelta para entrar a la cocina y ponerse a trabajar.

— Hola Bárbara -saludó sonriente.

— Hola cielo ¿Te sientes mejor? —preguntó un poco preocupada.

— Sí

— ¿Seguro? —preguntó de nuevo.

— Sí, estoy seguro —respondió con una sonrisa tranquilizadora, y no mentía.

Antes de salir a ver el atardecer por la ventana y tomar aire había sentido algo extraño dentro de él, no era dolor o algo por el estilo, solo era algo que jamás había sentido y llenaba su pecho de algo cercano a la angustia,la desesperación y la emoción de algo que iba a pasar.

Pero no sabía que había sido eso, Bárbara pensó que el celo de Harry había comenzado pero éste sabía que no era así ya que había pasado recientemente así que no había forma de que se tratase de eso, entonces decidió tomar aire y tranquilizarse un poco y ya había pasado.
Ahora se encontraba mejor.

— Okay —respondió ella no muy convencida— Necesitamos tu ayuda, rizado. Se que tu trabajo es servir whiskey y no comida, pero hoy el bar está más lleno que de costumbre así que...

Harry se asomó por la ventanilla y sonrió al notar a la multitud que había afuera aunque no le sorprendió en absoluto ya que solían servir mínimo a cien barcos al día.

Los marineros llegaban allí, ya fuese con sus tripulaciones o de manera solitaria, mostraban la mercancía que solían llevar para vender y se la pasaban hablando sobre sus aventuras y sus hogares...

Harry pudo reconocer algunos rostros de marineros a los que ya conocía, pues lo cierto era que Harry siempre fué parlanchín y tenía una gran capacidad de hacer amigos rápidamente debido a su gran carisma, sentido del humor y a la gran amabilidad que poseía.

Volvió su vista hacía Bárbara una omega de veinticuatro años y pelo largo y lacio color azabache, la cuál había terminado de acomodar varios platos de comida en dos grandes bandejas de metal.

El rizado tomó ambas bandejas y se acomodó una en cada mano de manera perfectamente equilibrada para que no cayesen. Los años de práctica la habían hecho un experto.

Canciones [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora