CAPÍTULO 1

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Habia regresado a mi ciudad natal luego de un largo año con una nueva vida  en progreso. No es que pretendía cambiar, solo sucedió. Regrese con mi títulos en periodismo y letras , un nuevo  empleo en una de  las mejores editoras de la ciudad y con un hermoso y gran medico como pareja. 

Todo parecía encaminarse a la perfección en mi vida. Pero déjenme decirles que crecí a base de novelas románticas donde lo que uno cree perfecto no siempre es así y las complicaciones llegan cuando menos lo esperas y casi sin darme cuenta mi propia vida se convirtió en una de esas novelas que tanto llenaron mi corazón a lo largo de mi adolescencia. Y aunque quisiera contarles ya mismo como termina , prefiero no adelantarme, así que vayamos a donde todo comenzó, o al menos eso es lo que creí. 


Sacaba la ropa de las cajas de mudanza con rapidez, desparramándola por todo el suelo de mi habitación. Como era usual, llegaba tarde a un almuerzo. El almuerzo, el bendito almuerzo era una presentación familiar. Después de salir con Alex durante ocho meses iba a conocer a la familia y a sus amigos. 

Estaba demasiado nerviosa, algo que acentuaba mi don natural a ser un potencial desastre. Tuve que revisar unas cinco cajas hasta dar con el vestido que pretendía usar, mientras que aun estaba envuelta en una toalla con el cabello empapado enrollado en un moño improvisado.

Me abotone el vestido con rapidez e intente alisarlo lo máximo posible pasando mis manos sobre el para luego salir corriendo hacia el baño a colocarme lo mínimo posible de maquillaje y peinarme. Me miraba en el espejo una y otra vez, poco convencida, pero ya era demasiado tarde para cambiarme, así que suspire con resignación y salí de allí. 

—¿Estás lista?—Preguntó Alex. Sus ojos se posaron en mi brillando y quedo por unos segundos en silencio hasta que añadió —Estás hermosa. 

—Gracias —conteste sonriendo. Luego me acerque a el y tome el cuello de su camisa. —Tú estas perfecto. 

—Te espero en la sala—Besó mis labios con suavidad antes de salir. 

 Este almuerzo me llenaba de incertidumbre, habíamos regresado hacía un día a la ciudad. Yo había terminado mi último año en la universidad y él había finalizado la residencia en medicina.

Nos habíamos conocido hacía nueve meses, en un bar. Mi compañera había conocido a un estudiante de medicina y entre súplicas y favores de por medio me convenció para acompañarla a verlo. Él hizo lo mismo con Alex, que también fue obligado. Resultó ser que ambos éramos de la misma ciudad y en esas pocas horas congeniamos mucho más que los verdaderos involucrados en la cita. Yo logré distraerme de la vida de estudios que me había envuelto a lo largo de los años y al finalizar la noche le di mi número. Ese fue el inicio, luego de esa noche, nunca más nos separamos.

Lo que atrasó esta reunión fue la falta de tiempo que teníamos ambos para viajar. Con mis exámenes finales y las horas de hospital de Alex, era poco el tiempo libre que teníamos para pasarlo juntos. Él había conocido a mis padres, ya que ellos viajaron en navidad para allá y yo solo conocía a su amigo Luke y a su novia Charlotte, que fueron en año nuevo y luego de esa visita me mensajeé con ella algunas veces para mantenernos al día sobre nuestras vidas. Para el resto, todo era un misterio.

Luego de mirarme al espejo por última vez y sostener algunos de mis bucles con unas horquillas, me dirigí hacia la sala.

–Vamos – Dije tomando el bolso que había dejado sobre el sofá.

Revisé rápidamente que tuviera todo y nos fuimos hacia el auto. La casa de mis futuros suegros quedaba a poco más de media hora de mi apartamento. Cuando estacionamos fuera, se quedó sentado en su asiento con el auto apagado.

A destiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora