Héroe
—Eres mi bebé. Te amo —Dijo Helena con una sonrisa triste, se paseó por la habitación para llegar a él— Estará todo bien, tu papá y yo velaremos para que pase rápido. Verás que iremos a la playa, luego a la montaña a ver los árboles, ¡cómo te gusta!A Roy se le notan las ojeras, el cansancio está muy presente, una pañoleta cubre donde debería haber cabello, algo típico de él, es que nunca deja de sonreír así su día vaya pesado, no se sabe si porque no quiere mostrar dolor o porque sabe cuál es su destino. Para ser un niño de casi 5 años es muy inteligente, fuerte y valiente.
—Roy, pronto será Halloween. Y hay que hacerte un disfraz, ¿Has pensado en alguna temática? —Pregunta Helena al pequeño que está recostado en su cama.
—Pirata. Así podré usar mi pañoleta negra —Le regaló una pequeña sonrisa a sus padres para tranquilizarles.— Hoy me siento mucho mejor, ¿Puedo ir a caminar con Bluey? Será un recorrido por el patio.
Los vio asentir. Eso lo animó, se levantó a cambiarse de ropa para salir, también se puso unos zapatos cómodos. Agarra la correa de su mascota para irse. Gregory, su padre lo acompañó hasta la puerta, mientras que su mamá lo observaba por la ventana de la cocina. El niño emprende su camino con la mascota a pasos cortos.
—Sé que pasará. Oigo a mamá y a papá llorar por las noches, también Travis y Sawyer están muy tristes, quieren pasar todo el tiempo conmigo y no se puede, Bluey —Acaricia a su mascota— Sé que no puedes contestar, pero necesito solo hablar, sin que nadie llore. Esto que viviré será cómo un viaje, me da miedo, porqué no quiero dejar a mi familia —Ahora la abraza fuerte — A ti también te extrañaré tanto. Has estado conmigo durante mi enfermedad. Y quiero que me ayudes con algo, más bien guardar un secreto —Ríe por lo obvio que suena eso.— Haré algo para mi familia, quiero hacerles regalos a todos. Una carta, con colores vivos —Vuelve a reír— Serás mi ayudante.Todos los días Roy y Bluey se reúnen bajo el árbol de sauce, Roy a recortar, dibujar y pintar regalos. La ya vieja mascota sólo a recostarse a esperar al niño. A los padres y hermanos les gusta verlo alegre, ágil, y divertido al crear esa cajita, aunque sepan lo que significa.
Ellos saben que se agota el tiempo, que todo el trabajo que hicieron no valió para sanar a su pequeño, que viajaron a distintas ciudades en busca de una cura que no existe. Ahora, invierten su tiempo en hacerlo sentir bien, que esté feliz, aunque sepan que llegará ese trágico día, en estar preparados, pero, ¿cómo se prepara para no ver esos ojos azules o su hermosa sonrisa? Se espera una respuesta que no existe, que nunca se prepara para perder a alguien que se ama, mucho menos para alguien que merece que el mundo entero lo conozca, porque podría haber sido un gran artista. Que un cáncer puede tumbar tu mundo, aunque buscaste una cura, no la hay.
Unos meses pueden hacerse cortos cuando quieres disfrutar cada momento con quien amas, una recaída que sabes que iba a pasar pone tu mundo quebradizo, a pesar de que debes ser fuerte por todos. Roy lleva dos días en el hospital desde
que se le dificultaba respirar, lograron estabilizarlo. El médico que lleva el caso del niño pidió que se despidieran porque su cuerpecito está muy débil y él apenas puede hablar, pero pidió verlos a todos: Sus papás y hermanos.
—Hice… algo para ustedes —Tuerce una sonrisa— El doctor me dijo que pronto pasará el dolor —Gimotea un poco — Y yo quiero dejar de sentir dolor, mamá.
—Eso puso a todos con los ojos cristalizados. — Que deje de doler tanto mi cuerpo —Sus padres le toman la mano, los otros niños están por los pies. —Pronto estarás bien, mi héroe. —Habla casi inaudible su madre.
—Campeón, te amamos. Queremos que ya no duela nada —Dijo su padre.
—Travis y yo cuidaremos a Bluey, hermanito.
Sawyer es el primero en irse de la habitación después de hablar, el llanto se oye por casi todo el pasillo, Travis salió sin decir nada tras su hermano.
—Marcas en la nieve, ojos azules trazando mi mente —Canta melodiosa su madre.
Gregory llora suave, Helena lo hace sin darse cuenta.
—La cajita que está en mi cuarto es para ustedes, me encantaría que la vieran cada vez que me extrañen —Una pequeña sonrisa se forma en su cara que luego es borrada por una tos, que a su vez le da un dolor en el pecho. Roy se lleva la mano adonde le duele. Cierra los ojos y vuelve a sonreír poco, después su cuerpo se relajó, la máquina suena, anunciando que su pequeño corazón ha dejado de latir. Anunciando que Roy se ha ido, que esos pequeños ojos azules ya no volverán a sorprender y cautivar a nadie mas, que su historia no sería una de victoria, pero sí de aprendizaje, dolor, amor por la vida y para vivirla.
Pasaron varios días en la casa de los Renzi para que abrieran la caja del pequeño Roy. En ella estaban: Dibujos de todos los miembros de la familia, algunas fotos juntos, pinturas de las manos del niño, algunas palabras recortadas; amor, familia, mamá, papá, hermanos. Roy aprendió a leer y escribir a los 3 años, cuando le diagnosticaron la enfermedad quiso hacer todo lo que no sabía, tal vez porque conocía su destino. Buscando más en la caja encontraron un papel doblado, Helena abrió y sus ojos volvieron a empañarse al ver la caligrafía de su angelito. El dolor volvió a tomar fuerza al leerla para sí misma, acompañada en la hoja hay dibujos de árboles y flores, las letras son de colores, pero se visualizan con claridad:"Guardé dolor. No quería verlos sufrir más por mí, la señorita bonita me dijo que cuando me vaya podré cuidarlos para que nada les pase. Mamá es la que mas llora y a ella la abrazaré mucho para que no me extrañe tanto. Algún día podré verlos otra vez para jugar a que seamos cantantes entre todos. Cuando vaya todo bien entre ustedes, recuerden que los cuida su héroe.
Con amor, Roy".Ya está corregido, me gustaría saber sus impresiones sobre este trabajo que es muy importante para mí. Los adoro🩷
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Crónicas de un manicomio
Short StoryPresente - Pasado - Futuro Crónicas de un manicomio son 5 ventanas abiertas que dejó su antecesor "Manicomio". Vivirán, sentirán e identificarán cada historia cómo: Propia, conocida o por conocer. Relatos que merecían ser contados, pero, que no nece...