Cambios

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I: Tiempos mejores

Giffard despertó con Ronet gruñéndole a la puerta, se incorporó todo lo rápido que pudo y se puso alerta, miro por la rendija a ver si notaba algo extraño a lo que Ronet pudiera estarle gruñendo, un fuerte olor a mariscos impregno el olfato de Giffard en un pequeño soplo de viento que entro por aquella pequeña apertura y escucho. -¿Planeas hacer que me vuelva un vejestorio?, abre la maldita puerta.- Giffard abrió y Ronet salto sobre una cubeta que tenia pescados aun moviéndose un poco. -Están frescos- Dijo Aaron. -Y mas que eso, pasa- le invito a pasar Giffard.

-¿Que tal tu primer día de vuelta en la capital?

-No hay mucho que contar, acabas de despertarme.

-La juventud de hoy en día, no saben lo que es el trabajo duro... aunque seguramente los hijos de tus hijos les dirán lo mismo a sus hijos- se río Aaron

-Me estas mareando.

-Con mayor razón deberíamos empezar a cocinar.

Mientras preparaban el pescado que Aaron había traído oyeron algo acercarse a casa y seguidamente golpes fuertes a la puerta. Giffard y Aaron se acercaron, de repente Giffard reconoció la voz de Aldemar. -Tengo noticas- Dijo Aldemar pasando a la casa con el mapa de su casa que Giffard le regalo antes de irse. -¿Qué sucede?, ¿tanto me extrañabas?- Dijo Giffard burlesco pero nervioso. -Es Odelina... ayer por la tarde la encontramos muerta en su casa.- Dijo Aldemar aun algo agitado. -No es posible, le dije que la volvería a ver... ella estaba...- Giffard fue interrumpido -Embarazada, lo sé, ella me lo contó- Aldemar se acercó a su amigo sollozante y sobó su espalda.

-Lamento decir que las malas noticias no acaban ahí, cuando te fuiste del pueblo, uno de los lobos hermano de Ronet olfateo un olor extraño y distinguimos el rastro de al menos otras dos personas además di ti. Si hay algo que aún no me has dicho deberías hacerlo, mi padre y el líder Baret están preocupados por ti. Te daré un rato a solas.

Giffard quiso estar solo en su habitación un rato, mientras tanto Aldemar y Aaron tuvieron una conversación y acabaron de preparar la comida. Cuando Giffard salió de su habitación los tres estaban en silencio, Giffard se sentó a comer y entonces rompió el silencio.

-Hay algo que no le he contado a ninguno de los dos y deberían saberlo. Cuando aún trabajaba en el castillo, nos comenzamos a dar cuenta de las cosas extrañas que sucedían con el rey, ambos saben esto y no hay nada que explicar al respecto, sin embargo la cosa cambia cuando algunos sirvientes que me hablaron de aquellos comportamientos extraños comenzaron a desaparecer, querían investigar y se acercaban al rey más de lo que debían sin su consentimiento o en horarios en los que él se designaba para estar a solas, cualquier persona razonable habría salido de ahí y eso fue justo lo que hice, además de cualquier otro motivo posible que me haya hecho salir de ahí, ese fue el principal, desde ese entonces tengo la sensación de que se cosas que no debería saber y que sin duda hay intereses que alguien quiere proteger y lo que sé puede significar un peligro para ello.

-Sin duda es algo bastante importante, ¿Por qué no lo mencionaste antes?- Dijo Aldemar.

-Para no poner en peligro a nadie más.- Replico Giffard.

-Eres necio, no siempre puedes defenderte solo y cargar con todo muchacho.- Dijo Aaron en un tono parental.

-No tenia opción y ahora, nada nos asegura que no nos estén escuchando ahora mismo.

-Tienes razón muchacho, pero no hay nada que hacer, mientras no obtengamos más información no tiene sentido preocuparnos por ello, si realmente estamos en peligro tenemos que defendernos y descubrir como detenerlo, si en todo este tiempo no te ha pasado nada es porque no es tan sencillo como simplemente asesinarte, debe haber algo más. Por lo pronto come tu comida, hay algo que quiero enseñarte y tú también puedes venir, Aldemar.-

Cuando acabaron la comida descansaron un rato, Giffard se puso cerca de la chimenea con un libro y Aldemar y Aaron se durmieron en sus asientos con una jarra de ron en la mano, cuando despertaron se alistaron y partieron rumbo al muelle, fueron en busca de "El recio" elevaron anclas y partieron mar adentro. Giffard y Aldemar conversaban sobre lo que había sucedido mientras intentaban no marearse en la cubierta y Aaron estaba al timón, manejaba con experticia demostrando todos los años que había pasado navegando incluso con los climas más hostiles. Después de alrededor de 3 horas de viaje en barco, Aaron indico que ya estaban cerca pero solo se veía una montaña en forma de pico saliendo en el medio del mar rodeado por otro par de montañas, no había nada más, el terreno de las montañas era demasiado alto y empinado como para pretender anclar ahí el barco o solo pensar en escalarlo, pero entonces los dos jóvenes notaron como se aproximaban a toda velocidad a la montaña más grande, miraron a Aaron y notaron que sonreía sin intenciones de parar, se sujetaron a la los pilares de las velas y de la nada atravesaron un montón de ramas y lianas que cubrían algo que parecía una especie de pasadizo secreto, este daba al centro de todas las demás montañas, un terreno amplio, verde y hermoso, totalmente cubierto por lo empinado de las montañas, se vía una construcción, era un terreno que parecía habitarse o cuanto menos visitarse frecuentemente.

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⏰ Última actualización: Feb 11, 2022 ⏰

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El heredero del fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora