O O 1

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gingka hagane, el chico mas alegre y prodigioso de la villa koma, solía usar el bey de su padre cuando combatía contra su gran amigo hyoma

la sonrisa que portaba no era comparada con ninguna, era capaz de deslumbrar a cualquiera, pero, eso fue cuando tenía 5 años

5 años donde aun era inexperto y dependía de su padre para todo, 5 años con los cuales perdió todo, al menos eso sentía, una noche un estruendo fue escuchado desde la montaña donde el bey legendario era resguardado, el pequeño gingka asustado se aferro a su padre quien debía ir a ver, no quería arriesgar a su hijo por lo que prácticamente le ordeno quedarse en casa

pero tenía 5 años, no hacia caso a las ordenes y se fue siguiéndolo, no quería separarse de el

pero era tarde, llego tan tarde como a tiempo para ver como era tirado a uno de esos lagos de lava mientras la cueva se desmoronaba, frente a sus ojos presenció el como dio algún esfuerzo en vano por salir, y sus oidos tapo ante los gritos de dolor

estaba aturdido, era demasiado para alguien tan pequeño, ver morir a su padre, tal vez y solo tal vez de haber ido con el ese destino hubiera sido distinto, o igual pero el yéndose con el, sabía lo que era la muerte y lo que implicaba, por lo que al comprender la situación las lágrimas no tardaron en salir

no se molesto en reprimir esos llantos por si alguien seguía ahí, no le importo, lloro desconsolado sintiendo un gran dolor en su pequeño pechito, quería a su padre pero este ya no estaba, quería a su amigo para que lo consolara pero estaba demasiado lejos y el estaba paralizado en el suelo agarrándose contra una roca, quería que alguien lo consolara quería alguien contra quien llorar mas de lo que ya hacía

un helicóptero se escucho claramente desde un principio, había una o varias personas ahí, los llantos casi gritos del niño los alertaron de cierta manera y uno se acerco, uno de cabello negro

al ver al niño roto lo tomo entre sus brazos, era uno de los culpables de lo sucedido pero sin vergüenza alguna de haberle arrebatado su padre al pequeño y de ser el culpable de su llanto lo estaba estaba cargando ahora mismo, dando palmaditas en la espalda a modo de consuelo y con una cínica sonrisa en el rostro

- oh pobre.. -

se escucharon esas palabras salir de su boca, gingka no pensaba en esos momentos, no le importaba quien fuera, se aferro a el sin resistir el dolor que sentía por la muerte de su único familiar

- sin tu padre.. ¿quien te cuidara ahora? no creo que alguno de los que vivan aqui quieran encargarse de un pobre niño huérfano... -

con que seguridad lo decía, el pequeño podría bien tener una madre, pero no era el caso, era verdad, doji decía la verdad el niño ahora era huérfano, pero ¿de que nadie querría encargarse de el? eso no podía ser verdad, al menos habría uno que lo cuidara, pero los pensamientos sordos del pequeño no pensaron en eso, esas palabras del pelinegro se clavaron directo a su corazon ¿de verdad no le importaba a nadie ahí como para que eso pasara?

mas lagrimas salieron, pero doji seguía sonriendo victorioso, había encontrado un nuevo miembro para su maldita organización

el tiempo paso, y ese niño ya había crecido, ahora era un adolescente, un adolescente vacío, sin sueños, ni metas, tampoco aspiraciones o alguna gana de vivir, la sonrisa que antes poseía se había esfumado

cansado estaba siempre, sin ganas de hacer nada mas que recostarse a ver el techo

tenía un bey propio ahora, pegasus, se le fue dado como si de un chiste malo se tratara, no odiaba a bey, pero no podía evitar recordar la muerte de su padre cada que lo miraba, ese dolor volvía siempre, nunca se iría

➣ 𝑃𝑒𝑔𝑎𝑠𝑜 𝑠𝑖𝑛 𝑎𝑙𝑎𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora