My Maid

De presidente a Maid

-¡Maldita sea con todos ustedes ineptos alfas!- el grito tenía atemorizados a los alfas que estaban alrededor. Meterse con Styles no era una buena idea. ¿Raro no? Que un grupo de alfas esté temblando por un lindo omega. Un lindo y malditamente fuerte omega que había roto la nariz a un estudiante alfa, pateó a una alfa de tercer grado y no se dejó intimidar por la voz de alfa. Muchos pensarían que es un beta, incluso un alfa pero su olor y delicadeza de un lo contrario, al igual que sus horribles celos.

Harry Styles era él omega más temido de la preparatoria, era una pesadilla para alfas y una salvación para los omegas que eran escasos en la escuela. Bryton College era en un inicio una escuela exclusiva de alfas, y aunque desde hace un tiempo se volvió mixta, la cantidad de alfas seguía siendo mayor a la de omegas.

Harry era el primer presidente estudiantil omega y uno de los mejores estudiantes. No era alguien con quien los alfas quisieran meterse.

-¡Y te he dicho que debes traer el uniforme como lo indican las reglas!- señalaba a uno por uno de los tres alfas idiotas que estaban ahí queriendo hacer que una omega un año menor hiciera sus tareas por ellos. Styles no lo permitiría.

-Y una mierda con tus estupidas reglas solo eres un omega jugando a ser alfa.- Esas palabras fueron más que suficientes para que Harry tomara los piercings de las orejas del alfa y los arrancara. Un sonido de dolor y maldiciones por los otros dos chicos que acompañaban al desdichado fue lo que se escuchó por el pasillo.

-Estos aretes quedan confiscados- dictó Styles viendo cómo los tres alfas se alejaban de ahí entre maldiciones y lamentos dejando sus tareas de lado. Harry resopló y tiró los aretes, estaba por irse cuando escuchó un llanto. Llegó hasta la última aula cuando encontró a la dueña de esos lamentos... y a un alfa. Se puso alerta y hubiera gritado a ese chico de no ser por su omega interno que comenzó a removerse feliz por alguna razón. Ya se daba una idea de quién se podría tratar.

-¿Todo está bien por aquí?- preguntó viendo la escena con el ceño fruncido. La omega lo miró y se cubrió el rostro lleno de lágrimas para después salir corriendo. -¿Qué le hiciste?- preguntó demandante.

-Rechacé su invitación a un cita.- contestó el alfa con su tono frío y serio sin despegar la mirada de Harry.

-¡Por Dios Tomlinson cuantas veces te he dicho que no hagas llorar a los demás!- reprendió el rizado tratando de sonar rudo. Y de hecho si sonaba rudo, tal vez para los demás pero para Tomlinson no tanto.
Harry se dio vuelta y caminó lejos del alfa tratando de controlar sus latidos lo cuales comenzaron a volverse fuertes y no se había dado cuenta.

Louis Tomlinson posiblemente sea el alfa más adorado en todo Bryton College. Una leyenda para los alfas y un amor imposible para los omegas. Era inteligente y súper guapo y seguramente no había nadie más fuerte que el. Era el paquete completo. Solo que su frialdad y gusto por la soledad lo alejaban la mayoría del tiempo. No era grosero solo de pocas palabras y ya le era costumbre recibir confesiones de amor, todas rechazadas. A pesar de todo siempre había sentido una leve curiosidad por el presidente estudiantil. Recuerda cuando se anunció que los omegas ahora eran bienvenidos en la escuela y ver al omega con los brazos cruzados y ceño fruncido todo el rato, su olor fue cautivante y por primera vez en mucho tiempo su alfa interior se removía cuando estaba cerca de aquel omega. Durante dos años se había permitido mirarlo de lejos y aunque quisiera hacer algo ante los pedidos de su alfa de acercarse,no podía, simplemente no sabía cómo. Así que optó por hacer lo de siempre, mostrarse indiferente y alejado. Siempre servía.

*****

-Presidente ¿no cree que se está excediendo un poco? Creo que debería descansar- dijo Leo, uno de los pocos betas que si no fuera por su inexistente aroma pasaría desapercibido por un omega. Era muy lindo, literalmente muy tierno y lindo.