El silencio invadía la sala en donde nos encontrábamos mis padres y yo, por fin, después de tanto tiempo me quitó los audífonos, solo se escuchaba el sonido de los cubiertos cada vez que agarrabamos la comida de aquel plato, que por cierto el mío estaba casi limpio, no estoy acostumbrado a comer demasiado y más si es enfrente de mis papás. Siento la mirada de mi padre sobre mí y mi madre mirándolo como si quisiera sacar algo pero simplemente no puede por temor a lo que le podría decir mi papá, y no la culpo, es decir... ¿Quién quisiera un padre como el mío? Llegaba borracho de madrugada, escuchaba gemidos aún cuando yo tenía unos cinco años, en ese momento no sabía ni pronunciar bien la R. Era una total pesadilla vivir con él y si no hacías las cosas como el las quería, realmente se enojaba y no quisieran conocerlo enojado.
—Cariño, se te va enfriar —habló mi madre dulcemente, realmente amaba a mi madre y más cuando me decía apodos como: y Cariño o aún eres mi bebé. No se que hice para merecer una madre así pero un padre tan mierda y los momentos malos pasaron por mi mente en menos de un segundo como si fuera algo del colegio que tenía que aprender.
—Lo siento mamá, no tengo hambre.
Dije con un poco de normalidad, levantándome de la mesa con elegancia, como si fuera de la primera clase y cuando estoy apunto de dar un paso la voz de mi padre me interrumpe, yo volteo a verlo y tenía esa típica mirada de seguro de si mismo, de sus palabras.
—Ya no te ha entregado pastelillos tu vecina —dijo pasando un bocado de su comida y yo negué poniendo mis manos sobre aquel suéter azúl.
—Nos ha invitado a cenar esta noche ya que es viernes —dijo mi madre mirando directamente a mi padre esperando a que dijera algo, y más que una afirmación suena más una pregunta.
Deje soltar un fuerte suspiro y en ese momento me acuerdo de aquel flashback donde me saludo pero no le hice caso, aunque a lo mejor sabía que no era egocéntrico. No dije nada, ni escuché a mis padres ya que no quería escucharlos más y no lo digo porque cada que terminó de comer, siempre me voy a escuchar mis audífonos, sino que sus pláticas me hacen sentir un poco incómodo en aspecto por así decirlo, siempre es la misma plática de siempre; así es... Es sobre mí. No entiendo cómo es que en menos de un segundo nos mudamos a esta ciudad si yo recuerdo que mi padre siempre le gustaba estar aislado, las vecinas no es que les caían del todo bien, más bien no les habla ni siquiera por un buenas tardes o esas cosas.
Agarre mi móvil y cambie a una canción, era una canción romántica y la podía sentir hasta lo más profundo de mi ser, tal vez algún día llegue la chica indicada y no solo por pasatiempo. Si, y es que nunca me ha interesado alguna chica, solo me atraen físicamente, y hacíamos cosas más allá de besarnos como: tocarnos y esas mierdas. Aunque al día siguiente no les dirige la mirada ni siquiera porque se les paro una mosca.
Siempre me han dicho que soy un poco introvertido, y es que si, no me gusta socializar o al menos socializo con un tipo de personas, ahí den una idea del porque me he besado con chicas.
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¿Lo prometes? ©
Teen Fiction¿Chicos guapos? ¿Enamoramiento?, no gracias... Eso no estaba en los planes de Julia. Sus planes iban más allá del amor, y es que, ella siempre ha estado enamorada de su vecino, era un chico introvertido, siempre escuchando música en aquellos audífo...