¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
My melody observo divertida las expresiones de disgusto o que emitía Kuromi mientras caminaban juntas . Eran amigas cercanas, aunque Kuromi no lo admitiera y solían tener un contacto físico amistoso recurrente que a menudo podía ser confundido con romántico. Cada vez que intentaban conectar su relación de amigas con algo relacionado con salir, Kuromi se volvía loca y solo My melo podía controlarla. A pesar de esto, la pelinegra nunca rechazaba los abrazos de la contraria, ni la desprestigiaba cuando ocasionalmente peinaba su cabello con las manos.
Y pensar que hace unos minutos se encontraban en la escuela. Bajo un enorme torrencial. El despiste de Kuromi obligó a My Melody a prestarle su paraguas, en el que ahora se encontraban ambas. La misma acarició con delicadeza el dorso de la mano de su acompañante, casi como si estuviera tomando una flor que estaba a punto de morir. Con sosiego sonrió. Se sintió en un sueño, uno bastante húmedo de hecho, gracias a que las gotas de agua lentamente se resbalaban por el nylon y mojaban su uniforme. Se pegó aún más a Kuromi, si es que se podía.
Esta misma se rehusaba a mostrar su rostro, ocultándolo bajo sus hebras negras. Estaban a punto de llegar a su hogar. Unos pasos mas y podría sentir el pomo de la puerta. Pero My melody se lo estaba haciendo imposible. Había estado más melosa de lo normal hoy e intentaba de todas las maneras posibles alargar su camino a casa. Lo peor es que le estaba gustando. Esos pequeños acercamientos que poco a poco estaban cruzando la línea de la amistad. Que le estaban haciendo perder la cordura.
Sus cuerpos húmedos a milímetros de estar juntos.
Osiosos y pecaminosos pensamientos.
Kuromi no quería ceder al juego en el que le estaba haciendo participar My Melody. Cabizbaja, olvido como respirar. Y por un momento pensó, que el esmalte rosado en sus uñas se vería bien con el suyo negro. Su cuerpo no tomaba conciencia, se acercó tanto que pudo sentir como sus manos chocaron.
—Recuerda el paraguas...—Melodiosa voz, veneno en sus labios.
Su lápiz labial de cereza nunca se le había hecho tan llamativo.
Acércate un poco más..
Ansiosos ojos, porque la distancia era tan poca, tan ínfima, que expectaron su remate.
Sus consecuencias
Prescindentes actos de violencia premeditada
Sus dedos acariciaron con pavor la expuesta carnosidad. Con miedo de lo que estaban haciendo. Titubeando, divisó una última vez la suela de sus zapatos. Finalmente los labios se encuentran, en un torpe choque que apenas duró segundos, pero para ellas, se sintió un eternidad.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
_______________________________
POR FIN TERMINÉ ESTE CAPÍTULO, TENIA UN BLOQUEO MENTAL TAN GRANDE.
Espero les haya gustado, porque estuve casi una semana viendo como terminar esto.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
