𓏲 Capítulo 8

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— Sana unnie, no sigas enojada con Mina — Dahyun seguía insistiendo con lo mismo desde hace unos días atrás, pero la otra simplemente se mantenía cruzada de brazos, ignorando las palabras de su amiga — Somos amigas, no debemos discutir así — hizo un puchero.

— Es que ella sigue con eso de seguir siendo amiga de la tal Chaeyoung.

— ¿Cuál es el problema? — frunció el ceño, confundida ante la respuesta.

— Esa chica está perturbando el alma de Mina, ¿qué son esas cosas de teñirse el cabello y ser amiga de homosexuales?

— Lo estuve pensando... — mordió su labio inferior con duda, temiendo a la reacción de la mayor, tampoco quería que dejara de hablarle— ¿Qué tal si conocemos primero a Chaeyoung? — Sana enarcó una ceja y la miró — La estamos juzgando sin conocerla... Y eso también está mal, ¿no lo crees? Debemos conocerla, por algo es la mejor amiga de Mina.

Sana no apartó la mirada, sintiéndose un poco molesta porque su castaña amiga tenía razón, había estado juzgando a Chaeyoung sin siquiera conocerla, y eso la hizo sentir un poco de culpa. Pero pensar en que debía juntarse con alguien así tampoco le agradaba, iba en contra de lo que ella creía.

— Además, Mina ha estado muy desanimada, tiene un golpe muy feo en la mejilla desde hace unos días, ella dice que se cayó, pero no le creo — siguió hablando la menor, captando la atención de la otra.

— No sabía, no la había visto bien — se sintió mal, a lo mejor, su amiga las estaba necesitando y ella seguía con su postura de no hablarle. Exhaló y dejó caer sus brazos, tenía que arreglar las cosas con la nipona.

— Vamos, debemos disculparnos con ella — tomó su muñeca y la jaló por todo el patio en busca de Mina.

Myoui miraba sus dedos sin prestarle mucha atención a sus compañeros alrededor, escuchando sus voces demasiado lejanas, como un susurro para nada importante, estaba tan sumergida en su propio mundo de pensamientos, sola, sintiéndose triste porque había dejado de comunicarse con Chaeyoung y era demasiado cobarde para aparecer en su habitación con ese horrible golpe en su mejilla, habían pasado unos días y aún no se le quitaba, aún se le notaba mucho.

Quería llorar, sus padres le confiscaron el celular y la tenían más vigilada, atentos a que leyera la biblia y reflexionara sobre sus acciones, porque según ellos, ella volvería a ser como antes, y estaba harta de fingir que lo hacía.

— Mina — llamó Dahyun, sonriéndole con dulzura — ¿Ya comiste?

La mayor negó lentamente, prestando atención al par de chicas que se movían nerviosas frente a ella.

Dahyun le dio un codazo disimulado, animándola a hablar.

— Hola, Mina — Sana habló en voz baja, deteniéndose a ver el golpe en su mejilla — ¿Estás bien?

— Estoy bien — respondió, notándose el vacío en esas palabras — ¿Ocurrió algo?

Sana se sentó en la silla de enfrente y se giró para mirar a Mina; era obvio que no estaba bien, pero también sabía que no les iba a contar qué había pasado.

— Yo, eh, lo siento — soltó de repente, logrando que Mina por fin la viera — Sé que actué mal ese día en tu casa, no debí decir eso de tu amiga sin haberla conocido antes, es que es un poco extraño, ¿sabes? Pero trataré de que no pase de nuevo... Lo siento.

— Si, Mina, seamos amigas de nuevo y salgamos por un helado — propuso emocionada la menor, pero Mina sabía que no la iban a dejar ni siquiera sentarse en el jardín delantero de la casa, estaba casi prisionera.

❝ Forbidden ❞ || MichaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora