Buenas me llamo Derek y os voy a contar la gran historia que marcó mi vida para siempre.
Corría el año 1985 en la provincia de Sevilla.
Yo tenía por aquel momento unos 7 años, me acababa de mudar con mi abuela a una casita en las afueras de Sevilla. La casa era muy bonita y acogedora. Con colores muy alegres.
Desde el primer día sentimos paz y tranquilidad ya que era un sitio donde daba muchas horas de sol y era un lugar muy tranquilo.
Me acuerdo de que en las épocas de mas frío había momentos en los que teníamos que encender la chimenea y me sentaba con mi abuela frente a ella y me contaba sus historias.
Una mañana escuchamos el llanto de un animal en la puerta.
Al acercarnos a ella pudimos ver que era un perrito que estaba abandonado.
Mi abuela impaciente, invitó al perro a que pasara a nuestra casa y le ofreció agua y comida.
Nos pareció precioso, daba mucha pena ver a ese animal en esas condiciones.
Decidimos quedarnos al perrito y le llamamos Tachi. Era de color marrón con muchísimos pelos largos por la cabeza, le hacía parecer un león. La abuela le preparo un baño calentito para limpiarlo y peinarlo, quedó precioso.
Me lleve jugando con él toda la tarde.
Ya llegó el lunes y comenzaba a estudiar en la nueva escuela, la abuela me dijo que se situaba en el centro de la ciudad. Yo estaba nervioso ya que no iba a conocer a nadie.
Mientras nos acercábamos a la puerta, me di cuenta que me estaba llevando a un colegio cristiano que era una especie de monasterio con un patio que rodeaba toda la escuela.
En la entrada conocí a una niña que se llamaba Anabela, estaba sentada en un poyete que se encontraba junto a la puerta, me miró y al ver que era nuevo se ofreció a acompañarme hasta mi clase para que no me perdiera.
Al tocar la hora del descanso, vino a buscarme de nuevo y salimos a pasear por el jardín de la escuela.
Anabela me enseñó toda la escuela, primero me enseño una zona donde había un campo de fútbol y al lado uno de baloncesto, me fijé que en aquella zona era donde mayormente se reunían todo el mundo.
Luego fuimos a una especie de jardín donde en el centro se encontraba una fuente de una estatua en la que el agua caía haciendo una curva por encima de ella formando un arco, era precioso.
Por ultimo me llevó a una parte de la escuela donde hacía pocos años, se había quemado entera y habían fallecido cientos de personas entre ellos niños y profesores. Se trataba del ala oeste.
Al cabo de unos minutos sonó la sirena para volver a las clases.
Ya cansado de toda la mañana en la escuela, llegó la hora de la salida y vino a recogerme mi abuela para llevarme a casa donde me estaba esperando mi perrito Tachi.
Se convirtió en uno más de la familia, con el que compartía muchísimos momentos ya que al vivir a las afueras de Sevilla era mi único amigo para jugar.
Llegaba la hora de la merienda y la abuela nos mandó a la patio a jugar mientras ella la preparaba.
La abuela había cocinado natilla con galleta para mi. Que de verdad, no es porque sea mi abuela. Pero le salían buenísimas y para Tachi le preparó pollito troceado con verduras.
Al terminar de merendar, la abuela dijo de ir a la ciudad para hacer algunos recados y de paso llevábamos a Tachi a algún parque, para que se relacionara con otros animales.
Cuando la abuela terminó de hacer los recados fuimos a un bazar chino y la abuela le compró a Tachi una correa para poderlo pasear por el parque.
Al llegar nos pusimos en una zona donde se veía el recinto entero, mi abuela se acercó s un banco y se sentó.
Y fui a pasear al perro por la zona y cuando crucé un puente de madera que atravesaba un riachuelo, me encontré de frente a Anabela con sus padres, y llevaban una perrita de la misma raza que el mío, me digentron que la raza era Chow Chow. La perrita se llamaba Kira, tenía el pelo muy negro y llevaba un lazo rosa en el pelo.
Anabela al verme les preguntó a sus padres que si podía venir a jugar conmigo. solté a Tachi con la abuela y estuvimos jugando toda la tarde.
Al llegar media noche mi abuela ya se levantó del banco, y me dijo que cogiéramos a Tachi que había que volver a casa.
La mañana siguiente en la escuela volvimos a quedar en la hora del descanso y volvimos a ir al ala oeste. Anabela nos dijo que fuéramos al ala oeste ahora que la maestra de miraba para otro lado. Dimos una carrera hasta llegar a aquel sitio tan escalofriante, vicheamos todo el lugar, pero vimos algo extraño, una especie de sombra de vio girar la esquina.
Al verlo fuimos corriendo hasta aquel lugar y buscando vimos una especie de matorral muy frondoso, pero entre sus ramas se podía ver qué detrás de ella se encontraba una puerta. Al intentar inspeccionarla tocó la sirena para volver a las clases.
Cuando salimos de la escuela me volví a reunir con Anabela para esperar a que nos recogieran, mientras tanto estuvimos hablando de esa puerta que habíamos encontrado.
Pasaron 15 minutos aproximadamente y llegaron ya sus padres, justamente detrás venía mi abuela.
Cuando me monté en el coche, mi abuela me preguntó que es lo que había echo hoy en la escuela.
Le dije que había aprendido mucho en clase. La abuela al escuchar solo esa contestación de mi, con lo pesado que yo era que no me callaba ni bajo agua, me preguntó si había pasado algo más.
La miré y le contesté.
“He conocido a una chica que se llama Anabela, a la hora del descanso, quedé con ella para dar una paseo, me llevó a una parte de la escuela que es muy misteriosa, hemos visto algo extraño por la parte de atrás del edificio”.
La abuela, se quedó muy seria y me dijo que no se me ocurriera volver a aquel lugar. Que podría ser peligroso.
Llegamos a casa, comí y hice los deberes. Nada más comer salí con Tachi a dar un paseo por la zona.
Al girar la esquina se me escapó la correa, Tachi salió corriendo y tuve que ir tras él hasta que quedó parado en un descampado. Cuando llegue hasta él, tenía frente a mi una casa en ruinas que no mantenía su estructura pero aún se sostenía un muro con la forma de un arco.
Me acerqué a aquella ruina y había una simbología por el muro muy extraña, comencé a mirar detenidamente cada símbolo hasta que Tachi se acercó a la parte trasera del muro, había encontró una mochila negra.
La recogí del suelo y salí corriendo hasta casa con aquella maleta colocada a mi espalda.
Al llegar a casa intenté hacer el ruido mas mínimo para llegar hasta mi cuarto sin que la abuela se diera cuenta y me preguntará de donde la había sacado
Impaciente abrí la maleta y me encontré una nota con la misma simbología que se encontraban en los muros de aquel arco en ruinas.
También había dos colgantes con unas piedras de color violeta que en la luz era como si desaparecieran y en la oscuridad brillaban.
Se hizo tarde y comencé a escuchar a la abuela que se acercaba a mi cuarto para decirme que me acostara para ir mañana a clase.
Al día siguiente, al llegar a la escuela fui a buscar a Anabela, pero ese día había faltado, entonces decidí volver al aula para repasar unas tareas de inglés, ya que teníamos un examen después del descanso.
A la salida me dijo una compañera de su clase que Anabela se iba a ausentar unos días porque estaba enferma.
Llegué a casa cansado, la abuela había preparado puchero para comer, que bueno estaba.
luego de comer me eche en el sofá a ver los dibujos animados hasta que me quedé dormido.
Al rato desperté de un sobresalto, había soñado con aquel arco y los símbolos que contenían, desprendía fuego hasta que me quemaba.
Di un salto hacia la maleta situada en el escritorio que se encontraba en el frente de la cama y la cogí. Puse rumbo hasta aquel arco ya que mi intención era dejarla donde la había encontrado.
Salí corriendo hacia el muro.
Pero cuando llegue al lugar, me encontré a mi abuela en aquel arco con Tachi, estaba dejando un cuenco con una especie de jugo violeta en el medio del arco.
Me escondí detrás de un árbol para que no me viera, y volví de nuevo a la casa.
Se estaba haciendo de noche y tenía que guardar la maleta de nuevo antes de que llegara la abuela.
Al cabo de unos minutos de yo llegar, se escuchó a la abuela entrar y dirigirse a la cocina.
Al dia siguiente cuando volví a la escuela, me encontré en la puerta a un chaval desorientado llamado Ezequiel, por lo visto se había acabado de mudar a la ciudad y sus padres lo alistaron a esta escuela.
Lo acompañé hasta su clase que resultó ser de mi misma aula, la profesora lo sentó al lado de mi pupitre.
Cuando Ezequiel se sentó, se quitó su abrigo y lo colocó en el perchero, se dio la vuelta y volvió a dirigirse al pupitre, se remangó el chaleco y me di cuenta de una marca que tenía en el brazo muy parecida a los símbolos de aquel muro y la nota que me encontré en la maleta.
Al fijarme en su marca del brazo, Ezequiel se dio cuenta y se lo tapó con la mano. Me dijo que es una marca de nacimiento y que no ha entendido nunca el porque tiene esa marca en su antebrazo ya que no era una marca muy común.
Al tocar la hora del descanso salimos a dar una vuelta y nos encontramos a Anabela en una esquina de la escuela sentada sola en un banco llorando.
Cuando yo y Ezequiel nos acercamos a preguntarle que es lo que le ocurría ella se levantó y se marchó.
Yo preocupado, fui corriendo detrás de ella para saber que le pasaba, pero no quiso decirme nada.
Cuando tocó la sirena de salida, me recogió la abuela para ir a casa, aunque yo preocupado y descontento por el día de hoy, le dije a la abuela que esa tarde quería volver a ir al parque donde me encontré con Anabela, porque necesitaba saber que es lo que pasaba.
Mi abuela me preguntó el por qué, esas ganas de quedar con Anabela. Cuando el día anterior habíamos decidido de ir al cine a ver el estreno de la película que tanto esperábamos.
Me quedé pensando en que hacer pero terminé diciéndole a la abuela que prefería ir a ver a Anabela.
Al llegar al parque me acerqué al mismo lugar donde me encontré con Anabela el primer día que visité ese parque y por suerte estaba allí con su perrita Kira, jugando a tirar piedras al riachuelo.
Me acerqué a ella y le pregunté porque lloraba esta mañana en la escuela ya que me había dejado preocupado. Me miró y con las lágrimas saltadas me dio un abrazo y rompió a llorar.
Cuando se calmó me contó que sus padres realmente no eran sus padres biológicos, que ella no los llegó a conocer porque estaban trabajando de profesores en el ala oeste de la escuela cuando se produjo el incendio y no les dio tiempo a escapar.
Yo, sin saber que contestarle ante aquella situación, procedí a contarle también la historia de mis padres.
Al año de yo nacer también fallecieron los dos en un accidente de coche. Según me contó mi abuela.
Anabela me miró con compasión al ver que estábamos en situaciones parecidas, aunque veía que yo no me entristecía por ello.
Me preguntó que como lo hacía para no pensar en ello, directamente le contesté que no me entristecía porque cada día que pasaba me daba mas cuenta de que siguen conmigo.
Anabela levantó la mirada y me abrazó dándome las gracias.
Se hizo tarde, agarramos a Kira y nos marchamos ya que Anabela tenia que volver a casa porque sus padres la estaban esperando.
Al llegar a casa de Anabela, me fijé que vivía en unos bloques de pisos muy altos con un parque enorme que quedaba en el centro.
Me invitó a subir a su casa para jugar y que quería enseñarme algo que había encontrado.
Anabela cogió un libro de debajo de su cama y decía que era un libro que pertenecía a su madre.
El cual lo tenían escondido sus padres ya que no podía leerlo hasta que estuviera preparada para ello.
Pero la impaciencia y la incertidumbre de saber que es lo que decía ese libro, un día cuando sus padres de estaban trabajando, se puso a rebuscar en el trastero hasta que consiguió dar con el.
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liberación almica.
RandomDerek y sus amigos, se conocieron en una escuela. Ezequiel, uno de ellos contenía una marca de nacimiento en el antebrazo, la cual les conllevará a vivir una aventura de lo más espiritual y paranormal.