Despertó en su propio apartamento, en su habitación en la misma cama donde estuvo tumbado unas horas antes. Giró la cabeza y a su lado seguía la camiseta que Julián utilizaba para domir estirada a su lado, como si él siguiese a su lado. Marcos de alguna manera lo seguía sintiendo a su lado. Hizo el amago de levantarse y fue entonces cuando se dio cuenta de que tenía las manos y los pies atados a las patas de la cama impidiéndole cualquier movimiento o posibilidad de escapar.
Su primer impulso fue el de gritar pidiendo ayuda pero al instante se dio cuenta de que aquello iba a ser inútil y que no iba a surgir ningun resultado. Giró la cabeza y se dio cuenta de que eran cerca de las seis de la mañana. Vio por la ventana que la lluvia había cesado finalmente, como si el tiempo comprendiera que ya bastantes tormentos estaba teniendo en ese momento, para que este fuese uno más. Las primeras luces del amanecer empezaban a filtrarse por la ventana.
Aunque su situación no era muy agradable esa luz hizo que le viniera al recuerdo la primera noche que durmió con Julián en su apartamento como pareja. Vinieron de una fiesta en casa de unos amigos de Juliánl, precisamente para celebrar el traslado definitivo de Julián a casa de Marcos y empezar su vida conjunta bajo el mismo techo. Julián decidió que hasta que no estuviera completamente instalado no dormiría en su casa. No es que nunca hubiese ido a su casa, por supuesto que estuvo otras veces, pero siempre había ido, estado un tiempo con él compartiendo momentos y se había regresado a su apartamento. Pero aquella noche era diferente. De los dos Marcos era quien lo vivía con más intensidad sintiéndose como un niño pequeño con zapatos nuevos. Al llegar después de la cena, Julián se metió en la ducha para relajarse mientras Marcos acomodaba la habitación con velas, sabánas nuevas y poniéndo una iluminación la mar de tenue y acogedora.
- Mira que llegas a ser exagerado - rió Julián al salir del cuarto de baño - ya había estado otras veces en este cuarto.
- Lo sé, pero ahora es diferente. No eres un invitado, eres mi compañero - se sonrojó al decir esa palabra en voz alta.
- Está bien, como quieras.
Tenía el muchacho ese talante conciliador y de los dos siempre era el que terminaba cediendo a los deseos de Marcos quedando él relegado a un segundo plano sus deseos y necesidades.
A la mañana siguiente, cuando se despertaron Marcos madrugó más que Julián y se quedó contemplándole a contraluz con una sonrisa bobalicona dibujada en los labios. Al despertarse éste le besó tiernamente en los labios, desayunaron juntos y cada uno de ellos se dispuso a llevar a cabo su día con normalidad. Marcos le hizo, y después de mucho tiempo consideró que fue uno de los mejores días de su vida pues se sintió constantemente envuelto por una sensación de felicidad constante que no conseguía deshacerse de ella, ni mucho menos quería.
Atado a la cama Marcos intentaba buscar una alternativa, si no más bien comprender que es lo que había pasado, cómo había llegado a esa situación. Mentalmente hizo un esquema de todo lo que había pasado y lo único que recordó fue a Iván arodillado frente a él, hablándole. Entonces cayó en la cuenta de que no estaba solo en el apartamento y que el hermano de Julián podía haber corrido la misma suerte que él o incluso peor.
- ¡Iván! - empezó a gritar repetidas veces hasta casi desgañitarse sin obtener respuesta por su parte. Empezó a imaginarse los peores escenarios posible o lo que a Iván le hubieran podido hacer y aunque era un completo desconocido estaba realmente preocupado por él.
Cuando se desgañitó hasta romper su voz y no tener aire en sus pulmones observó como la puerta de su habitación se abría lentamente.
- Veo que por fin te has despertado - Iván se encontraba perfectamente a su lado. No hizo falta que preguntase nada. Al ver la cuerda en sus manos se dio cuenta de que él había sido el artifice de su encarcelamiento. Intentó zafarse de las cuerdas sin éxito ninguno -. No podrás escapar. En tu organismo hay la cantidad exacta de escopolamina para que no puedas moverte y no recuerdes nada de lo que aquí ha pasado. Aunque no te va a hacer falta.
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Me dijiste te quiero justo antes de morir
RomanceEn unos pocos segundos Marcos perdió lo más importante para él en su vida y se quedó atónito sin hacer nada viendo como la vida de Julián se escapaba entre sus manos. El dolor de la pérdida le hizo aislarse en su propio mundo y renunciar a sus gana...