Capítulo 2

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Sonrío al Sr. Gills mientras me felicita.

"Karishma, sabía que podías sacar esto adelante. Estoy muy contento de que te hayamos hecho socia, vas a aportar mucho dinero en esta empresa". Gideon levantó su copa.

"Brindo por eso". Brindo y rió. "No te decepcionaré, tío Gideon". Gideon Gills es como un segundo padre para mí, era el mejor amigo de mi padre. Cuando era joven nos contaba a mí y a mi hermano, Kyle, sus casos y solía hablar de todo el dinero que ganaba con sus casos y de lo emocionante que era su trabajo y eso me afectaba. No quería ser cirujano como mi padre o médico como mi madre. Quería la vida de un abogado, mucho dinero y largas vacaciones. Eso fue lo que me atrajo de la carrera al principio, pero cuando fui a la universidad me di cuenta de que el derecho consistía más en ayudar a la gente que en el dinero y me enamoré de eso.

"Sé que no lo harás", asiente. "De hecho, por qué no te tomas el resto del día libre".

"No, no puedo. Tengo el caso de Jeff el martes y tengo que ponerme a trabajar en él". razoné.

Gideon me dio una palmadita en los hombros: "No, querida. Mañana es un día más. Tómate el día libre, yo invito. Ve a disfrutar".

"No hay mucho que disfrutar a las 11 de la mañana".

"Ve a casa con tus cachorros. Por cierto, Macy y yo aún vamos a adoptar uno cuando crezcan un poco". Macy es la esposa de Gideon desde hace treinta años. Macy es tan dulce como su marido.

Me río y asiento con la cabeza. "Vale, me voy a casa".

"¡Perfecto! Disfruta del resto del día". Desea mientras se dirige a la puerta de mi despacho.

"Tú también, tío Gideon. Saluda a la tía Macy de mi parte".

"Lo haré". Dice antes de salir.

Sonrío y bebo un sorbo del champán que Gideon ha traído a mi despacho. No creía que fuera a ganar el caso, sobre todo porque sabía que había robado el dinero, pero el jurado creyó en mis testigos y en las pruebas. El trabajo de abogado no sería fácil para una persona que viviera moralmente bien, había demasiado en juego. Como dice el refrán: "Tan mentiroso como un abogado". Me enorgullece decir que sí miento en los tribunales, pero qué más puedo hacer; mi objetivo era ganar un caso. Ayudar a mi cliente a salir de la situación. Cuando empecé me remordía la conciencia, pero con el paso de los años me acostumbro. Si no lo hago yo, lo hará alguien.

Cojo mis llaves y mi bolso y salgo de mi despacho. "Despeja mi agenda de hoy. Envíame por correo electrónico la información que tienes sobre el Sr. Jeff". Sonrío a mi asistente legal, Claire. "Disfruta del resto del día, te veré mañana".

"Gracias, Kari. Espero que tú también disfrutes del día".

"Haré todo lo posible". Le guiño un ojo y me dirijo al ascensor.

Cuando abro la puerta mi Beagle, Rojo estaba allí esperándome. Salta sobre mí y sonrío. Coloco mis llaves en el soporte y me agacho para recogerla.

"¿Cómo sabías que iba a llegar temprano a casa hoy?", gruñe.

Le doy unas palmaditas en la cabeza: "No pasa nada. Lo sé, lo sé. ¿Cómo están mis cachorros?", ladra, y yo me río.

Me encantan los animales, desde que mi padre me compró un Golden Retriever cuando tenía ocho años, no había nada que me diera más felicidad.

Coloco a Rojo en el suelo y ella corre a su cama donde estaban los cachorros. Atacan a su madre mientras se acuesta.

Sonrío, me dirijo a mi sofá y tomo asiento. Busco el teléfono de mi casa y marco el número de Iris.

"Hola, Kari. ¿Qué pasa?"

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