San Valentín, el dichoso y odioso día del amor y la amistad.
Día en el que la mayoría de los jóvenes solían declararse para probar su suerte en el amor, sonriendole algunos y rechazando a la mayoría de soldados que con el corazón y ego herido se retiraban del campo de batalla.
Personalmente, Stephen Strange siempre odio la fecha. Demasiado consumismo y poca relevancia al "verdadero significado" era lo que siempre solía argumentar en su defensa; aunque Christine Palmer, su mejor amiga, solía decir que era su falta experiencia en el campo amoroso la que hablaba en lugar de su razón.
Stephen siempre replicaba y debatía ese hecho con altanería, insistiendo en que él no estaba de acuerdo con tal fecha por razones políticas y culturales y bla bla bla.
Christine sólo sonreía y esperaraba pacientemente a que esa persona llegara a la vida de su amigo y para su buena o mala suerte, lo hizo. Provocando que su visión de las cosas cambiará radicalmente. Bueno en un principio no fue así, ya que aunque él castaño estaba en una relación no era precisamente alguien muy cariñoso o meloso, y por lo general solía burlarse mucho de San Valentín y compartía los comentarios sarcástico de Strange sobre la fecha, revelandole que si la festejaba la fecha con tanta "alegría" era por su novio, ahora ex-novio; quién era un total cursi con la fecha.
Los años pasaron y poco a poco Stephen le fue abriendo su corazón a Tony llegando hasta la fecha de hoy donde estúpidamente había decidido declararse en San Valentín, de una forma sencilla, lo suficientemente digna para alguien con su mejor amigo.
—Y caíste en la celebración capitalista—se burlaba Wong mientras Palmer reía y él británico desviaba su mirada más que ofendido—, y a justamente por un estadounidense, que humillación, ¿no lo crees Christine?
—Cállate Wong—repuso indignado—. Mejor me ayúdenme a llevar mi plan maestro para declararme a Tony sería mejor.
—Sí me dejas ser la madrina de tu primer hijo y le pones Harley estaré encantada de ayudar.
—Su primer hijo con Stark se llamará Peter—repuso él asiático—. Su tía Ancestral le leyó la mano y le dijo que el nombre de su primer hijo será con P, y me gusta como se escucha Peter, así que será Peter.
—Entonces que tú segundo hijo se llame Harley y asunto arreglado.
—El tercero se debe llamar Sherlock—agregó una voz jovial y conocida para los tres chicos que se giraron y observaron a un encantador joven pelinegro giñarles un ojo—. Ya saben haciendo referencia a su obsesión insana con el clásico literario.
—¿Qué quieres Loki?
—¿Te le vas a declarar, verdad?—cuestionó dejando atónita a la joven que nunca había entendido como él otro mejor amigo del castaño leía a la gente como si se tratara de lo más fácil del mundo.
—¿Y qué si lo hago?
—Elige bien el momento porque créeme en este día las sorpresitas van a llover—declaró serio—. No querrás que te arruinen tu momento especial, ¿o sí?
—No—musito de mala gana.
—Bien, si necesitas que lleve a Tones algún lado me avisas.
—¿Me vas a ayudar?—le preguntó extrañado.
—Lo hago más por él que por ti, así que no te ilusiones, no eres mi tipo—repuso Loki sonriente y con su tono ácido—. Por cierto deberías ir con tu amorcito, algo de ayuda de tú parte no le vendría nada mal.
—¿Por qué dices eso?—él de ojos verdes se encogió de hombros y con un simple gesto hizo que Strange girará su cabeza con dirección a los casilleros, donde se encontraba el castaño abarrotado de regalos, mientras Rhodes y Janette burlándose de que aún con la ayuda de Thor, Clint, Mobius, Pepper, Natasha y Wanda eran posible cargar todo lo que le habían mandado a la escuela, como lo que le habían dado apenas había puesto un pie dentro del instituto.
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Los desastres de San Valentín.
FanfictionEl 14 de febrero llegó, el famoso día del amor y la amistad que llega peor que la peste negra a los jóvenes y a sus escuelas, y por desgracia y muy a su pesar, Stephen Strange esta ahí. Intentando declararse al chico más popular de su escuela Tony S...