Parte 1

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Los niños de ocho años no suelen pensar demasiado en sus acciones, sencillamente experimentan la vida en base a sus emociones y se dejan llevar por lo que creen que es correcto. La inocencia está presente en cada pequeño paso que dan y, si bien comienzan a aprender a controlar sus impulsos en base a las reglas de la sociedad, algunas veces es difícil hacerlo.

La escuela primaria no solo les enseña contenidos académicos importantes para su vida, también los forma como ciudadanos y les inculca valores como la responsabilidad y la empatía. Cada espacio es importante, desde la hora de lectura, hasta la clase de matemáticas que la mayoría parece odiar, incluso el recreo.

En esos escasos minutos libres en los que los niños salen al patio entre sus clases, aprenden diferentes cosas acerca de la vida a través del juego. Los juegos son muy importantes para el desarrollo de una persona, con sus reglas y su momento limitado, los niños aprenden muchas cosas útiles.

Taehyung había aprendido muchas cuestiones jugando con sus amigos en el recreo.

Había aprendido que debían controlar su fuerza física a la hora de jugar porque podrían lastimarse, luego de que Yoongi lo empujara de más jugando al vóley, provocando que caiga al suelo y se raspe sus rodillas descubiertas.

También había aprendido que era mucho más fácil y divertido jugar con otras personas y trabajar en equipo, luego de pasarle la pelota a Jimin en un partido de fútbol y que él anotara un gol a los niños más grandes.

Ese mismo día, Park Jimin había aprendido que no debía sacarle el dedo del medio a las personas, no importaba si eran o no de su agrado. Kim Seokjin lo había acusado con una maestra y lo habían llamado de la dirección del colegio para regañarlo.

 Lo más reciente que había aprendido Taehyung en el recreo con sus amigos, era que no debía quedarse mirando a las personas mucho tiempo sin decir nada, ya que podía resultar incómodo. Pero no pudo evitarlo.

Jungkook era uno de los niños nuevos que habían ingresado a su salón de clases. Por un error en las inscripciones, el colegio había anotado a más niños de los que podía albergar en un aula, por lo que tuvieron que repartir estudiantes entre las otras divisiones del mismo año escolar.

Si bien Taehyung había visto a Jungkook varias veces en su salón de clases, jamás había intercambiado alguna palabra directa con él, ni siquiera para hacer alguna tarea juntos. El pequeño de cabello castaño elegía pasar la mayor parte del tiempo con sus amigos, incluso en las clases de educación física, que era el momento de mayor interacción entre todos.

Fue pura casualidad que Jungkook chocara accidentalmente contra el cuerpo de Taehyung, haciendo que ambos cayeran al suelo.

—¡Lo siento! —gritó el morocho en su oído mientras intentaba levantarse.

Los ojos de Taehyung se aguaron ligeramente ante el dolor que sintió en uno de sus brazos y su hombro. Jungkook lo tomó del buzo gris del uniforme y tiró de él para ayudarlo a ponerse de pie.

Taehyung intentó ahuyentar las lágrimas con sus manos antes de mirar a su compañero de clases. Cuando logró enfocar su mirada en él, las palabras no quisieron salir de su boca. La sonrisa de Jungkook se contraponía con sus ojos de cachorro preocupado, estaba esperando una respuesta que no llegaría, puesto que Taehyung estaba demasiado aturdido.

El morocho dejó de sonreír y pasó una mano frente a su rostro para llamar su atención. Taehyung sintió repentina vergüenza y sus mejillas se enrojecieron. 

—¿Estás bien? —volvió a preguntar Jungkook.

—Deberíamos decirle a la señorita —la voz de Jimin se hizo presente a sus espaldas, hasta ese momento había olvidado que estaba con él cuando cayó al suelo.

Email love - TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora