Era un día lluvioso, no se veía a nadie por aquellas desgastadas calles, un chico había salido de su casa para visitar a su amada.
Llegando a su destino decidió dar una vista al cielo, un cielo gris, sin vida como el estaba en ese momento.
Se detuvo al ver a su amada, sus labios se curvaron en una leve sonrisa, verla recostada rodeada de flores haciendo deslumbrar su belleza lo atrapó, se empezó a acercar a ella tembloroso y cuando estuvo lo suficiente cerca se arrodillo ante ella, una risa suave se escapó de sus labios y unió sus labios a los de ella y empezó a acariciar su cuerpo.Lágrimas cayeron de su rostro al pensar que si el hubiera estado ahí, nada de eso habría pasado. Las personas les tenían una envidia inigualable, no querían que estuvieran juntos y cometieron un enorme error al matar a su joven amada.
El definitivamente no iba a quedarse de brazos cruzados, el haría lo que estuviese a su alcance para que el recuerdo de su amada y su muerte no sean en vano, acarició sus suaves mejillas frías por última vez y se fue, rezando por encontrarse con ella en todas sus vidas siguientes.
•Fin•