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Ante él tenía todo aquello que vio en sus fantasías. Una decoración con globos rojos, muchos corazones escarchados y el cielo nocturno con estrellas titilando encima de ellos. Solo había un problema, y es que la persona que besaba a Jungkook no era Jimin. Y bastó ver esa escena para confirmar que el único que se estuvo haciendo ilusiones en vano fue él. ¡Viva San Valentín!

—Jimin, espera —exclamó Taehyung, quien había visto lo mismo también—. ¿A dónde vas?

El aludido no respondió y siguió caminando hacia adentro del hogar de Seokjin ignorando la insistente voz de su amigo que le pedía que parara para que pudieran hablar. Continuaron así en el que uno huye y el otro lo sigue hasta que llegaron a la habitación del dueño de la casa y se encerraron en ella. Al cerrar la puerta la música del lugar disminuyó en un sesenta por ciento, lo que logró que el rubio finalmente mirara a su amigo y esbozara un puchero hacia él.

—Fui rechazado —exclamó antes de tirarse a la cama—. Se siente horrible...

—Lo siento mucho, bebé —susurró el menor poniéndose al lado de su mejor amigo—. Sé que esto lo dicen muy seguido y hasta es cliché pero... Él se lo pierde, creéme. 

Park soltó un suspiro, intentando deshacer el nudo de su garganta. Definitivamente había sido mucho para un día. A partir de hoy se declaraba enemigo número uno de San Valentín y de los Koo regalos. Cuando Taehyung le contó sobre esos al inicio fue escéptico, porque obviamente es normal que una persona le de regalos a sus amigos y entre ellos a la persona que le gusta; se sentía menos especial, pero seguía siendo válido. Aún tenían la premisa de que los cupones de amor y aquel del beso en específico podría significar algo más. Sin embargo, por descuido de Taehyung, también terminó enterándose de que Jungkook desconocía el contenido de los cupones y por lo tanto tampoco sabía que estos iban a prestarse a aquel malentendido. Eso lo dejaba solo con la lista de actitudes de Jeon Jungkook hacia Park Jimin que hizo en su mente para pensar que era posible que también le gustase al menor. 

En esa lista había ítems como que lo trataba bonito, de vez en cuando se sonrojaba o ponía nervioso estando alrededor de él, cumplidos y halagos y, no menos importante, toda su actitud desde el momento que fue a su casa con su regalo de San Valentín. Sin embargo, nada de eso parecía importar después de haber visto a Jungkook besando a Chaeyoung, la chica a la que iba a recoger "solo porque su mamá no le daba permiso si no iba él".

—Es un tonto —Taehyung asintió—. Pero más tonto fui yo por ilusionarme por esas pequeñas cosas.

—Hey, en tu defensa ese tonto sí lo hizo parecer real.

—Ni me lo digas... Ya hasta había pensado en el nombre que le pondríamos a nuestro perrito.

El pelinegro hizo un puchero.

—Entonces, ¿qué harás?

—Ignorarlo, obviamente. Tae, ¡básicamente me declaré!

—Está bien, entonces lo ignoraremos.

—¿Tú por qué?

—Porque estamos juntos en esto —dramatizó entrelazando su mano con las del rubio—. No te dejaré solo en esto, oh, soldado caído.

Jimin soltó una risita dejándose contagiar por el buen ánimo de Kim.

—Te traeré algo para tomar y comer, ¿bien?

—Pero sé disimulado por favor, Seokjin se enojará si sabe que estamos en su cuarto y que comeremos aquí.

—Entendido —llevó su mano a su frente simulando ser un soldado, ganándose otro par de risas más de parte del rubio.

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