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¡No podía esperar hasta la noche! Llevaba dando vueltas la idea en su cabeza ya unos minutos y conforme más pasaba el tiempo, más deseaba adelantar todo y apresurarse a confesar sus sentimientos. La última hora la había pasado de maravilla, muy cierto era eso de que cuando los sentimientos son mutuos todo se siente mejor. Jungkook desde que había llegado parecía comportarse muy atento y dulce a diferencia de antes cuando, quizás por sus nervios, no se acercaban mucho durante las salidas grupales.

—Gracias por los brownies —habló llevándose el último bocado—. Tu regalo me hizo muy feliz, Jiminie.

Y ahí estaba esa sonrisa por la que Jimin cayó desde el primer día. Siempre había envidiado ligeramente a las personas que podían verla seguido, y es que aunque desde que se conocieron ninguno de los dos tuvo pareja, Jungkook siempre fue una persona encantadora con todos. Algo como un carisma natural para ser coqueto y amable a la vez.

Probablemente haya sido esa la razón por la que antes no se había dado cuenta de los sentimientos del contrario hasta hoy que recibió aquellos cupones, al menos eso era lo que pensaba el rubio. Sin embargo, estaba algo lejano a la realidad ya que, aunque era cierto que el menor estaba muy feliz, las razones eran distintas a las que Park creía.

—Y gracias a ti por los cupones —sonrió mostrando sus medialunas—. Fue inusual... Pero lindo.

—¿En serio? Te gustó, es lo que importa. Y te puedo dar todos los regalos que quieras a cambio de más brownies —bromeó.

—Hornearé para ti más seguido entonces.

De nuevo ahí estaban esas ideas de tirar su timidez por la borda y confesarse. Sus mejillas rojas terminarían delatándolo tarde o temprano de todas formas. No había un pierde, ¿cierto? Elevó su mirada y los grandes ojos del contrario lo cautivaron. No... esa mirada no podría estar mintiéndole.

—¿Puedo usar uno de los cupones ahora?

—Sí claro —respondió despreocupado—. ¿Necesitaré mi billetera? —bromeó.

Jungkook a pesar de haber estado pasando un buen rato con su amigo, aún no había captado ninguna de las indirectas o miradas afectuosas del mayor. Sabía que había algunos cupones con cosas que implican gastar su dinero y otros donde debía hacerle algún favor. Estaba bien con ello, la verdad es que eligió darle los cupones a Jimin porque sabía que, a diferencia de sus amigos más antiguos, él no le haría hacer nada vergonzoso o gastar su dinero desmesuradamente. Por eso estaba tranquilo con que usara los cupones e incluso ansioso por saber qué pediría. Pero jamás se le pasó por la mente siquiera lo que Jimin decidiría pedir.

—Quiero usar el cupón de... el cupón de un abrazo —murmuró apenado con las mejillas volviendo a tornarse de color carmín.

Jimin había comenzado a jugar sus cartas, o en este caso, a utilizar sus cupones. Obviamente iba a guardarse el del beso todavía para la noche, pero podría ir creando el ambiente entre ambos desde ahora. Soltó una risita al ver como Jungkook se quedó estático en el sofá, con sus ojos bien abiertos de la sorpresa. Sí que es tímido, pensó.

—Solo es un abrazo Koo —hizo un puchero.

—S-sí, un abrazo.

Para comenzar, ¿por qué Jimin quería darle un abrazo? Había visto ese cupón al comprarlo, no le importó mucho la verdad porque al fin y al cabo dar abrazos a sus amigos no era la gran cosa. Pensó en ese momento que seguro el rubio ni utilizaría todos los cupones, pero ahora, mientras observaba a Jimin mirarlo tímidamente con un cupón en la mano y con sus brazos extendidos comprendió que sí iba a usarlos.

—Ven aquí —sonrió y lo atrajo hacia él, intentando que su timidez se fuera y poder darle un abrazo a su amigo.

¿Por qué se había puesto tan nervioso? ¡Solo es un simple abrazo! Sin embargo, después de unos segundos de tener al mayor en sus brazos sus nervios volvieron y entendió el porqué. Su corazón se sentía un poco acelerado y había comenzado a ser consciente de su respiración así que también comenzó a respirar más lento. Debía espabilar, es solo un abrazo. Pero el dulce aroma que débilmente desprendía el más bajo y el suave roce de sus manos sobre su espalda le impedían espabilar. 

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