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IVAN BUHAJERUK
Semanas antes de todo lo que pasó, mi tío me había amenazado para que yo deje a Consuelo, no porque ella fuese una mala persona, era solo porque mi primo se había encaprichado con ella. Me advirtieron, y me amenazaron con hacerle algo y mandar a la mierda mi carrera, aunque lo que realmente me preocupaba era que le pasara algo a ella. Días y noches pensando, tratando de encontrar una manera de solucionar las cosas, pensando que ambos podríamos irnos del país y así no le pasara nada a ella. El estrés se estaba apoderando de mi, sentía que debía cargar con todo, tenía que mantenés a salvo a alguien, eso me daba miedo, ¿Y si fracasaba en el intento? ¿Que le diría a su familia? El año nuevo... Pensé que iba a ser de lo mejor, pasarla con amigos, llegar a casa, pasar tiempo con mi novia, al principio fue divertido, pero todo cambió al llegar a casa, ese mensaje... Un maldito mensaje que hizo que todo acabará en un instante. Mi enojo no me dejaba pensar y dije cosas horribles, las cuales estando sobrio nunca diría. Enterarme que posiblemente tendría un hijo me aterró, hizo que mi sentimiento de enojo fuese reemplazado por uno de tristeza y miedo. No sé qué me daba más miedo, si tener un hijo o que algo le pase a ella, yo sé de lo que mi tío es capaz, habían dos cosas que yo podía hacer, denunciarlo y que lo metan en cana o quedarme callado y ver lo que puede llegar a hacer mi tío, claramente opté por primera. Aunque creía que lo mejor sería dejarla, sentía que la había lastimado mucho y no quería que ella siga sufriendo por mi, así que esa misma tarde la llevé a la quinta donde nos hicimos oficialmente amigos, no quería que nuestra separación quede como un recuerdo horrible, gritos y reproches en una casa, no podría vivir ahí sin recordar todo eso.
-Consu... —me miró— Escucháme, ¿Sabes por qué te traje acá? —ella negó— Acá fue donde nos hicimos amigos, acá fue donde nos dimos nuestro primer beso... Y acá es donde te voy a dejar ir —las lágrimas no tardaron en caer por parte de ambos— Porque me di cuenta de que te hago mal, y no quiero ser egoísta, no solo importó yo
-¿Hice algo mal? —preguntó en un tono casi inaudible, yo negué repetidas veces
-No, todo lo contrario —la abracé— Fui yo el que hizo las cosas mal
-No, te juro que no hiciste nada mal —dijo en un sollozo
-No llores, no lo hagas más difícil, ¿Si? —limpie sus lágrimas y volví a abrazarla— Ahora te toca a vos soltarme —ella negaba, pero al pasar los minutos cedió, pude ver que se sacó la campera, ahora podía verle la panza, parecía estar de 2/3 meses— Cuidalo —dije refiriéndome al bebé— Si no lo haces por vos...hacelo por mi
Se limitó a asentir y secarse las lágrimas, esa situación no podía ser más triste. Nos dimos un último beso y ambos nos dimos las gracias, ¿Por qué? Por todo lo que pasamos juntos y los sentimientos, creo que es algo que todos deberían hacer, agradecerle a la otra persona por las cosas buenas que nos brindó es algo lindo.
-No voy a mentirte —rió con tristeza— Me encantó conocerte...
-A mi igual, Cocó...
Y esa fue la última vez que le diría de esa forma, iba a extrañar todo de ella, no lo niego...
