Deseos oscuros

[04]

—¿ustedes son pareja?

Preguntó Uraraka, todos los presentes callaron para escuchar la respuesta ya esperada desde hace mucho o los gritos del capitán.

Apostaban mas por lo segundo.

—¿ah?

Fue la respuesta del rubio pero Uraraka no se iba a conforman con eso.

—¿estas saliendo con Midoriya?

Izuku desde el otro lado de la mesa escupió su jugo y Katsuki volteo a verlo.

—oe, Deku. ¿Estamos saliendo?

—¡por dios! ¡Claro que no! Yo tengo buenos gustos.

Respondió el pecosos. Su intención era solo evitar rumores pero viendo el aura asesina de Bakugo supo que era mejor correr por su vida.

—¡a quien mierda le llamas feo cara de pito!

Y la persecución en la cafetería se hace presente, al poco rato ambos vuelven, Izuku medio cojo y a un Bakugo con la marca de una bofetada que se había escuchado hace un momento.

—comprame algo...

—¿a cuanto te vendes? — dice Bakugo mirando con coquetería a Izuku.

El pecoso solo pone mala cara y luego suspira para finalmente poner una sonrisa comprensiva y mueve los labios lentamente.

Bakugo no hace mucho esfuerzo para saber que dice.

Sigue jodiendo y te cortare las bolas mientras duermes...voy a darte pastillas para tus dulces sueños así que no recibas ninguna bebida.

—¿qué quieres que te compre?

Pregunta asustado, sudando sin importarle que todos le observen.

—unos chocolates y jugo.

Uraraka no sabe que pensar, segura que Bakugo no miente en su respuesta pero sus actos dicen lo contrario.
Camie por otro lado no esta tan afectada, solo quiere salir con el capitán del equipo para recibir la corona a mejor pareja para el fin de año y Eijiro... Eijiro solo hervía silenciosamente en celos a ver el trato especial que tenían esos dos.

—¿te gustan mis pecas? — dice Izuku coqueto — lo sé. Son hermosas.

—me gustan mas las que tienes en las nalgas.

Izuku enrojece, estaba bromeando con Shoto cuando Katsuki llegó con su pedido.

—¡NO TIENES QUE DECIRLO!

Shoto por su parte sigue comiendo sin entender como término siendo amigo de ese par tan peculiar.

Uraraka y Camie siguen observando desde la otra mesa vecina cuando Toga, Gogo y Jim entran a la cafetería. El famoso trio de rubios que solo significan problemas si no esta Katsuki presenté o Izuku cualquiera valía.

—¡llego la perra por quien lloraban! — exclamó Toga.

Jim tiraba brillos al aire mientras la elogiaba y Gogo pasaba de largo para unirse con el grupo de su hermano con clara intención de que le compre su almuerzo, ella había gastado toda su mesada en un juego.
Himiko sigue a Gogo acompañada de Jim solo para ver di también le sacaban dinero a Shoto, no era un secreto que cuando podía gastaba todo el dinero de su padre.

.

Cuando llega la salida el equipo de basquet entrena, al menos el capitán tiene el trabajo extra de entrenar a los novatos y Izuku por su parte esta en una esquina, oculto al ojo humano escuchando conversaciones ajenas para luego contarle a Kacchan.

—mira bro, por mas que se te pare el pito por Bakugo entiende que él no muerde almohada — dice Denki y Hanta le da la razón — además es claro que sale con el nerd y estoy seguro que se la mete todo el día.

Izuku no sabe como mierda llegaron a esa conclusión pero por otro lado esta preocupado, sabía de la amistad que tenia kacchan con Eijiro pero no imaginó que hubiera sentimientos románticos involucrados.

Por un momento sintió miedo, miedo de que Kacchan se aburra de esperar porque se vuelva dominante cuando es claro que prefiere ser el de abajo.

—no creó que dejes que sea Bakugo quien te la meta — opina Hanta.

—¡claro que le dejaría que me la meta!

—oh. Por dios — dice Denki divertido — si eso pasa me cuentas tu experiencia, a ver si es cierto que Bakugo te deja peor de el entrenamiento de Yagi y Enji.

Izuku escucha como ellos se alejan, esta entre la preocupación, el llanto por su miedos y la diversión; es que todos creen que Bakugo la mete y no saben que el quiere que se la metan.
No duda en ponerse una cinta blanca en la frente totalmente decidido a meterla ese día, al menos así gana algo de experiencia aunque luego su inseguridad vuelve cuando recuerda lo burlón que es el rubio.