Caroline o como todos la llamaban, Carly. Ella soñaba en cambiar el mundo para el bien. Hacía pequeñas acciones que determinaban qué tipo de persona era. Ayudaba a las personas que la necesitaban, defendía a sus compañeros cuando estaban en problemas, siempre intentaba resolver los pequeños problemas por su cuenta sin tener que pedir ayuda a alguien y entre más acciones.
Un día lleno de lluvia y neblina en la ciudad de Londres, Carly se sentía un poco triste, gracias a que el día anterior, sus compañeros de clase, se le habían burlado por ayudar mucho a las personas y pensaban que era una niña muy estresante.
— Mamá... —decía Carly en la cocina antes de irse al colegio— no quiero ir a clases, por favor no me dejes.
— ¿Por qué no quieres ir? —le decía la mamá, preocupada— ¿Pasó algo malo?
Carly pensó que lo que había pasado no era tan importante y no le dijo nada a su mamá.
Ya llegando al colegio, Carly comenzó a pensar en silencio.
«¿Será que cambio mi actitud para agradarles a todos? ¿Es importante la opinión de ellos? ¿Me siento bien con lo que hago? ¿Por qué no les gusta mi forma de ser? ¿Por qué yo, una niña de 13 años, se tiene que preguntar todas estas cosas?»
Carly, al llegar a su clase, comienza a sentir las miradas de mal gusto provenientes de algunos de sus compañeros, se siente mal. No entiende por qué a algunos les parecen molestas sus actitudes.
En el primer recreo, Carly estaba comiendo su lunch con sus dos amigas, Rachel y Lily. Carly les explicó a sus amigas cómo se sentía.
— No me he sentido bien estos últimos días —habla Carly, con ganas de llorar— Mis compañeros de clase me han molestado mucho, dicen que les estresa cómo yo actúo con las otras personas.
— Pero tú no puedes cambiar para agradarles a ellos. —le dice Rachel a Carly— Lo que tu haces, literalmente solo es ser una buena persona y eso es muy difícil de encontrar en una persona.
— Si, es verdad. —agregaba Lily— Carly, tu eres una maravillosa persona, que ayuda a todos y se preocupa por las personas. Los que te molestan no entienden que lo que haces es para mejorar el curso e inclusive al colegio entero.
Después de escuchar esto, Carly ignoró todos las opiniones de sus compañeros que se burlaban de ella e dijo:
— Tienen toda la razón. —decía Carly con emoción— Lo que hago, hace bien a las personas y yo me siento bien haciéndolo, eso es lo único que importa.
Estas palabras que Lily y Rachel le dijeron a Carly, ayudaron mucho en el futuro de ella. Cada vez que Carly se sentía mal, se repetía lo que dijeron sus amigas en esos tiempos.
Pasaron los años y Carly nunca más se dejó afectar por los comentarios malos de las personas, porque ella tenía la seguridad que lo que hacía estaba bien.
Como ella disfrutaba mucho ayudando a las personas que la necesitaban y que cada situación sea justa, decidió estudiar Derecho para convertirse en abogada. En su nuevo trabajo en "Garrigues UK LLP" (Oficina de abogados, ubicada en Londres).
Aunque todo no era un cuento de hadas para Carly. La mayoría de los trabajadores la ignoraban y no tomaban importancia a su arduo trabajo. Carly quería tanto este trabajo y tuvo que soportar todas estas actitudes durante mes y medio.
