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Lisa, la hembra Omega considerada la más rebelde de la familia, y un dolor de cabeza para sus hermanos, sostenía entre sus manos un bate de aluminio para jugar béisbol, mientras gruñía y expulsaba feromonas en su estado de molestia

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Lisa, la hembra Omega considerada la más rebelde de la familia, y un dolor de cabeza para sus hermanos, sostenía entre sus manos un bate de aluminio para jugar béisbol, mientras gruñía y expulsaba feromonas en su estado de molestia.

¿Cómo se atrevían?

— ¡Vamos, te reto Alfa de pacotilla! ¡Dile de nuevo gorda fea a mi hermosa bebé gomita! — golpeó la punta del bate en su otra mano, esperando el momento justo para utilizarlo en la cabeza dura de su hermano Bambam.

Arrinconado en la esquina de la habitación, Bambam se encontraba de rodillas, temblando de pánico, por que cuando a Lisa le tocaban los ovarios no había posibilidad de salir ileso.

La Omega tenía una actitud de perra que daba miedo si la provocas, y eso habían echo sus hermanos.

Minnie, la mayor yacía desmayada en la alfombra de la sala por un golpe con el bate proporcionado por Lalisa, y ahora faltaba el segundo Alfa tonto que se atrevió a insultar a su mujer.

— Lili — le llamó Jennie, la Alfa gordita estaba sentada en el sofá, comiendo una deliciosa rebanada de postre que Lisa le había preparado. — No es necesario que hagas eso. Bambam ya me pidió disculpas.

La Omega solo así bajo el bate, y Bambam le agradeció con la mirada a Jennie, porque sabía que esta era la única que podía controlar a esa bestia.

— Está bien — Lisa se encogió de hombros, tiro el bote al alfombrado y se acercó a Jennie, para darle un rico beso en los labios dulces a causa del postre. — ¿Mi gordito bonita, quiere más postre?

La Alfa menor negó, a ese paso iba a rodar.

— No, ya no. Eh decido controlarme con la comida e iniciar una rutina de ejercicios... bueno, si tú me ayudas también — Jennie se sonrojo cuando Lisa sujerentemente movía ambas cejas al mismo tiempo.

Era divertido jugar con la Alfa, ya que la mayoría del tiempo se sonrojaba por cualquier insinuación sexual que la Omega le sugería. Y no es como si Jennie dijera que no a lo que Lisa le decía.

— Bien, lo que mi gordita quiera — beso una de sus mejillas. — Propongo que a tu rutina se le agregue, dos rondas más de sexo de las que ya tenemos. En total serían seis por día. ¿Te parece?.

En la sala se escuchó la caída de un peso muerto, logrando que ambas voltearan a ver a Bambam desmayado en la alfombra, a un lado de Minnie.

— ¿Y?.

Jennie solo había asentido eufórica, de acuerdo con la proposición de su Omega.

Su Omega.

La castaña se sonrojaba cada vez que pensaba en Lisa como suya. Porque lo era, algo que jamás pensó que lograría en su vida. Pero lo hizo.

Eso le demostraba, que por muchos defectos que tenga un persona, siempre habría alguien que apreciara esos defectos que posee. Lisa lo hizo, y Jennie la amaba mucho.

Yummy ꨄ Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora