Eren regresaba tarde como de costumbre, probablemente de realizar un patrullaje que más bien debía llamarse entrenamiento o algo así. En realidad, desaparecía durante unas dos o tres horas cada día. Lo hacía muy temprano por la mañana o por la tarde después del refrigerio.
Jaeger contemplaba su mano derecha mientras sanaba la última parte de su dedo medio. La regeneración fue lenta a pesar de no recibir un serio o grave daño. Cuando finalmente su uña reapareció en el sitio que le correspondía, tomó la correa de su caballo y lo llevó al bebedero que sus compañeros improvisaron hoy por la mañana.
—Bebe y come lo suficiente, requieres reponer las fuerzas invertidas — habló amistosamente de una forma tan natural mientras acariciaba la frente de su noble équido pardo.
— ¿Es una nueva costumbre volver tarde todo el tiempo? Eren Jaeger.
Una voz masculina y muy familiar vino desde su único ángulo ciego. Eren giró con calma unos 160 o 180 grados sólo para encontrarse con la musculosa y tonificada forma de su colega Jean.
Eren suspiró — ¿registras mis tiempos por iniciativa propia o alguien te encomendó tan aburrida tarea?
Jean emitió un bufido, posteriormente, soltó una sola carcajada — no te sientas tan especial, Jaeger. Ya que no me interesa tu vida, honestamente, no habría notado tus ausencias recurrentes si no fuera por Mikasa — Jean se cruzó de brazos sobre el pecho y añadió con una seriedad inusual — está preocupada por ti.
Eren contuvo un gruñido que amenazaba con emerger de su tráquea. Que Mikasa se preocupara como si fuese su hermano menor o un hijo, era una de sus más típicas particularidades, y, aunque, ocasionalmente le resultaba incómodo y le irritaba aquella actitud, sabía que la chica no merecía su descontento. Le debía mucho a su amiga de la infancia. Incluso postergaba su bienestar por el de él en incontables situaciones. En vez de reñir con Jean por hacer de mediador, suspiró y le miró de la forma más templada posible.
—La buscaré y hablaré con ella, tranquilo.
En tanto Eren se alejaba de su caballo luego de atarlo en su respectiva estaca, apenas escuchó la voz del otro hombre quien se despedía y le deseaba buena suerte. Jaeger solamente levantó la mano para devolver el afable gesto.
Eren recorrió los angostos pasillos del fuerte. Pensó que lo correcto sería hablar con Mikasa antes de refugiarse en su confortante cama. Entonces, parándose justo en la puerta correcta, tocó tres veces y fue atendido por la fémina, quien le invitó a pasar de inmediato. La noche aconteció sin problemas. La charla fue corta, Eren regresaba a su "habitación" asignada, fronteriza a la de su superior.
Cuando llegó a su propia puerta, la abrió silenciosamente. No se duchó a pesar de sentirse algo mugriento, lo haría al amanecer antes de iniciar el patrullaje matinal.
—¿Estás dormido? — Eren preguntó al aire a la vez que retiraba su típico uniforme del cuerpo de exploración.
—Todavía no — Armin respondió. Luego giró a pesar de estar atrapado en su bolsa de dormir.
—Volví tarde. Hablé con Mikasa antes de venir y tardé más — explicó inclinando su cabeza y chasqueando los agobiados huesos en su cuello — no tienes la obligación de esperarme despierto — si fue reproche o si replicó inofensivamente porque le preocupaba el desvelo de su mejor amigo, no lo sabía.
Armin bostezó, sus ojos azul cielo se aguaron y dos gotas emergieron de sus lagrimales, las cuales apartó con el dorso de su mano derecha — está bien, no estoy muy cansado.
Eren sopló para apagar la vela que Armin encendió con anterioridad, luego entró en su bolsa de dormir. El rubio giró su cuerpo para darle la espalda a su amigo.
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Iníciame
FanfictionDonde Armin revela el poder instintivo que lleva oculto en su interior y, Eren inicialmente se muestra desorientado pero al final concluye que es afortunado por compaginar con su preciado amigo de la infancia.