- ¡Lena!¡Venga levanta que dentro de quince minutos tenemos que ir al instituto! - me llamaba la voz de mi hermano haciéndome despertar de el precioso sueño en el que todo pasaba a mi manera.
- Cinco minutos mas... - dije tapándome los oídos con la almohada para callar la voz de mi hermano Oliver.
Cuando deje de escuchar a Oliver me quite la almohada de los oídos e intenté seguir durmiendo pero justo un minuto después un vaso de agua cayó en mi cara mojándome toda la cara, el pelo y la almohada.
Me levanté hecha una furia con la intención de matar a mi hermano si hacía falta por lo que acababa de hacer. Me lo encontré en la puerta de mi habitación listo para correr, partiéndose de risa y con el vaso vacío en la mano.
Fui corriendo detrás de él con la intención de que se comiera el vaso que me acababa de echar por la cabeza para despertarme. No podía ser un poco más considerado y levantarme como una persona normal, no, tenía que levantarme vaciando en mi cara un vaso lleno de agua.
Bajé corriendo detrás de Oliver por las escaleras y solo paré cuando mi madre nos hecho la bronca. Subí a mi habitación y abrí el armario. Cogí una sudadera blanca ancha y una mayas negras con unos zapatos negros.
Me metí en el baño y me quite en moño que siempre solía hacerme antes de dormir.
Dejé que mi pelo negro ondulado se deslizase por mi espalda.
Volví a entrar en mi habición y cogí las llaves, el móvil y la mochila.
Cuando baje deje la mochila al lado de la puerta y me dirigí a la cocina donde mi madre y mi hermano estaban sentados desayunando tostadas. Abrí la nevera y cogí un un zumo de naranja, cogí la última tostada antes de que me quedara sin tostadas por el gocho de Oliver.
- Mama, ¿Me puedes dar un euro para un bocadillo? - le pregunté a mi madre mientras me terminaba la tostada.
- Toma - cogió su monedero y me dió un euro - Y niños por favor, hoy no os retraséis, quiero comentaros algo que necesitáis saber.
Cogí mi mochila y salí de casa seguida de mi madre y mi hermano ya que mi madre nos llevaba al instituto todos los días por que la pillaba de camino y así se ahorraba el dinero del autobús.
Cuando llegamos al instituto me despedí de mi madre y salimos del coche mi hermano y yo. Él se fué con sus amigos y yo me dirigí al banco en el que estaban sentados Paula, Tania, Álvaro, Gonzalo y Beatríz. Solo faltaban por llegar Fernando que era el que más se retrasaba en llegar.
- Hola chicos - les saludé y me senté en el banco al lado de Gonzalo.
- Hola Lena - me empezaron a saludar.
Dos minutos después el grupo de “Los populares” apareció y pasaron por delante de nuestro banco lanzándonos miradas de superioridad. El grupo estaba formado por los jugadores de fútbol y por las animadoras pero los que más te podían llamar la atención o a quienes más podías odiar era un grupo reducido a seis personas.
Connor era el chico más deseado por la población femenina de nuestro instituto. Era el capitán del equipo de fútbol y era un playboy por donde lo mirases. Era bastante guapo, o eso decían mis amigas, tenía el pelo castaño oscuro y unos ojos azules-verdosos que podían con casi todas las chicas, pero a excepción yo no era de esas chicas. Yo era de el grupo reducido que sobraba del casi a las que esa sonrisa de egocéntrico no conseguía hacer nada más que unas ganas inmensas de vomitar. O de partirle los dientes.
Sus dos mejores amigos eran Lucas, que era un chico bastante mono a simple vista pero era igual que Connor, que tenía los ojos negros y era pelirrojo, y Daniél que era el más majo de los tres pero también tenía su lado cabrón, tenía los ojos pardos y el pelo negro.
Ursula era la capitana de las animadoras y era lo más insoportable que podía haber en el mundo. Era la chica más deseada de todo el instituto por que tenía buen físico y por que se había acostado con casi todo el equipo de fútbol y actualmente estaba saliendo con Connor. Era rubia con los ojos azules. Sus amigas o más bien sus perritas falderas eran Alicia , una chica un poco tonta con el pelo cobrizo y unos ojos verdes muy bonitos, y Gabriela, una chica que era peor que Ursula en el tema del sexo ya que era raro que no se hubiese acostado con casi todo el mundo, tenía los ojos negros y era castaña.
Ellos eran los más deseados y a la vez los más odiados por todo el instituto.
Entramos en el instituto y yo me fuí con Gonzalo y Tania, ya que me tocaba en la misma clase que a ellos. Pero antes pasamos por nuestras taquillas para dejar todos los libros y coger solo los de lengua. Nos tocaba con la Sra. Keiton, una mujer de unos cincuenta años que no era encantadora pero que tampoco era la peor profesora del instituto.
Cuando entramos en clase ya habían personas ocupando los sitios pero la Sra. Keiton no había llegado. Nos sentamos los tres al final cerca de la ventana y empezamos a hablar sobre el exámen que nos iban a poner dentro de dos semanas. Poco después llegó la profesora y todo el mundo se calló.
- Buenos días hoy vais a hacer un trabajo sobre El Quijote de la Mancha, poneros de tres en tres y ... - pero no puso seguir hablando por que alguien interrumpió la clase.
- Perdona por el retraso - dijo una voz desde fuera que me irritaba.
Entró a clase Connor acompañado de Ursula y cualquiera se habría dado cuenta de lo que habían estado haciendo ya que los dos estaban despeinados y con los labios rojos e hinchados.
- Srto. Mackency y Srta. Olver ¿Me pueden decir a que se debe vuestro retraso? - preguntó la Sra, Keiton mirándolos a los dos.
- Sra. Keiton no le gustaría saberlo - dijo Connor mientras se sentaba y Ursula se sentaba al lado de él.
La clase siguió normal como todos los días y hubo algunos momentos en los que si hubiera tenido a mano una pistola me habría pegado un tiro de lo aburrido que era.
Cuando sonó el timbre me fui con Tania y Gonzalo a las taquillas para dejar los libros y coger los de las dos siguientes clases que en mi caso eran música e historia.
Las dos siguientes clases se me pasaron más rápido de lo que había imaginado y cuando me quise dar cuenta ya estaba en el descanso de media hora en el patio con los demás. Álvaro me lanzó un bocadillo ya que siempre me compraba el la comida para no tener que estar esperando por que el siempre solía salir antes que nadie y yo le lancé el euro por el bocadillo.
Estuvimos charlando de cualquier cosa que se nos pasaba por la cabeza y por un momento me pregunté que era lo que nos quería decir mi madre.
Mi mirada se topó con la de Rodrigo, era un chico rubio con ojos azules con el que estuve saliendo y con el rompí por que me engaño con Ursula, y esa era una de las muchas cosas por las que la tenía tanto asco. Ya han pasado tres meses desde que me engañó pero todavía sigue estando ese cariño que sentía por el pero siempre que le veía me acordaba de lo que me hizo y por ese motivo no quise volver con el aunque intente darle la oportunidad que tanto me pedía y que me seguía pidiendo.
Aparté la mirada e intente meterme en la conversación.
Cuando acabo el descanso me dirigí lo más rápido que pude hasta la taquilla para coger el libro de mates. El Srt. Lopez era uno de los peores profesores que había en todo el instituto y no era muy fan de los alumnos que llegaban tarde así que aceleré el paso.
Cuando cogí los libros me puse a correr en la dirección del aula de Matemáticas pero al cruzar una esquina me choque contra algo o mejor dicho contra alguien que hizo que callera de culo al suelo y se me callera el libro de mates. Me cabree mucho ya que no hizo el amago ni de ayudarme así que cogí mi libro y me levanté fulminándolo con la mirada.
-¿ Qué coño te pasa gilipollas? Mira por donde vas, Joder - le dijo a Connor que era con el que me había chocado.
- Ese vocabulario, guapa. Así no habla una chica - dijo mientras me sonreía con suficiencia.
- Yo hablo como me de la gana capullo y para la próxima mira por donde vas - le dije y eché a andar hacia la clase de mates.
Ya llegaba tarde y no necesitaba llegar el doble de tarde por que un gilipollas se hubiera puesto por mi camino y hubiera acabado en el suelo.
Las siguientes tres clases se me pasaron un poco más rápido. En la última clase me tocaba Ingles y aunque no se me daba muy bien se me pasó todo rápido menos en los últimos cinco minutos que parecía que faltaba una eternidad por que por mucho que mirara el reloj la aguja no parecía moverse. Pero la clase al final acabó y recogí mis cosas lo más rápido que pude y salí corriendo para buscar el coche de mama que siempre nos venía a recoger.
Cuando me subí al coche Oliver y mi madre ya estaban allí esperándome. Los salude y nos dirigimos a casa.
Cuando llegamos subí a mi habitacióm y deje la mochila en los pies del escritorio. Bajé al comedor donde mi madre ya había puesto la mesa y estaba trayendo los platos de paella que tanto me gustaban cuando los preparaba ella.
Se sentó en frente de mi hermano y de mi y nos miró con cara de precupación. Sabía que lo que nos iba a contar no nos iba a gustar nada y que se me iban a quitar las ganas de comer nada más abriera la boca para anunciarnos la noticia.
- Tengo que deciros que yo quiero mucho a vuestro padre... - empezó a decir mi madre y antes de que siguiera la corte.
- No mama, no sigas. Déjanos comer primero por que estoy viendo que cuando nos des esa noticia no vamos a tener ganas de comer y créeme que hoy tengo mucha hambre - la dije mientras empezaba a comer - por favor.
Mi madre asintió y empezó a comer con la mirada puesta en el mantel, no nos miró ni una sola vez por que sabía que lo que nos iba a contar no nos iba a gustar.
Mi hermano no apartó la mirada del plato mientras comía. Noté que quería retrasar la noticia lo máximo que pudiese y por una una parte lo entendía pero las ganas de enterarme de la noticia me comían por dentro.
Cuando terminamos de comer llevamos los platos al fregadero y nos volvimos a sentar en la mesa. Era imposible alargar el tiempo más, nos enteraríamos tarde o temprano.
- Haber quiero que sepáis que vuestro padre era el amor de mi vida, y que nunca le voy a olvidar - empezó mi madre mirándonos a mi y a Oliver - pero...
- Mama ve al grano por favor - le pidió Oliver.
- Vale, hace dos años conocí a un chico y fue la única persona capaz de hacerme feliz después de vuestro padre. Él ya no está y no pude impedir volver a querer a alguien - nos empezó a contar mi madre. Sabía lo que nos iba a decir o al menos lo veía venir y me aferré a la mesa con miedo a lo que venía - Empezé una relación con él y llevamos dos años.
No pude controlarme y me empecé a reír para no llorar por que esta situación me parecía completamente estúpida.
- ¿Y nunca nos contaste nada?¿Llevas dos años con un hombre y no has tenído la decencia de contarnos nada a tus propios hijos? - empecé a alzar la voz por que me estaba cabreando - Esto me parece ridículo.
- No os lo conté por que sabía que nunca aceptaríais mi relación... - se excusó mi madre pero la corté de nuevo.
- ¡No podías saber si lo aceptaríamos o no por que nunca nos dijiste nada!¡Ni si quiera lo intentaste, joder! - la grité levantándome de la mesa para irme de allí.
- Lo siento... - me dijo mi madre mientras me agarraba del brazo para que no me fuera - pero lo que os quería decir es que nos vamos a ir a vivir con él y con su hijo.
Ya sí que no pude controlarme. Me solté bruscamente del brazo de mi madre y la fulminé con la mirada.
- ¡Si has llegado a pensar por algún momento que me voy a ir a vivir a casa de algún desconocido al que no has tenído las narices de presentarnos durante estos dos años, lo llevas muy claro! - la grité.
- Lo siento pero la decisión está tomada - dicho esto salió del salón.
Me volví hacia mi hermano y le ví con los ojos como platos y sin querer creerse lo que acababa de oir. Me acerqué a él y le dí un beso en la cabeza y después me fui a mi habitación.
No me dolía que mi madre tuviese una relación por que tarde o temprano mi madre tendría que ser feliz ya que mi padre ya no estaba. Lo que me dolía era que nos hubiera tenido engañados durante dos años y no hubiera intentado contárnoslo hasta ahora, y encima nos teníamos que ir a vivir a casa de un desconocído. No me podía creer nada de esto. Deseaba que fuera una pesadilla de la que me despertaría al día siguiente y todo seguiría igual pero sabía que esto era la realidad.
Cogí mi móvil y le envié un mensaje a Tania.
Para Tania:
¿Podemos quedar ahora? Os necesito. Mi madre me a estado ocultando algo muy importante.
Cinco minutos después llegó una respuesta de Tania.
De Tania:
Vale, en media hora quedamos. Ya he avisado a los demás. Quedamos en el lago donde siempre. Y no te preocupes.
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El infierno no siempre es tan malo como parece
Teen FictionLena es una chica a la que no le gusta salir de fiesta, ni beber ni fumar. Su hermano y su madre son lo único que le quedan y los quiere demasiado. ¿Qué pasaría si su madre tiene una persona especial desde hace tiempo?¿Qué pasaría si un día cualqui...