Eran las dos de la tarde y el sol alumbraba mi cara, yo enano e inocente, niño, abrazaba el brazo de María, mi bisabuela. María tenía ojos azules, que se perdían en el cielo y el cielo se expandía en su pupila a la vez que sus canas eran oleadas por la brisa. Mirábamos las nubes y buscábamos formas, mientras Rene salía y se fumaba un habano, con su postura de bohemio, expulsaba el humo también perdiéndose en cielo, como quien recuerda su infancia, un suspiro escapo y seguida una sonrisa dedicada a mis cosas de niño.
Un día, tiempo después, María callo en cama, y en su mente por el cuarto volaban las palomas, y de apoco tristemente, la luz de su mirada se opacó y se perdió nuevamente entres las nubes su alma blanda.
Otro día, tiempo después, Rene callo en la misma cama, el mismo cuarto, y sus ideas daban vueltas en mi mente, y lentamente la historia se repetía, su tabaco se apagó y en el humo sus esfuerzos se perdieron en la bruma de un enero trágico.
Yo decidí vivir en las nubes y no fumar, decidí escribir y vagar por los rincones de mi alma, por las efímeras caricias de la vida, por las veredas pedregosas del azar y por ello plasmar en estas hojas blancas, sentimientos y detalles, pequeños momentos que imperfectos son reales.
...
María y Rene, están en una llanura verde, allá en una pequeña parcela en el cielo, allí le buscan formas a las nubes, allí descansan.

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En las Nubes - Poemario en Soledad
PuisiDedicatoria: a María Santana y Rene Zaldívar. Por qué los ángeles se lo merecen todo.