8 Parte

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                              *Noa Miller*

Confusión?

Locura?

Ya yo me estoy acostumbrando a esta vida que no tiene sentido a mi enfermo cerebro, si eres una de las personas que cree que con esfuerzo se logra algo  (felicidades) estas en lo correcto, pero mientras uses drogas para dormir sabrás que rendirse también es una opción.

Yo tuve que en ese momento respetar la decisión de Maya, sé que no era justo, pero ya ella había pasado por tanto con esa familia tan falsa.

Le ofrecí que se quedara en mi casa para recuperación, y que daríamos una orden a la institución que ella estaría en reposo por un mes por problemas médicos, estaba dispuesto ayudarla aunque eso me volviera un cómplice de sus pensamientos.

Ella solo me tenia a mí, y no pude dejarla sola ya que ella siempre estuvo para mí, me levante en ese momento de la cama, dejando a Maya dormida en mi habitación, bajando las escaleras llame a mamá para comentarle que Maya se quedaría aquí un tiempo.

Entrando en la cocina ella preparaba un caldo de pollo, que ella sola sabia como prepararlo. Mamá era chef en California, aquí bueno estaba en paso y hacia trabajos, pero ahora creaba en casa sus menú, ella tenia una pagina donde pedían sus postres, ya aquí se dedicaba mas a la repostería, era buena en la cocina en sí.

Estaba de espalda y me acerco a ella silenciosamente para asustarla, ella pega un brinco y me da un leve golpe en el hombro.

—Hay hijo, me pegaste un susto. — Yo no evito reír a sus palabras

— ¿Preparando sopa para Maya? —  Pregunto.

— Esa chica así como llego, pues es lo que le podría ofrecer Noa, esta muy amarilla la pobrecita.— Mamá es tan dulce.

— Oye mamá, quería comentarte algo.— Debía ser muy cuidadoso, porque si le contaba el plan de ella, era hasta capaz de ir a denunciarla o quizás que cosa ya que era un tema muy delicado.

— Sí hijo, a ver dime ¿conociste a una chica en el lugar que decidiste hacer tu proyecto?— ok, definitivamente esto seria mas difícil de lo que pensé.

Ella seguía hablando, que por decidir la academia de Ballets quizás me vaya mejor, y que hasta podría aliviar el recuerdo de mi hermana.

Mi mente se atormentaba a todas esas palabras.

— Sabes que eres mi prioridad, te amo hijo, — Ella no paraba de hablar.
—Debes acercarte ahora mejor a esas chicas, buscar una historia, ¡Cautivame hijo! —¡Por dios!!! Ya la cabeza me anda doliendo, y debo decirle eso.

—Sabes que tu hermana se sentiría orgullosa si estuviera aquí.— esta bien, lo siento pero explote.

— Mamá ella esta muerta. — Ella me miro fríamente y sentí el ardió de su bofetada.

— Créeme que lo intento, y esta bien hablar de ello de ves en cuando, Pero te sumerges tanto en ti, que no piensas que yo también perdí a una hija y a tu padre Noa. — Lágrimas empezaban a deslizarse por sus mejillas, Que idiota soy.

La tome de la mano con mi cabeza baja, solo pude abrazarla y llorar con ella en ese momento, lloramos como si ellos hubieran fallecido ayer, ese dolor ardía demasiado dentro de mi pecho,  hasta podía sentir el dolor que acumulaba mi madre.

— Perdóname mamá enserio, El que debía morir era yo y no ella.— mi voz estaba en un mar de tristeza.

Ella se dirige al refrigerador y busca algo de hielo para ponerlo en mi mejilla.

¡sin advertencia! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora