Revoltijo temporal mexicano

Capítulo 3. Tunas

Pasaron los años de una forma ya pacífica y tranquila, y en una de esas calurosas y frescas tardes, cuauhtli sale del palacio para dar un paseo por la zona de mercaderes en Tenochtitlan acompañado de un par de guerreros quetzal.

-(Oh cierto, olvidé escribirles la jerarquía de guerreros, como bien sabrán, la historia nos a enseñado que el ejército azteca estaba dividido en Guerrero jaguar y águila, y aquí, hay más que estos dos tipos de guerreros, les explico:
El guerrero jaguar es como el militar promedio, pero el más fuerte en pelea de cuerpo a cuerpo, consiste de casi el 60% del ejército.
El guerrero águila es el encargado de los arcos y reconocimiento del terreno, por eso los parámetros para ser guerrero águila era tener una vista estupenda y una observación y punterías bastante desarrollados.
El guerrero de lechuza es más bien como los guardias y vigilantes de las murallas o lugares públicos, son buenos peleando, pero lo que los destaca es por una intuición, observación y determinación inauditas .
El guerrero lobo es el encargado de la caza y trabajo de búsqueda y rescate, por lo tanto, eran excelentes buscadores.
El guerrero serpiente es la fuerza de espionaje del imperio, sólo el tlatoani y el general mayor tenían derecho de saber de ellos, también son asesinos increíblemente sigilosos, entrenados por el mismo cuauhtli para confundirse con cualquier escenario y temporada, además de un talento con venenos y gases de chile tóxicos. Son de todos los guerreros los más peligrosos.
Y el guerrero quetzal era la guardia real de los Palacios y templos, guerreros de élite que también suelen tener el cargo de comandante.
Ahora continuemos)-

Estaba caminando hasta que ve que una niña era azotada por un vendedor de tunas preparadas
-¡Oiga, espere!, ¿Porqué golpea a la niña? Interviene.
-¡señor tlatoani!- dice el mercader - está mocosa intenta robarme mis frutas, es una ladrona descarada, ya pasó un mes desde que la . . . Encontré por ahí y no deja de comerse mis tunas cuando me distraía con los clientes-

De inmediato cuauhtli se dio cuenta de que la niña no tenía toda la culpa, al mismo tiempo que veía a la pequeña, la cuál intentaba zafarse del hombre con una cara de luchadora, así que le pregunta al mercader:
-y. . . ¿En donde la encontró exactamente?- pregunta con una mirada oscura de un juez que atrapó al criminal en sus mentiras -ya pasaron más de noventa años desde que mi abuelo cuauhtli III prohibió la esclavitud, creo recordar que la sentencia sería de una carga de dos generaciones y el total desapoyo económico por parte nuestra y veinte años de cárcel.
-l-l-la. . . Encontré en el desierto del noroeste cuando iba de viaje en busca de unas. . . mazorcas para mí negocio-
-¿Maíz? ¿No dirá mejor, tunas?- pregunta con una expresión sarcástica
-bu-bueno, ehh. . .-
-no hace falta que me digas más- lo interrumpe, - dime pequeña, ¿porqué estabas robándole al señor?
- hmm, este tipo nunca me da de comer aunque trabaje un chingo y por eso robo, lo mínimo que hubieran hecho mis padres era vend. . . ¡Uahhh!-

El mercader golpea a la niña justo antes de que pudiera pronunciar la última palabra, pero ya era tarde, el tlatoani ya sabía con qué se lidiaba.

Guardia, llévatelo a la cárcel y tú, infórmale a la familia del hombre de sus consecuencias, yo buscaré a los padres de la niña para sancionarlos. Dicho y hecho toma a la niña y se aleja de este puesto de tunas, no sin antes darle un pequeño tazón de estás a la pequeña, quien lo comía con mucha desesperación.
-Ey, con calma, así se te atoran las semillas- le dice a la pequeña mientras le limpia la cara.
-ahora, vamos a mi palacio, ahí te bañarás, cenarás una buena comida, así que por favor no causes muchos problemas.
-no hay problema con eso tlatoani- le dice la nena con alegría de alguien que al fin es libre, así sin más regresan al palacio.

Ya en el lugar, manda a las criadas que aseen y arreglen a la criatura y llamó al escriba real y mando llamar al comandante Itza, el líder de los guerreros quetzal y el de más confianza, para buscar unas personas que se parezcan a la pequeña, dándole las debidas descripciones de la misma, ahora, mientras tanto, la niña era dirigida al baño privado, y cuando le despojaron las ropas para limpiarla, y se sorprendieron al encontrar en el cuerpecito un sinnúmero de moretones y raspones, y eran tantos que tardaron más de una hora en bañarle, ya que el dolor de los golpes no le dejaban bañarla bien.