Capitulo 5: El fiasgo.

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La madre la observaba con una sonrisa de oreja a oreja, mientras Ele se observaba en el espejo, que diferente se veía de esta forma. Tan pulcra con este vestido blanco, sin ninguna mancha que sea llamativa obviando su cabello rojizo que estaba atado y ningún pelo se salia no se que producto le puso Clarisa pero con un pedazo de metal caliente mi pelo liso había quedado con una coleta alta y unos bucles al final. Los zapatos eran brillantes con un taquito alto, el cual estaba poco acostumbrada, pero a futuro me tendré que acostumbrar ya que la duquesa se utiliza constantemente para las fiestas y presencias de la realeza.

Marisa estaba con mi ramo de flores amarillas que pedí exclusivamente para mí, estaba con un collar de cristales que me dió mi suegra, estaba presente en la habitación.

Gracias, observándolas me doy cuenta de las mujeres maravillosas que tengo a mi alrededor. - Su sonrisa tembló porque estaba por llorar.

¡No! - Dijeron al unísono.

El maquillaje. - Dijo Marisa. - Pero gracias, todas nos sentimos muy halagadas. - Vinieron de a una y me abrazaron. Por último mi madre me agarró del brazo y comenzamos a salir de mi habitación para ir al carruaje que nos esperaba en la puerta.

Tu padre estaría muy orgulloso de tí. - Me sonrió. No lo creo, él quería que sea una ama de casa y eso no lo sería.

Gracias madre. - Nos subimos al carruaje. Y me tembló el cuerpo, estaba cerca la iglesia pero era tradición llegar en carruaje. El conductor nos avisó que ya habíamos llegado. Bajaron primero mis acompañantes para verificar que estén todos sentados y él me esté esperando. Espere sentada dentro... unos cuantos minutos que parecieron horas. No aguante y observe por la cortina de la ventana, mi madre hablaba con la madre de Octavio y se las observaba preocupada. Miraron dentro de la iglesia y mi futura suegra entró enojada con los brazos al aire. Mi madre miró dentro, respiró un par de veces y cambió su cara de enojada a una alegre, falsa. Mientras comenzaba a caminar hacia mí, una chica salió corriendo de dentro y yo me encontraba muy confusa. Abrí la puerta con cara de confusión antes de que mi madre pudiera hacerlo.

¿Qué sucedió? - Ella se paralizó, no supo que responder.

Le preguntaras a él luego de la boda. - Agarró mi brazo sin que pudiera decir algo y me comenzó a tirar

¿Qué hizo? -

Ahora no. - Mi mente estaba completamente confusa. Al llegar a la puerta, el piano y los instrumentos comenzaron a escucharse. Respire profundamente y traté de poner mi mejor cara, pero la cara que me esperaba al final era de preocupación, él me miraba arrepentido. Mire a la gente a mi alrededor y parecía que no había visto nada de lo que había sucedido porque se los veía emocionados y alegres viendo mi entrada. El padre de él estaba sentado, había estado recuperándose bien y mi suegra estaba sonriendo falsamente. Mi madre marcaba el paso a mi lado y me guiaba entre mis pasos titubeantes por no comprender lo que sucedía. Lo observé nuevamente y ahora tenía una sonrisa y sus ojos iluminados. No podía dejar de pensar en lo sucedido y sólo tenía pensamientos malos sobre lo que ví. Al llegar al altar él me estiró la mano y estuve unos segundos sin saber si aceptarla, mi madre me soltó del brazo y me agarró mi mano y se la alcanzo a él. Él tiró levemente de mí y caminé hasta estar frente a frente. El padre se nos colocó frente y comenzó con la ceremonia, mi prometido apretaba levemente mi mano haciéndome reaccionar a lo que tenía frente.

Si, acepto. - Dijo Octavio. ¿Qué?

Eleonora Mariabella, acepta... -

Si, acepto. - Dije antes que termine su frase y haga caso a la idea que tenía en mi cabeza de salir corriendo. El público se rió y mi ahora esposo sonrió. - Lo dije antes de que quiera huir.- balbucee, siendo el único que me escuche mi esposo. Que apretó levemente mi mano, pero no lo observé.

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⏰ Última actualización: Mar 13, 2022 ⏰

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