Al finalizar todas la cartas, Jessica las deja a un lado, donde todos puedan verlas. Bajó a la cocina en busca de un cuchillo. Lo tomó y se dirigió a su habitación.
--¿Jessica?-- Oh oh.
--¿S-s-si mamá?-- Logré decir con la voz entre cortada y escondiendo el cuchillo.
--¿Qué haz estado haciendo? No me importa. Quiero que cuides a Dyland, ¿okey?--
--Pe-pero...-- Tartamudeé.
--Nada de "peros" señorita. Harás lo que te dije, ¿okey?-- Me levantó la voz. Asentí.
Me di media vuelta y subí a la habitación de Dyland. El pequeño estaba dormido. Entré sin hacer ruido y me acerqué a su cama y empecé a acariciarle el rostro.
--Hermanito... Te amo demasiado, nunca, NUNCA, lo olvides. Siempre serás mi Spiderman. Prometo protegerte. De verdad. Batichica tiene que irse y... Dudo que vuelva-- Besé delicadamente su frente.
--No, no te vayas Batichica, tenemos que salvar el mundo... También te amo-- Empezó a hablar dormido el pequeño. Oh hermano, como te extrañaré.
Me dirigí a mi habitación y me tumbe en la cama. Quedé mirando al techo y metiéndome en reflexiones infinitas... Recordando aquella vez que mi "mejor amiga" me gritó al frente de toda la preparatoria "DEJA TE CORTARTE, DESPUÉS TE QUEJA DE QUE NADIE TE QUIERE Y POR QUé CARLOS NO SE FIJA EN TI". Juro que la odié en ese momento. Agarré el cuchillo e hice una cortada. Auch. Recordé cuando mi madre me golpeó al frente de los chicos solo por haber sacado mal un examen. Respire hondo e hice otro corte. Rompí en llanto al recordar cuando hice enfadar a Dyland... Dijo que me odiaba... Al igual que todo el mundo... Mi madre... Mi "mejor amiga"...
Volví a pasa el cuchillo por mi muñeca, una y otra vez... Cortada tras cortada. Una más profunda que otra. Hasta que llegué a donde quería. Llegué a la vena. Solté el cuchillo mientras una amplia sonrisa aparecía en mi rostro. Mi brazo desangrándose... Mis párpados se volvieron mas pesados. Estaba agonizando. Ya.--¡AHORA SI SOY FELIZ!-- Grité con todas las fuerzas que me quedaron. Ese grito inundó toda la casa. Ya me iba... Entraba al cielo...
Jessica cerró poco a poco los ojos, había hecho lo que siempre había querido. Mucho odio, mucho bullying, malos comentarios, rechazos, todo se había olvidado, había escapado de todo lo que la perturbaba. Era feliz... Ahora sí.
Muchos podrán verla como "la típica adolescente suicida", así ven a muchos, pero no se toman la molestia en preguntarles un "¿por qué?", por qué de su dolor, ayudar, nos juzgar... Evitar que más de uno haga sus cartas suicidas.