relación lésbica (lo debo de aclarar porque muchos no leen la descripción de la historia) food play; uso de comida en el sexo, leve lenguaje vulgar, consentimiento extremadamente dudoso, necrofilia, mención de los hermanos haitani, mención de sangre. Canibalismo
mi contenido mayormente tiene algo turbio e incómodo.
@ccuarzo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La noche se iluminaba gracias a la luna, el prado se distinguía levemente por el color de las flores que se mantenían quietas. Esta noche el viento no existía, aterrador como el ambiente se ponía tenso por cada segundo. Las ramas de los árboles se rompían sin motivo alguno, de fondo podía oír hasta el llanto de un animal agonizar como si fuera una melodía de admirar.
Pero lo ama.
Es su lugar, la oscuridad siempre fue su lugar más querido. Apartada de los demás como un bicho asqueroso que nadie desea ver ni tocar. Haruchiyo jugaba con su imaginación ante la soledad; crear siluetas en el bosque, ver rostros escondidos entre las flores, masturbarse con su propia menstruación en necesidad de sentir un fluido cálido y repetirlo las veces que sean necesarias hasta sentirse satisfecha.
Travesear con su cuerpo en mitad del bosque es su rutina, pasear sus dedos finos por toda su vagina y lloriquear del placer al sentirse observada e incapaz de defenderse ante cualquier ser que desea atacarla. Si no es suficiente, simplemente se levanta para volver a su hogar. Ni toma la molestia de vestirse, la noche tapa su cuerpo esbelto y pálido.
Su rutina sigue claramente, ya en su casa tiene más diversión. El cuerpo muerto de sus excompañeros de secundaria es de gran uso. Ama jugar con el pene blando de Ran en su boca, lame toda la carne y muerde hasta el punto de desgarrarlo de a poco. Luego lo mete en su caverna caliente, disfrutando cada centímetro del falo acariciando sus paredes aterciopeladas. Para aumentar su morbo, le gusta ponerle miel a la carne e imaginar que es el semen del peli-morado expandiéndose por todo su interior, chorreando su fluido mezclado con la miel, una sensación enfermiza que hace arder su corazón de una manera inexplicable.
El menor no se queda atrás, juega más brusco con él y babea por todo el cuerpo de este. No es por favoritismo, antes de matarlo tuvo una gran noche de sexo entre llantos y súplicas. Divertirse con él era acordarse automáticamente de cada palabra desgarradora como para llegar a su clímax rápidamente. Lo mejor, es lo jugoso que es Rindou.
Mantiene un buen trozo de su cuerpo en el congelador, de solo recordarlo el hambre se presentó.
La noche sigue, las luces de la casa se mantienen apagadas. Haruchiyo cocina la carne humana ya limpia y cortada. La condimenta con especias del bosque más oscuro, al no estar cerca de la ciudad y de haber vivido una vida de hambre; aprendió a diferenciar y a crear especias. Tal vez no eran las correctas pero el sabor vale la pena. Las bayas se conecta al color de la carne, el olor se vuelve adictivo otra vez para Haruchiyo.
