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Esta mañana es perfecta. Mira ese sol. Cómo se alza sobre nosotros, inmenso, intocable, imponente... Y ahí dentro, en mi casa suena "Mr. Brightside" de The Killers. No sé canción sonará después, pero la anterior era "You only live once" de The Strokes.

Y aquí, justo afuera de mi casa, sentado en un sillon corriente, disfrutando de la mañana dominical, estoy fumando un dulce cigarro. Su olor penetra en mis fosas nasales. Lo absorbo en mis pulmones. Lo hago mío. Y luego lo dejo ir. Nada podría joder mi día. Ni la pinche gente, ni el maldito Sol, ni nada. Y no sólo eso, ahí dentro en su habitación está mi pequeña durmiendo bajo el manto de la música. Nada me joderá mi domingo. Nada.

—¡Gabi!

¡No!

—¡Ya te vi!

¡Maldita seas, no! Todos menos tú.

—¡Hola, Gabi! No pensé que te fuera a encontrar despierto tan temprano. Pero aquí estás.

Su maldita voz de niña pequeña me jode. Su cara alegre me irrita. Su actitud inquieta me aterra. La odio.

—Hola, Dana. Vete.

Jamás me hace caso. No sé ni para que le doy una orden. No sé ni cómo me fui a relacionar con alguien así. Este tipo de gente es casi una especie en peligro de extinción y aún así, yo me encontré con ella. La recuerdo como si fuera una patada en los huevos.

Ese día, llevaba prisa por llegar a mi casa y fumar un cigarro. Siempre paso por un parque camino a casa, y por alguna razón la vi a ella. Solo a ella. Está bien, seré honesto. Es muy guapa, y tiene todo en el lugar correcto. Y tal vez fue esa la razón por la que me llamó la atención en primer lugar. En segundo lugar, fue también porque estaba llorando. No digo que sea una persona de buen corazón, pero no pude evitar preguntarle qué le ocurría. ¿Y qué me contesto?

—¡Es que me faltan seis pesos para mi helado!

Y lo hizó llorando, gimiendo, a moco soltado. No tuve más opción que darle el dinero para comprarle su helado. La lleve hasta la heladería y se compró un enorme cono de tres sabores. Después de eso, lo demás es historia para otro día.

—¿Qué quieres, Dana? ¿Ahora qué paso, a qué vienes a molestarme?

Dentro de mi casa suena "Breezeblocks" de alt-J.

—Bueno, como es domingo pensé que a lo mejor te gustaría pasar la mañana conmigo y tomar el desayuno en un café por el centro, no sé, piensalo.

Su maldita sonrisa. La odio.

—Hoy, no puedo, Dana. Los domingos son para mi hija, igual que los sábados. Siempr ete digo lo mismo, todos los jodidos fines de semana.

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⏰ Última actualización: Apr 12, 2015 ⏰

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GabrielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora