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Arreglé mi postura para tirar la flecha del arco de Hari. Decidí aprender por mi seguridad y supervivencia dada la situación, aunque eso no es del todo cierto. Pues nos encontrábamos en la sala de enfermería cuando oí que Hari es el tipo ideal de Mi-jin, mi mejor amiga y la persona de la cual estoy enamorada desde ya 4 años.
Entonces allí me di cuenta, que por más que haya pasado tantos momentos junto a ella seguía siendo solo yo la enamorada. ¿Soy una tonta? Por supuesto que sí. Mientras Hari es una gran deportista, yo seguía siendo la amiga tonta de Mi-jin.
Habíamos recorrido mucho hasta llegar a un lugar seguro, Mi-jin se encontraba sentada en el suelo mientras observaba cada movimiento que realizaba Hari quien se encontraba ayudándome con su arco. Creo que le gusta y no la juzgo, ella es grandiosa.
Mis nervios aumentaron, pensando que si realizaba mal ese tiro tal vez ella piense que soy inútil y no soy tan maravillosa como lo es la pelinegra que se encontraba junto a mí.
Y la verdad es que me dolía compararme, pero mis inseguridades se volvieron más fuertes que yo el día que Mi-jin y yo nos besamos. Sí, nos besamos.
- Hey, te ves tan linda cuando haces eso - señalé, habíamos bebido tanto en la terraza de su casa que ya no teníamos el control de nuestras palabras.
- ¿Qué cosa? - Posó sus ojos en mí mientras expulsaba el humo del cigarrillo por su boca.
- ¡Eso! - Volví a señalar - Aunque siempre te vez bonita - Reí pero ella solo me miró sin expresión alguna.
- Tú también eres bonita - Dijo dando otra calada a su cigarrillo mientras miraba hacia el cielo - Pero dejemos de decir esas tonterías románticas, me dan náuseas.
- ¿Por qué? La sinceridad es un valor importante - Dije volviendo a dar unos tragos a mi bebida bajo la atenta mirada de Mi-jin - ¿Eso es un valor? No recuerdo bien - Dudé de mis propias palabras, pero levanté mis hombros restándole importancia mientras continuaba bebiendo - ¿Por qué me miras así? ¿eh? - La señalé con el dedo y ella lo tomó con su mano poniendo mi mano en su regazo - Pareciera como si quisiera estrangularme - reí, pero honestamente su mirada mi estaba poniendo nerviosa.
La tensión había aumentado, al igual que el calor. O al menos eso parecía. Mi-jin se estaba acercando lentamente a mí como si tuviera miedo de que huya o algo parecido.
- Mírate, ahora parece que vas a besar... - No terminé de hablar porque Mi-jin me tomó del cuello para acercarme a ella y besarme. Abrí los ojos por la impresión mientras sus suaves labios rozaban los míos. Moví mi rostro para tener mejor acceso a las puertas del cielo; los labios de Mi-jin. Su tacto era suave pero necesitado. Como si hubiese esperado tanto por ese momento, o solo era el efecto del alcohol y dos mejores amigas queriendo reforzar su confianza y amistad.
