Un trabajo por terminar

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Las entregas finales del semestre de la universidad estaban en curso, montones de proyectos se me habían acumulado y mi computadora había decidido morir justo en ese momento. Tenía la entrega más importante y larga para el día siguiente en la mañana y tendría que iniciarlo de cero nuevamente; el problema era que no tenía dónde trabajar.

Después de darle muchas vueltas al asunto, una idea genial se me cruzó por la mente y lo puse en marcha enseguida. Debido a que conocía personas influyentes de la universidad, no me fue difícil conseguir que me prestaran una oficina con computadora del departamento para trabajar durante el resto del día y quedarme incluso toda la noche para poder terminar el proyecto, así que ese mismo día, regresé rápidamente a casa por todo lo que necesitaría (algo de comida, un cambio de ropa y artículos de papelería) y a las 3pm ya estaba en la universidad de regreso enfocada en concluir mi entrega.

El proyecto no era exageradamente difícil, en general me había sido sencillo ir avanzando a lo largo de los días, sin embargo, perder todo en mi computadora me había complicado la existencia. Estuve trabajando por algunas horas y para las 10pm pensé que sería bueno ponerme en ropa más cómoda ya que de cualquier manera no quedaba casi nadie en toda la universidad, así que ahí mismo en la oficina me cambié rápidamente cuidando que por la ventana sin persianas que había no pasara nadie.

Lo que me puse fue un estilo de pijama refrescante. Era verano e incluso por las noches el calor era insoportable. Llevaba un tank top que apenas cubría mis pechos y un short con las mismas características. Había dejado un vestido cerca por si alguien venía a tocar la puerta pudiera estar más presentable, pero que por ahora pudiera estar cómoda.

Otra hora pasó y estaba bastante cansada y mi cerebro bloqueado intentando recordar qué tenía ya hecho para sólo volverlo a escribir, por lo que decidí tomarme un respiro y ver todo el panorama; a lo largo del día había estado pegando post-its por las paredes para recordar cosas y estaba parada frente a ellos viéndolos. Vi uno por encima de mi cabeza con una nota de algo que ya había hecho y me estiré un poco para alcanzarlo y quitarlo cuando escuché que la puerta se abría y sobresaltada me di la vuelta. Frente a mí estaba el profesor Arriendo, precisamente a quien debía entregarle el trabajo al día siguiente.

Arriendo
Perdón no quise asustarte, vi la luz prendida y no sabía que había alguien acá todavía

Por un momento no pude decir nada, abrí y cerré la boca varias veces intentando decir algo pero no salía ningún sonido. El motivo detrás de que quisiera entregar el proyecto tan perfecto era que quería la aprobación del profesor; él era de esas personas que te atraían en cuanto los conocías aunque no fueran coquetos contigo. Era bastante alto, me sacaba una o dos cabezas, era joven apenas rozando los 30 años y era visible que era disciplinado en el gimnasio. Tenía además un carisma peculiar, donde sin caer en el flirteo era capaz de ser encantador con todos y todas. Tener su aprobación y validación nunca estaría de más.

Repentinamente recordé la ropa en la que me encontraba y crucé los brazos sobre mis pechos para cubrir mis súbitamente erectos pezones que seguramente se notaba a través del top.

T/N
Perdóneme usted las fachas, pedí la oficina para pasar la noche y al parecer me puse demasiado cómoda

Mi comentario hizo que Arriendo me analizara de arriba a abajo y sentí su escrutinio por todo mi cuerpo que se detuvo ligeramente en mis piernas y la parte superior de mi torso, lo que curiosamente me hizo bajar los brazos.

Arriendo
No te preocupes en lo absoluto. Lo entiendo.
¿Necesitas ayuda con eso?

Se acercó la distancia que nos separaba y acercando su cuerpo a mí, estiró el brazo para bajar el post-it que quería. Nuestros cuerpos quedaron tan cerca que nos rozamos cuando lo tomó y cuando me lo entregó, di un paso hacia atrás quedando completamente pegada a la pared. Él me miró viendo hacia abajo y por unos segundos solamente nos quedamos mirando fijamente a los ojos. Mi respiración estaba agitada y ya no había nada que me cubriera el escote de mi camiseta, así que cuando bajó la vista para observarme, sentí calor subir a mis mejillas y dejé de respirar por un momento.

Arriendo se dio la vuelta abruptamente y caminando hacia la puerta empezó a respirar fuertemente. No era tonta, estaba segura que él también había sentido ese momento de tensión, pero si él había decidido alejarse, no sería yo quien lo obligará a nada.

Aún con el post-it en la mano, estaba a punto de salir de la oficina cuando leyó la nota y se dió cuenta que era parte del trabajo que le tendría que entregar al día siguiente, así que se volteó aún con el pomo de la puerta en la mano, y después de cerrarla me preguntó:

Arriendo
¿Estás haciendo el trabajo de mi clase?

T/N
Sí, perdí todo anoche que mi computadora falló, al menos me quedan unas horas para terminarlo

Le contesté sonriendo penosamente

Arriendo
¿Quisieras que te ayude un poco? No tengo a qué ir a casa de cualquier manera

Una noche en la UniversidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora