Capítulo 1: La Bruja del olvido (Parte II)

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La mujer prosiguió su camino, internándose en las fauces bajo la tierra, los calabozos. Entre las paredes mohosas y el aroma a muerte, se encontraba Deniak Alagnar, príncipe de la regencia de Akron; pueblo que había perdido a sus reyes y quedado bajo el protectorado de Ebath, tras una terrible epidemia. Y su único sucesor yacía sobre el piso polvoriento, de una celda sumida en las profundidades de la tierra, donde la luz parecía nunca haber existido.

En el rostro desfigurado no quedaba rastro alguno del principe, la piel amoratada y los huesos rotos narraban una historia de tortura desmedida. Sus captores lo habrían acabado a golpes, sino fuera porque la ejecución debía ser pública. Y aunque no había matado ni cometido traición, se le trataba como tal. Pesaba sobre sus hombros el intento de rebeldía de su tío, a quien hacía mucho habían ejecutado, pero cuyo fantasma aún asoleaba el linaje Alagnar.

—Deniak —murmuró en la oscuridad la yeudel—, Deniak —Volvió a llamarle sin obtener respuestas del hombre moribundo—, ¡Deniak! —exclamó, liberándolo de sus delirios, uno de sus ojos logró abrirse, dejando entrever una pupila hundida en sangre—. ¡Oh! Pobre hombre ¡Qué despiadados pueden llegar a ser los humanos con los suyos! Y a mi me dicen cruel, ¡pero qué hipócritas!

Deniak dirigió su mirada hacia la voz, no era capaz de percibir algo en la distancia. Pensó que su tortura comenzaría de nuevo y su cuerpo tembló. Sollozó, falto de la valentía que le caracterizaba.

—No le haré daño, príncipe. Loreth me ha enviado para ayudarle.

El hombre no le creyó, habían jugado tanto con su mente, que la esperanza se le había muerto. Se retorció un poco e imploró piedad. La mujer no respondió, se acercó a él y comenzó a limpiarle el rostro. Deniak no hacía más que temblar y lagrimear, exasperándola.

—¡No más! ¡Por favor! ¡Mátenme ya! —Golpeó la mano que le ayudaba—. No quiero vivir más.

Deniak agudizó su mirada, tratando de ver el rostro de su torturadora, pero solo logró distinguir los enormes ojos. Aplastantes, lo atraparon. Sintió la oscuridad que emanaba de ellos. Hubiese huido, pero no tenía fuerza, creyó que no podía sentir más terror del que ya había vivido, pero aquello era diferente y más fuerte. Le miró suplicante, a la espera de su piedad, y solo obtuvo una sonrisa macabra. Había un contraste de emociones entre ambos.

—Nada podrá detener lo que ha sido invocado —murmuró a su oído, dejando salir su verdadero ser.

Sin compasión o remordimiento, comenzó una vez más el ritual, el canto y las mariposas eran el bello disfraz de un poder arcaico y malévolo. El rostro jovial de la mujer, ocultaba un pasado atroz por el que estaba maldita. Y aunque poderosa, no era libre, su alma estaba atada a otros, para poder controlarla. Pero esa era una historia que pocos conocían, pues eran escasos los sobrevivientes del día en que se convirtió en la yeudel del olvido.

Deniak no tuvo la fuerza para resistirse, se entregó con facilidad al torbellino de mariposas y tadum. Por última ocasión, vislumbró cada momento que compartió con Loreth. El tiempo fluyó desde su despedida hasta la primera vez, en que sus ojos se toparon. Fue como haber vuelto a vivir cada instante, era tan real. Al final, cuando fue consciente de lo que ocurría, se llenó de terror, sintió como algo importante le era arrancado. El vacío que dejó fue desgarrador, y saber que aquello, le dolería para siempre fue insoportable. Se arrepintió tanto de haber sido tan dócil, de entregarse al engaño con inocencia. Para fortuna suya, todo se esfumó en cuestión de segundos, cuando su mente, adormecida por el hechizo, entregó al olvido cualquier emoción, pensamiento o recuerdo relacionado con Loreth.

Los ojos de Deniak se cerraron con un "te amo, Loreth", que murió en el silencio de sus labios. La mujer, incapaz de disimular el éxtasis que sentía al alimentarse de las emociones de Deniak, se dejó caer en un rincón. Sus ojos irradiaban paz. Un sentimiento que pocas veces podía disfrutar. Los Alagnar poseían un alma conformada de un tadum especial, esto se reflejaba en sus dotes para la curación y en la extrema nobleza de sus corazones. La yeudel se quedó ahí por unos minutos, hasta que un rugido la alertó. Siguió el gruñido que la llamaba, hasta internarse en una cripta, ahí se encontraba un yoruba, no cualquiera, sino aquel al que ella estaba atada.

—Tantos años han pasado y sigue poseído por el odio. ¿Cuánto tiempo más, habrás de seguir así?

La bestia embistió las rejas con furia, su rugido retumbó en el recinto, pero ella permaneció impasible. Lo miró con una mezcla de resentimiento y lástima.

—Espero que cumpla con su parte mejor que su hermano —dijo la yeudel al hombre que la observaba a lo lejos.

—No tenga duda de ello. Soy un virtuoso más poderoso que él, he ahí la razón de su coraje.

—Por eso te elegí a usted, y no a él —Ambos se miraron y ella le sonrió con malicia—. ¿Sabía que Deniak me contactó antes que usted? Aunque su oferta no se equiparaba con el don que usted posee, pero sabía que tarde o temprano me llamaría.

—¿Cuándo sucedió eso? —interrogó con inquietud—. ¿Qué fue lo que él le pidió? Es ilógico, ¿por qué necesitaría de su poder?

—Al parecer, había algo que le abrumaba tanto, que me necesitaba con urgencia. Me pregunto, ¿ quería borrarle a usted de la mente de todos o de la propia?

Sin que Loreth pudiera decir más, la mujer se movió con presteza hacia él, y tomó lo que era suyo. La yeudel no podía ocultar el placer que le producía tomar parte del alma del príncipe. Y no era que ella disfrutase la tortura o lo despreciara, sino que el tadum del que estaba hecha su alma, era especial, diferente al resto de humanos, pocos como él poseían esa energía: pura y poderosa. Esta vez no hubo un canto, sino los gritos de horror de Loreth, quien sufría un dolor similar a ser quemado en vida, mientras le era devorada parte de su ser.

Cumplida su labor no tenía más razones para permanecer ahí. Se marchó, dejando detrás de sí, una estela de rumores, que hacían más grande el mito de la Bruja del Olvido.

 Se marchó, dejando detrás de sí, una estela de rumores, que hacían más grande el mito de la Bruja del Olvido

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Les agradezco sus lecturas, el tiempo y abrirle su imaginación a esta historia. Espero disfruten la historia y como he dicho antes, presten atención a los detalles, no des nada por sentado y disfruta de los matices que aporta cada personaje, todos están aquí por una buena razón.

Con cariño, hasta el próximo capítulo.

Muchas gracias por leerme. Te invito a leer el siguiente capítulo, esta redactado en 1940... He borrado lo anterior para evitarte el spoiler, pero sí, te aseguro, se pondrá mejor.

Como apenas estoy editando es probable que encuentres errores, por lo que te agradecería me los señales :) claro, un poco de cordialidad no viene mal.

Un saludo, un abrazo y a disfrutar de la lectura. Ten por seguro que pasaré por tu perfil, paciencia nada más, que me gusta conocer el trabajo de mis lectores, pero a veces me escasea el tiempo.

Con cariño, ¡hasta el próximo capítulo!

Me han vuelto a cambiar los guiones!!!! Me mato xD

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