──Kaeya

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Cayendo la media noche en la bella región de los vientos, y te encontrabas en el interior del Obsequio del Angel pasando el rato, o más bien, cuidando de Venti. Mientras Diluc, con su habitual semblante neutro, estaba detrás de la barra negándose a darle un vino más al más bajo, ya que anteriormente no había pagado ni una sola copa que él le facilitó anteriormente.

Venti intentaba persuadirte para que le aportara con un par de moras para pagarle los vinos a Diluc, ofreciéndose a hacer cualquier cosa para obtenerlas, pero Paimon lo reprende con que "no iría de darle su dinero".

Con el paso de unas horas, la taberna se encontraba casi vacía, tan solo quedaban ustedes tres y un chico solitario sentado en un rincón del lugar, que a decir verdad, tenía una mirada sombría y bastante inquietante, parecía estar bastante tomado de copas, y habían varias de estas regadas en su mesa, pero no le tomaste demasiada importancia, según Diluc, muchos hombres tristes llegaban al lugar para ahogar sus penas en su exquisito alcohol.

Mientras te quedabas sentada frente al mesón del pelirrojo charlando tranquilamente con él, esperando a Venti para poder llevarlo seguro a casa cuando Diluc esté por cerrar el local.

Pasado un rato, estabas ya algo cansada, durante el día habrías estado cumpliendo misiones sin parar, hasta que cayó la noche, en la cual, el bello chico de trenzas te pidió acompañarlo a beber un rato, y gracias a Paimon no te pudiste negar, además deseabas ir a ver al dueño del local, tu buen amigo.

Finalmente, Diluc les informó que ya estaba por cerrar la taberna, pidiendo que nos retiremos, por lo que decidimos en llevar a Venti a casa.

Pero no fue de esperarse que el chico solitario que aún seguía allí era el mismísimo caballero, el señor Kaeya.

A pesar de que no te lleve por muchos años, aún así te corresponde decirle señor, ya que reconoces al peliazul como un superior, debido al alto mando que tiene entre los civiles, no solo por su desempeño en el combate, si no también por su increíble físico atrayente.

Lastimosamente el moreno no se lograba mantener bien de pie, apenas se sostuvo de la barra dándole las moras a Diluc por el vino, con una sonrisa nerviosa, y este otro le lanzaba la mirada más fulminante de todas, como de costumbre.

Kaeya se volteó a mirarte y brindarte una cálida y encantadora sonrisa, que a tidas tanto enamora, para luego tambalearse ligeramente.

──¿Te importaría llevarlo a casa? Debo cerrar aquí y no estoy de humor para soportar sus balbuceos en el camino.──

Te preguntó de sorpresa Diluc, tener que cuidar a dos ebrios y una niña casi comida de emergencia no estaba en tus planes, pero no te negarías por amabilidad.

──No hay problema, tú no te preocupes Diluc, yo me encargo!──

Accediste con una bella sonrisa.. pero vaya que el viaje estaría difícil.

──Gracias en serio, me quitas el peso de encima.──

Agradeció y se limitó a ofrecerte una ligera sonrisa, tomaste a Kaeya y a Venti por los hombros y te retiraste del lugar.

──Nos vemos mañana, Diluc!──

──Adioos!── Se despidió con la manita Paimon.

──Hasta mañana.──

El pelirrojo sonrío y se devolvió al interior del recinto.

Durante el camino Kaeya y Venti se pasaron cantando canciones de borrachos mientras se movían lado a lado e intentabas mantener a ambos de pie.

GENSHIN IMPACT Y TÚ - OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora