¿En qué piensa Akihiko Usami?

Misaki Takahashi era un joven muy normal, nada en su vida era extraordinario, quitando del pequeño detalle de estar saliendo con un famoso escritor multimillonario. Iba todos los días a clase, hacía las tareas del hogar, estudiaba y leía sus mangas favoritos. Era una vida bastante corriente, sin nada que destacar. Fue un jueves por la tarde cuando a Misaki le ocurrió un suceso extraordinario.

- ¿Cómo es tan desastrado? ¿Lo hará a propósito para probar mi aguante?- murmuró Misaki comenzando a sacar cosas de un armario empotrado que había en uno de los dormitorios-. ¿Tiene treinta y dos años o seis? De verdad, qué hombre...

Recolocó todo de forma ordenada y cogió una escalera para poder llegar a los armarios de arriba. Se subió a ella y, al abrir una de las puertas del armario, todo se hizo negro.

- ¡MISAKI! ¡MISAKI, NO VAYAS HACIA LA LUZ!- el grito de Akihiko hizo que volviera en sí-. ¡NO TE MUERAS QUE AÚN NO HEMOS TERMINADO DOWNTON ABBEY! ¡MISAKI, SI TE MUERES, ME MUERO!

- Morirme no sé pero quedarme sordo...- murmuró abriendo los ojos y se vio rodeado de osos de peluche.

- ¡MISAKI! ¡Mi amor, menos mal que estás bien!- sonrió Akihiko-. Casi te matan mis ositos.

- Pues vaya muerte más tonta- dijo Misaki y se llevó una mano a la cabeza haciendo una mueca-. Creo que me he dado...

¡Oh, no! Se ha golpeado la cabeza... Con lo que me ha costado conquistarlo, si sufre amnesia tendré que volver a empezar de cero... Pero por Misaki haré cualquier cosa.

Misaki observó el rostro de su novio con el ceño fruncido. Escuchaba su voz claramente pero el escritor no había movido los labios.

- Usagi-san, creo que debería ir al médico.

- Sí, que te hagan un TAC, una resonancia, una ecografía, un lavado de estómago o lo que sea- asintió el escritor-, pero que te dejen como nuevo.

- Con que vean que en mi cabeza está todo bien, sobra- dijo Misaki poniéndose en pie.

Akihiko condujo en silencio con gesto preocupado. Misaki se estaba volviendo loco, no paraba de escuchar a su novio pero en verdad no estaba hablando. Era como si fuera capaz de escuchar sus pensamientos.

¿Por qué le ha tenido que pasar esto a Misaki? Es la persona más buena del mundo. No es justo... Debería haberle pasado a Haruhiko. Sí, ese se merece una avalancha de osos... ¿Y si le ha afectado el golpe? ¿Y si se le olvidan cosas básicas? Podía hablar y caminar, lo cual me tranquiliza. Pero y si... ¡Oh, no! ¿¡Y si se le ha olvidado cómo hacer mamadas!?

- ¡ERES UN CERDO, USAGI-SAN!- exclamó Misaki sorprendiendo al escritor-. ¿¡Esa es tu mayor preocupación!?

- ¿Qué dices? Pero si no he dicho nada...

Ay, dios, que le ha afectado el golpe de verdad... Pagaré a los mejores neurólogos del país... No, del país no, del mundo...

- Usagi-san, esto que te voy a decir te puede sorprender pero creo que soy capaz de escuchar tus pensamientos- dijo Misaki y Akihiko le miró de reojo pero rápidamente volvió a poner la vista en la carretera.

O se le ha ido la cabeza o ha visto la oportunidad de vacilarme...

- Ni se me ha ido la cabeza ni te estoy vacilando. Bueno, puede que sí que se me haya ido un poco la cabeza, Usagi-san- dijo Misaki preocupado.

- Vamos a hacer una prueba, ¿vale? Voy a pensar algo y tú me tienes que decir en qué estoy pensando.

- Vale.