Prólogo.

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Una mariposa navega por el cielo, huyendo de su prisión: yo.

Agita sus alas azules igual a mi frondoso vestido.

-Suspiro-.

Al menos ella será libre.

Siento la presencia de alguien en mi enorme habitación, sé automáticamente quién es.

-Otra vez liberando las mariposas que te obsequian -aunque estoy de espaldas a él puedo sentir como niega con la cabeza- por algo te llaman la reina de las mariposas, no puedes despreciar los regalos que te ofrecen los diferentes reyes, duques, vizcondes y demás para ganarse su aprecio, majestad.

-Bueno mi querido consejero -volteo hasta estar a una distancia prudente de mi fiel consejero desde que era niña- primeramente, se me llama así por mis vestidos con mariposas de tela bordadas en ellos y por el nombre de nuestro reino, no porque encarcelara mariposas -pongo una cara de horror y niego con ambas manos-.

-Gustav suelta una risita- Tranquila mi reina, sé perfectamente que no le gusta los animales encarcelados, y a mí tampoco -él también pone una cara de horror- solo disfruto mortificándola-.

-Relajo mis hombros-.

Sabía muy bien que esas eran sus intenciones, Gustav siempre ha sido como un padre para mí, me ha educado y me ha formado con valores y lecciones, que me hacen ser quién soy hoy en día, y le agradezco con mi vida eso, no siempre he sido feliz con el destino que me tocó vivir, así que siempre derrocha frases divertidas para verme sonreír, aunque no sea una de esas sonrisas que llegan a los ojos, me alegra mucho que le guste verme feliz, no todos quieren eso.

Ignoro mis pensamientos.

-Supongo que no solo has venido a mortificarme no? Anda, habla, que ha pasado? -mi fiel amigo suspira-.

-Tenemos un prisionero, y el guardia en jefe necesita saber qué hacer con él.

-Enarco una ceja-.

Eso me sorprende, en Butterfly Land a pesar de ser un reino muy grande y próspero, no han existido delitos muy grandes, de vez en cuando un ladrón hambriento, o problemas en bares.

El jefe de mi guardia real tiene bien claro que hacer en estas ocasiones, existen leyes que he modernizado según los tiempos y circunstancias.

Si es un ladrón hambriento, cumpliría una condena de un año, y se le ofrecerá trabajo durante sus años de recluso y después de ese año, ese recluso tomará la decisión de seguir con su vida por un adecuado camino, o seguir por un mal destino.

Pero luego pensaremos en las leyes, tengo que saber que sucede.

Levanto levemente mi vestido azul con mariposas tejidas en él, para ir más de prisa, con el tiempo me he acostumbrado a los tacones.

Cuando llego a la sala del trono, puedo observar a cinco de mis guardias, dos delante y tres detrás, rodeando a un hombre encarcelado por cadenas de hierro que van de una esposa ancha de hierro en su muñeca derecha, a su izquierda.

El jefe de la guardia se me acerca, y en mi rostro se vuelve a reflejar el horror.

Este se para delante de mí y hace el saludo real, que es con una mano en su pecho, cerrada en un puño.

-Su majestad -me dice este-.

Ni siquiera correspondo el saludo.

-¿Se puede saber qué es esto? -digo en el tono fuerte que me caracteriza-.

Muchos me despreciaban por ser mujer, les parecía ilógico que una mujer dirija todo un país, pero poco a poco me fui ganando el respeto de todos.

Estamos en pleno siglo XVII, ya es hora de que acepten que las mujeres podemos hacer todo lo que nos propongamos.

-Su majestad le puedo explicar -mi subordinado interrumpe mis pensamientos-.

-Enarco una ceja para que continúe-.

-Este hombre asaltó todo un banco por sí solo, lo atrapamos porque estaba totalmente borracho, pero casi se sale con la suya.

-Eso es todo? -pregunto indignada- tienen a un hombre moribundo en medio de mi sala del trono, porque robó un banco borracho?-.

-Eso no es todo su majestad - dice rápidamente- es -traga saliva- un peligroso pirata, él más buscado para ser exactos.

Bueno, esto sí que me sorprende.

Me acerco pausadamente, al elegante asiento solitario que impone frente toda la sala.

El asiento real.

Luego de estar sentada decido preguntar.

-Qué hace el pirata más buscado en mi reino?- le hablo directamente, desafiándolo-.

Después de unos segundos alza lentamente su rostro.

Había escuchado de él pero nunca había visto su cara, bueno solo por los pósteres de "Se Busca".

Parece ser muy joven de unos veintitantos años, lo cual es muy raro para ser un pirata muy exitoso, pero quién soy yo para juzgar, cuando tengo 23 años y gobierno todo un reino.

Su cabello negro, lacio y alborotado cae por todo su rostro, pómulos marcados, nariz perfilada, entorna sus ojos en mí, azules profundos, como la mariposa de hace unos minutos, al igual que esta, me reflejan libertad, de pronto nace una sonrisa natural y pícara en su expresión.

-Mucho gusto su majestad, tenía muchas ganas de conocerla.

Eso me hace dudar.

-Este hombre está borracho, llévenlo a una celda, hasta que esté sobrio y pueda interrogarlo mejor -declaro-.

Cuando los guardias están a milésimas de levantarlo, este lo hace solo y me mira fijamente y su expresión de diversión aumenta.

Los guardias se acercan rápidamente a él para atraparlo, pero alzo mi mano en señal de que paren, no parece que vaya a huir.

-Ya no estoy borracho mi reina -lo dice con un toque de sarcasmo, y hace una reverencia- se lo probaré.

-Frunzo el seño en duda-.

-Continúa.

-Verá, sé mucho de usted, la niña de 10 años que perdió a sus padres luego de que su propia familia los asesinara para tomar el trono, y con esa edad tuvo que imponerles a pagar con la muerte, la respeto mucho sabe -aplaude de repente- tuvo mucho valor a tan corta edad, y desde entonces tuvo que enfrentarse a muchos pretendientes interesados, además de tener que defender el valor de sus padres y demostrar a todos que podía dirigir un reino, el reino más poderoso y grande de todos, la reina de las mariposas, la inquebrantable, ya ve como no estoy borracho?

Eso me deja sin palabras, sabe mucho de mí.

-Pero hay algo que ni siquiera sus más allegados saben -se acerca un poco más a lo que todos los guardias lo apuntan con sus armas- usted se siente presa.

-Silencio -declaro- usted no me conoce.

-Oh, vaya que la conozco, digamos que la admiro demasiado y le tengo una oferta.

-Qué oferta? -no sé si hice bien en preguntar-.

-Huya conmigo, conozca los mundos de fantasía, vuele libre como una mariposa, cumpla su sueño.

¡Este hombre está demente!

¿O lo estoy yo por dudar?

Nota:
Holaaa, espero que les guste esta historia que decidí empezar, siempre he querido hacer algo de reinos y fantasía, estoy encantada con la idea, espero que ustedes también :).

Besosss <333

Serendipia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora