Capítulo 1: Princesita azul.

25 13 14
                                    

-No diga usted tonterías señor, si es que se le puede llamar “señor”, por ninguna libertad en el mundo dejaría a mis súbditos y mi nación de lado, ellos son más importantes que cualquier tentación.

-Yo dejaría que usted me llame como quiera -me dice con una sonrisita pícara-.

Eso no sé por qué me pone nerviosa, quién se ha creído.

-Y por otra parte -continúa- usted los pondría por encima de su bienestar y deseo incluso?

-Claro que lo haría -digo sin dudar- son lo más importante, ya le dije.

-Incluso más importante que usted? -enarca una ceja y yo asiento de repente comienza a aplaudir- de verdad la admiro princesita azul.

Eso me deja sin palabras, así me solían llamar mis padres cuando era una niña, y también su fiel amigo y mano derecha, el tío Sergio, así le decía de cariño, a pesar de ser pequeña, lastimosamente recuerdo todo, Sergio fue asesinado protegiendo a mis padres, así que no sé cómo podría ese pirata saber este apodo, a no ser...

-Ese no es mi nombre y lo sabes perfectamente Stede -sabía que ese nombre no era muy común-.

-Lo siento, princesita Blue, aunque ahora debería decir, reina.

-Dime la verdadera razón por la que estás aquí, supongo que lo del banco fue a propósito.

Este hace una expresión de orgullo y pone la mano en su pecho suspirando dramáticamente.

-Demorabas mucho en darte cuenta quién era, porque supongo que viste los carteles de “Se busca" -asiento- así que vine a echarte una ayudita, para que te acordaras un poco.

-Pensé que estabas muerto.

-Hierba mala nunca muere -asiente orgulloso- mi padre murió ese día protegiendo los tuyos, claro a nadie le importó una mierda su familia así que ese niño de 13 años tuvo que ayudar a sacar adelante a su madre enferma, no le fue muy bien, así que su madre falleció, de ahí se quedó completamente solo, la nueva reinita estaba ocupada matando a sus familiares, ese niño se introdujo en el robo, y luego en la piratería, juró que no sería un esclavo de la realeza como su padre y que iba a alcanzar el éxito que su padre no pudo.

La rabia aumenta en mí.

Me acerco al jefe de mi guardia muy lentamente.

-Dame la llave -le digo-.

-Pero su majestad -levanto la palma de mi mano para que se calle-.

-Démela ahora mismo -este me la entrega como un cachorrito asustado-.

-Gracias -la tomo en mi mano y me acerco a Stede, procedo a liberar sus esposas, y tirarlas al piso-.

Espero que este termine de acariciar sus muñecas, cuando lo hace, sin pensarlo dos veces, le doy una cachetada.

Él ni se inmuta, sé que se lo esperaba, como mismo esperaba que descargara mi rabia en él.

-Su padre no era nuestro esclavo, era nuestra familia, sabes perfectamente que mis padres le ofrecieron puestos más altos y él no lo aceptó, le gustaba ser quién era, no digas esas cosas como si te avergonzaras de él, por otra parte, perdón si una niña de diez años huérfana y con el deber de matar a toda su familia aunque ella no quisiera, se haya olvidado de tí, lo lamento de verdad, no soy perfecta -mis lágrimas van rodando por mi rostro, procedo a agacharme con mis rodillas pegadas en el suelo y mi cabeza gacha- esta oruga que se transformó en mariposa a golpes, ya está con sus alas evaporadas en escombros, no tengo excusas, siento mucho lo de tu madre, y tu destino.

Mis lágrimas siguen saliendo y siento a alguien delante de mí, cuando alzo unos centímetros mi cabeza, puedo verlo a él, arrodillado también, con su pelo desordenado, lo que queda de su ropa llena de barro, las lágrimas corriendo por su sucio rostro y sus manos hechas puños.

-Lo siento, traté de buscarte y de entrar pero debido a mi apariencia descuidada después de mi padre fallecer, nadie creyó quién era, los guardias no me dejaron pasar, ni siquiera me permitieron ver a Gustav -automáticamente nos giramos en su dirección y este tenía lágrimas saliendo de sus ojos y una mano en su boca, se veía sorprendido, no se lo creía-.

-Lo siento señorito Thompson -le escuchamos murmurar- con todo lo que pasó fui unos meses después a buscarlos, y ya su madre había fallecido, uno de sus vecinos me dijo que había desaparecido desde el velorio de su madre, que ni siquiera iba por su casa, mandé guardias a buscarlo pero no lo encontraron.

-Supongo que soy bueno en que no me encuentren -dijo Stede en una sonrisa incompleta-.

Gustav se acercó corriendo, se arrodilló y nos abrazó a ambos, se sentía en casa otra vez.

Cuando el tiempo de familia se acabó, decidí levantarme.

-Stede, en serio, por qué estás aquí? -el mismo suspira-.

-No es que me importen los reinos ni mucho menos, pero tu reino está en peligro.

-Cómo? -demasiadas sorpresas en un día-.

De repente, él saca un mapa enorme, y lo abre en el piso, cuando está bien organizado, puedo ver que no es un mapa común, hay más reinos y más lugares.

-Este mapa es donde están los reinos de humanos, los que usted conoce, y los reinos de magia y fantasía -pone una cara tonta y abre sus dos manos en el aire, como los arlequines-.

Lo miro con cara de regaño, y este vuelve a ponerse serio y carraspea.

-Ujum, como decía, aquí hay reinos que estoy seguro nunca ha visto, hay de sirenas, elfos, hadas, centauros, gigantes, muy agradables por cierto, en fin, el caso es qué se ha creado un nuevo Reino, se pone de rodillas y señala uno un poco lejano de todos, está simbolizado por un castillo negro.

-Conoces el reino Silion?

-Sí, hace poco el heredero al trono tuvo que desterrar a su hermano, porque intentó asesinarlo.

Estaba muy conciente de ese caso, porque su hermana menor es muy cercana a mí, la había conocido en bailes y demás y nos hicimos muy amigas, hace unos días vino a verme y me contó lo sucedido.

-Sí, ya ves, la realeza y su fanatismo por la sangre -dice este con una gran sonrisa, Gustav le niega lentamente con la cabeza, como un no la cagues ahora, y vuelve su cara de seriedad-.

-Bueno me vas a decir qué pasa con eso? -le digo un poco impaciente ya-.

-A pesar de ser desterrado, no le quitaron su herencia, su hermano le permitió tenerla para que pudiera empezar una nueva vida en otro lugar, y tomara un buen camino, muy mala decisión por cierto, el desterrado o como es conocido Ernest, sí un nombre horrible, ya sé, en fin que Ernest llegó a un reino de sirenas que vivían pacíficamente, no de las que te matan en el Pacífico, ¡JA! Oh vamos, ni eso les da risa? -todos negamos y este bufa- Pues Ernest llegó, se ganó su confianza y las puso a todas en su contra, ganó unas cuantas confidentes que lo ayudaron a ganarse el reino y a asesinar varias sirenas, así se fue haciendo de más seres mágicos, ahora va a por tu reino.

-Cómo sabes todo esto -digo desconfiada- hace 13 años que no te veo, qué te hace creer que voy a confiar en tí?

-Mira, si me quieres creer bien, sino también, mi padre luchó por este reino, no quiero que haya sido en vano y lo sé porque tengo informantes en todos los reinos, sé todo lo que pasa.

-Muy bien, prepararé a mi ejército entonces.

De repente comienza a reírse a carcajadas.

-Se puede saber qué da tanta risa? -enarco una ceja-.

-A ver si lo vemos de esta manera, Ernest tiene sirenas, centauros, piratas, magos, hadas y seres mágicos incontables y tú quieres ganarle con simples soldados -enarca una ceja- No, no, no -dice negando con un dedo- lo siento reinita pero tienes que tratar de ganar aliados y desde aquí sentada no lo lograrás.

-Bien, iré contigo entonces.

-Su majestad -se queja Gustav- pero quién liderará el trono?

-Sé muy bien quién me sustituirá -le digo segura, luego vuelvo a llevar mi atención a Stede- Iré contigo.

-Será todo un honor -responde este-.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 28, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Serendipia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora