A la mierda. Vos me gustas, ¿Entendés?, espero que sí, no sos pendejo por más que me jurés que sí. Vos sabés, yo sé, y te hacés el loco. Pero eso es distinto. Eso me importa un culo. Qué bien, ¿no?
Me encantás, por más que yo lo reprima y a veces no lo quiera aceptar. Me encantás, me enloquecés, me inhalás, me botás, me empujás, me volteás. Me hacés lo que vos querás. Pero, ¡Ja! Es triste que no lo sepás. O bueno, que sí lo sepás y no querás, o no intentés, o no te importe... ¿O será que no sabes?. Que no te hacés el loco. Que la loca soy yo...
¡Puta vida! ¿Sí estás viendo cómo me ponés? Es que vos sos... No, yo que voy a saber qué sos. Mejor decime, contáme; es que para mí vos sos casi que indecifrable, indescriptible. Un gran pedazo de vida inefable.