2. El día que te conocí

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Tenía unas ganas inmensas de estar en sus brazos, de sentir como que solo estamos él y yo.

Dos jovenes que se conocieron por Internet por fin juntos, solo deseo eso.

Quiero ver a Ash. En cuanto leí la primera historia que publicó en twitter sentí que necesitaba más, quería hablarle pero no me animaba. ¿Qué pensaría de alguien que con tan solo leerle quiere conocerle?

Recuerdo perfectamente la primera vez que hicimos videollamada por Whatsapp, él estaba nervioso, era la segunda vez que veía mi aspecto. Sus labios eran tan hermosos, de un color rojizo. Su cara, era tan perfecto, recuerdo hasta como iba vestido esa noche. Llevaba unos pantalones vaqueros con un cinturón, una sudadera azul y unas zapatillas negras, llevaba una cadena en su cuello y varios anillos. Su pelo ese día estaba alborotado, tenía el pelo de color negro, le llegaba hasta el cuello.

La primera palabra que pronunció fue:

- H-hola, lo siento estoy algo nervioso.

- ¿Algo nervioso solo? - Pregunté en tono burlón. - Eres más lindo que en fotos, no puedo imaginar como serás en persona.

- Oye deja de intentar ligar conmigo. - Sonrió y dejó escapar una risa.

- Es que no me puedo resistir.

Ambos nos quedamos unos segundos en silencio y pronto ese silencio se desvaneció con el sonido de nuestra carcajada.

Así fue como casi todas las noches haciamos videollamada, desde los catorce hasta los diecisiete. Hoy será el último día que dejaré de anhelar ese día, el día de verlo.

Ash vendrá aquí, a Barcelona, después de tanto tiempo vendrá con su tía, no puedo esperar a verlo. Me muero de ganas por acariciar su suave pelo y abrazarlo, abrazarlo hasta que se caiga.

Oye guapo, te espero mañana en el aeropuerto a las 6:30.

Le escribí ese mensaje y apagué el movil sin esperar respuesta, tenía que descansar para mañana darle la mejor bienvenida del mundo.

Me desperté a las 4:15, planeaba llevarle a todos los lugares más bellos de Barcelona, sabía que le gustaba el arte y estaría aquí durante dos semanas ya que su tía, que era periodista, tenía que estar aquí ese tiempo. Planeé llevarlo a una galería de arte, una de las más conocidas, con más historia de aquí en Barcelona, sería nuestra primera parada.

Una vez que llegué al aeropuerto estuve esperándolo hasta que por fin lo vi ahí, tan lindo, llevaba una mascarilla negra, una camisa blanca, unos pantalones vaqueros negros y unas zapatillas negras. Lo primero que hice cuando lo vi fue correr y abrazarlo. Una de mis manos rozaba su cabello mientras la otra sujetaba su espalda. Era muchos más bajito que yo lo que le hacía más tierno.

La primera frase que nos dijimos al vernos fue:

- Al fin juntos.

La dijimos al mismo tiempo, cuando nos separamos de ese abrazo tan cálido se acercó su famosa tía.

- Hola, soy Érica. Tú debes de ser Carles, Ash me ha hablado mucho de ti. - Me dijo con una sonrisa.

- Sí, encantado, espero que te haya hablado bien de mí.

- No lo dudes, no ha dicho ni una sola cosa mala sobre ti.

- Tía cállate. - Dijo Ash en tono molesto.

- Jajaja es la verdad Ash, ¿qué quieres, que le mienta? Bueno yo llevaré las maletas al hotel, tú puedes irte con tu "amiguito".

Le cogí de la mano y me lo llevé a un restaurante. Tendría hambre así que le llevé a un restaunte familiar con unas vistas preciosas hacia La Barceloneta.

- Tu tía es simpática y se parece un poco a ti.

- Ya, la quiero mucho aunque a veces sea un poco pesada jajaja. No será muy caro este restaunte, ¿no?

- Da igual, invito yo, quería traerte a que vieras estas maravillosas vistas y también a que conozcas a mi madre, se llama Laia, es dueña de este restaurante, sabe que venías así que ha reservado esta mesa para nosotros, he elegido los "especiales de la casa". Ya veras.

- Hola Ash.- Aparece mi madre con una sonrisa de oreja a oreja.

- Anda que saludas, eh que estoy aquí. - Respondo en modo sarcástico.

- Ya lo sé pero ahora mismo es más importante él. Aquí tenéis, el plato especial enamorados.

Intento no ponerme rojo pero mi madre hace que lo consiga, intento disimular.

- ¡Qué aproveche!

- ¡Guau! Está delicioso.

- ¿Verdad que sí? Mi madre hace los mejores platos de toda Barcelona.

Terminamos de comer y pago la cuenta. Pienso en donde llevarlo ahora hasta que recuerdo que tenía planeado llevarlo a la galería de arte, Sala Parés.

Cogemos el bús hasta llegar allí, cuando entramos no puedo evitar mirar su cara de ilusión, saco el móvil y le hago una foto sin que se de cuenta, es tan lindo.

Observamos cada uno de las obras de arte, siempre me ha gustado el arte pero se notaba que a Ash le gustaba aún más, todo el camino llevaba cara de felicidad que no podía evitar sonrojarme, quiero abrazarlo, sentir su aliento contra el mío, su voz ronca al despertarme cada día, él no sabe que siento esto por él, él no sabe que lo amo, y será mejor que sea así ya que no me gustaría arruinar nuestra amistad, seguro lo asustaría. No quiero perderlo.

- ¿Quieres subir a mi departamento? Estaremos solos, quiero enseñártelo. Además debes de estar cansado.

 - Está bien, pero con una condición.

- ¿Cuál?

- Que me hagas la cena. - No puedo evitar negarme con esa sonrisa.

- Vale pero tú te quedas a dormir conmigo, esta noche mi casa está sola y no quiero estar solito.

- Ni de broma

- ¿No te da pena esta pobre criaturita? Este chico tan guapo solo en la oscuridad.

- JAJAJA está bien, hay trato.

Llegamos a mi depa y no puedo evitar sentir vergüenza, se me había olvidado recogerlo, estaba toda la ropa en mi habitación tirada, mi habitación estaba hecha un desastre.

- Vaya parece que alguien no es muy ordenado. - Me dijo burlándose.

- ¿Y tú qué sabes? Tendrás que vivir conmigo para averiguar si realmente lo soy o no, ¿no te apetece?

- No gracias.

- Bueno haré la comida, mientras puedes quedarte en mi cuarto viendo la tele, debes estar cansado así que comeremos en mi cama.


Desearía morir abrazándoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora