—No podemos dejar que eso ocurra, ¿Cómo van a mandar al pueblo a una guerra perdida? Están locos. —Gritó Asahi, el hermano pequeño de Yutaro. No por mucho, se llevaban cerca de 4 años de diferencia, siendo Yutaro el cabeza de familia por la ausencia de sus padres.
—Mientras no te manden a ti... Entonces sí que de verdad estaríamos perdidos. —Respondió el mayor, riendo entre dientes mientras se terminaba su bol de cereales.
Las noticias de hoy eran el centro de atención de cualquier ciudadano del país del Este, siendo así el temor de la mayoría, sobretodo de los hermanos Goto, quienes sólo se tenían el uno al otro.
El menor, aprovechando que pasaba por detrás con la espátula de freír huevos le acabó pegando en la nuca, y podía jurar que sonó hueco.— YAH! Sería mejor guerrero que tú, que no sabes ni quitarte los calzones del pantalón cuando te cambias de ropa.
Ambos acabaron estallando entre risas, que duraron poco cuando la alarma de la zona sonó, indicando que todos los ciudadanos debían reunirse en la plaza central.
Esto no era un simulacro, más quisieran ellos, el mismísimo presidente que había desatado la guerra en todo el continente debía hacer un anuncio oficial, y era de esperar que lo vieran todos y cada uno de los seres que habitaban ahí.
Takuya Terada, de 30 años, con dos hijos y divorciado, que su mayor ambición era con hacerse con todo el poder pero que amaba su tierra con toda su alma, era el temor de todo el mundo, incluidos los forasteros. Ellos los que más.
—Queridos ciudadanos de mi hermoso y bonito país del Este... —Comenzó a hablar a través de una gran pantalla, ya que él se encontraba en su oficina.— Como ya sabréis muchos de nuestros países vecinos no nos tienen en gracia, sobretodo el país del Centro. —Una malvada sonrisa apareció en su rostro cuando nombró a su enemigo, e hizo una pequeña pausa dramática para abrir una lata de cerveza, la cual fue la envidia de todos.— Nos han declarado la guerra, y esto no va a quedar así. Por suerte nuestros amigos y vecinos son muy amistosos. —Soltó una carcajada que resonó por toda la región.— Así que hemos llegado a un acuerdo, hoy estoy de buen humor así que he hecho... ¿Cómo se dice? Ah sí, he abierto un poco más mi mente y he llegado a la conclusión de que mandar a nuestros soldados nos dejaría algo debilitados... —Hizo otra pausa dramática para darle un buen trago a la cerveza.— Por lo tanto vamos a hacer un juego para ver quién gana el poder, algo justo. Vosotros seréis mis soldados. —Sonrió con superioridad mirando fijamente a la cámara que le grababa, imaginándose la aterrada mirada de cada uno de los presentes. Eso le gustaba, le enorgullecía, le subía el ego.— Y el premio será una millonada... —Se acomodó en su silla, cruzando los brazos con total seriedad.— Así que todos los chavales desde la edad de 17 a 30 tendrán que presentarse obligatoriamente mañana a la campaña de identificación que se hará aquí mismo. Allí os sacarán análisis de sangre para evaluar vuestro estado de salud, y con la ayuda de nuestro mejor equipo médico decidiremos qué dos personas irán en nuestra representación. —Dió una fuerte palmada que hizo resaltar a los oyentes.— Buena suerte.
La retransmisión se terminó y en su lugar apareció el silencio, ni un alma se atrevió a decir nada. Todos se quedaron en shock, ni las lágrimas podían salir.
Estaba claro que todos debían acudir, pero más que nada era el premio lo que necesitaban. Desde hacía años todo el continente estaba pasando por una crisis económica bastante gorda, los que podían vivir bien se podían permitir el lujo de tener granjas con animales de consumo propio, y algunos de compraventa. Por el contrario había gente que ni para comer tenía, pero un techo no le faltaba a nadie, aunque tuvieran que vivir en graneros.
El caso de Yutaro y Asahi era especial, sus padres eran adinerados y les dejaron una buena herencia que les permitía vivir con lo básico, más el trabajo de lechero que tenía Yutaro. Asahi en cambio intentaba estudiar duro para poder llegar a ser un cargo importante en su región.
Llegada la noche el cabeza de familia no podía pegar ojo, creía que los rumores que circulaban sobre aquella especie de juego serían tonterías que se habían inventado para alertar a todos, pero no fue así. Temía por su hermano, quien entraba en esa franja de edad para ser escogido entre los representantes. Su pulso temblaba y no podía a penas respirar, miles de pensamientos inundaban su cabeza y lo único que podía hacer era mantener la calma para que su hermano no entrara en pánico como él.
Mañana será el día en el que su peor pesadilla se hará realidad.
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↳𝐏𝐚𝐬𝐚𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐜𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐛𝐨𝐬𝐪𝐮𝐞
Fanfic[Basado en THG, no es lo mismo] El cambio de presidente en el país ha desatado una guerra contra el resto del continente. Takuya, quien ha cogido las riendas del gobierno no le teme a nada ni a nadie, y su mayor ambición es conquistar el resto del c...