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—¡Emilia baja ya si no querés que suba!— Mí mamá grita por décima vez pero como no voy a cambiar de opinión no le contesto ni bajo.

Y creo que es lo peor que pude hacer porque desperté a la fiera.

—Emilia es la última vez que te digo, baja—.

—No—. Con la voz quebrada contesto como puedo y es que mí mamá en serio da miedo.

Puede que parezca re buenita pero cuando se enoja es el mismísimo Satanás y eso lo van a ver justo ahora.

Mi cuerpo se paraliza cuando escucho como sube la escalera y veo que viene y me agarra del brazo para bajar pero disculpen señores no está en mis planes de depresiva  volver a la escuela. Y no sé dónde saqué el valor pero me safe y me agarré del respaldo de la cama a lo que ella me empezó a tironear para que me suelte.

— ¡Emilia basta!— Me grita con la voz agitada y juro que me dieron ganas de soltarme pero de solo pensar en volver a la escuela me da ansiedad.

—¡No quiero! ¡Ma no quiero ir!— Lloro mientras forcejeo para que me suelte.

— ¡Me importa una mierda si querés ir o no!.

— ¡No quier— No pude terminar porque mí mamá me había dado una cachetada que me hizo ver estrellas, literalmente.

Carajo, eso dolió.

Pero no me rindo y sigo forcejeando hasta caer al piso y eso le dió la oportunidad a mí mamá para que me dé una piña en la paralítica y dios no saben cuánto me dolió, creo que a mí grito lo escuchó todo el barrio.

Seguí forzejando y negándome con todas mis fuerzas hasta que me resigné, ella no me va soltar hasta que vaya a la puta escuela. Entonces me rendí.

Ella me agarra del brazo y me baja después de haberme tirado el celular contra el piso máximo como diez veces mientras sentía como mí corazón se rompía a la par de mí celular. Entiendan mí celular es mí mundo.

Eso fue muy cruel.

Cuando llegamos abajo veo como todas mis hermanas me miran con miedo y pena, aunque las entiendo es la primera vez que no le hago caso a mí mamá y que me pega así que las entiendo. Yo solo les desvío la mirada.

No me mal entiendan, siempre me comporte bien y le hacía caso a todo lo que mí mamá me decía, por más que no estuviera de acuerdo, siempre la idolatre y a la vez le tenía mucho miedo así que nunca me negué a nada, por más que no estuviera de acuerdo. Es solo que la escuela es un caso muy complicado para mí.

Mí mamá agarra mí mochila y me agarra del brazo para llevarme afuera, el camino era en un silencio tortuoso, pensaba mil manera para escaparme y no llegar a la puta escuela, pero era imposible, mí mamá me tenía agarrada tan fuerte del brazo que tenía las uñas clavadas seguro.

Cuando llegamos no había nadie obviamente estaban todos en clases aparte era un día lluvioso seguramente fueron pocos, cada paso que daba dentro de esa escuela sentía unas inmensas ganas de vomitar y largarme a llorar como una nena para que mí mamá no me deje ahí.

Estábamos esperando a que salga la directora cuando mí mamá se me acerca y se agacha a mí altura porque estoy sentada.

— Hija, perdón no tuve que comportarme así pero es por tu bien hija, tenés que dejar de encerrarte y terminar tus estudios.— Me dice con lágrimas en los ojos. Y yo la entiendo desde hace dos años que dejé la escuela y me encerré en mí habitación pero ahora de solo pensar en estar en un lugar cerrado con personas que no conozco hace que mí corazón se acelere y mí respiración se corte y no de buena manera.

Yo solo desvío la mirada, dolida, enojada y resignada. Así me siento y bueno un poco nerviosa...

— Hola buenos días— Sale la directora sonríendo, tan falsamente que me hizo enojar más de lo que ya estaba.

Genial, más gente falsa a mí vida.

Mí mamá entra y habla con la directora mientras yo espero sintiendo mis nervios y la rabia a punto de estallar.

— Hija, ahí te van a llevar a tu salón— Y si antes estaba nerviosa ahora siento que me voy a desmayar y le suplico con la mirada que no, que me saque de acá pero ella solo me desvía la mirada.

— Hola profe, ella es su nueva alumna Emilia Nieves— Y todos me quedan mirando y es entendible, no siempre llega una nueva compañera con los pelos despeinados el rimel corrido y toda crota con cara de loca.

— Bienvenida Emilia, sentate dónde quieras— Me habla animadamente la profesora y de la nada mí cara se transforma y se pone sería.

Esto es una mierda.

Miro a mí mamá y veo que me saluda como si nada, y el odio me consume pero es imposible odiarla así que es estúpido intentar hacerlo, pero solo la ignoro. Me siento adelante de todo sin mirar a nadie, sintiendo como me miran pero yo los ignoro como si nada y paso las dos horas de inglés sin entender entender nada.

A la salida veo que mis hermanas me esperaban pero también las ignoro y solo paso por al lado siguiendo el camino directo a mi casa sin emitir ninguna palabra.

—Emi, estás bien— Pregunta una de las mellizas, iba a seguir ignorandola pero son mis hermanas y no tienen nada que ver así que me relajo un poco y les contesto cortante.

—Si, no te preocupes—. Y eso fue suficiente para que no digan nada más por lo que resta del camino, y la verdad que se los agradezco porque no tenía ganas de escuchar a nadie ni ver a nadie.

Cuando llegamos a mí casa no estaban así que solo subí a mí habitación y me tiré a la cama, todo seguía igual de desordenado que hoy a la mañana, pero no junte nada, no tenía ganas, solo pensaba en lo mierda que se había vuelto mí vida.

Y es que de por si siempre fue así, solo que mí motor y la persona a la que consideraba mí segunda mamá falleció y eso fue la gota que rebalso el vaso y me sentí más débil que nunca, por lo que no lo supe manejar y entre en una depresión que ni siquiera puedo tratarla porque es imposible razonar con mí mamá y que entienda que no estoy bien, pero eso es un caso a parte.

𝑯𝒐𝒍𝒂 ¿𝑻𝒐𝒅𝒐 𝒃𝒊𝒆𝒏? -𝑱𝒋𝒌 𝒙 𝑻𝒏-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora