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Rato después de que Aiger y Raphael cruzaran la entrada, las preocupaciones se hacían medias, ni tan alarmantes ni tan ligeras. Al Kurenai le preocupaba que algo pudiese pasar allá afuera, solo que no se notaba a simple vista. El líder del grupo de las tortugas, Leonardo, logró verlo

—no creo que pase nada, y si es así, Raph lo protegerá, yo lo sé

—no es que desconfíe de tu hermano-recalcó-me preocupa la mentalidad de Aiger, puede ser muy ubicado, pero estamos en otro lugar totalmente diferente..-seriamente, miraba hacía la salida-

—no te preocupes, ehh.. tú eres..

—Shu Kurenai, dueño de los Raging Bulls-cambia su mirada hacia él-

—..dijiste ¿Dueño? ¿Pues que edad tienes?-sorprendido se dirigía al muchacho, pues no parecía tener tanta edad-

—la edad no tiene nada que ver con mi puesto-firme-es una larga historia

—vaya, pues..¿Es alguna herencia, Shu?-el contrario, niega-es..¿Enserio? Me sorprende que alguien tan joven, ya tenga un liderazgo grande-lo felicita-yo..bueno, dirigo a mi equipo, pero solo somos 4 y son mis hermanos

—pero diriges, casi nadie puede hace eso. No importa que clase de equipo tengas o de cuantos integrantes se conlleve, el liderazgo no es algo que cualquiera puede tener-las palabras del albino, dejaron a más sorprendido Leonardo de lo que ya estaba-

—jem, gracias, ya veo porque eres dueño..

La platica, hizo que el Kurenai se distrajera un poco; se llevaron bien al ser ambos líderes y que se toman las cosas enserio, algo que muchas personas no llegan a hacer

En otro sitio

—muéstrame tu poder, mocoso-sonreía arrogantemente la joven tortuga-

—lo haré con mucho gusto..-se colocó en su posición, alejándose de él-3..2..1...

Empezó a correr mientras contaba, dando marometas en cada cuenta regresiva, cosa que confundió al contrario

—¡LET IT RIP!-hizo una última maroma en el aire, para finalmente lanzar su bey al piso-

Fuera donde fuera, Aquilles no perdía fuerza, no importaba que no estuviera en su respectiva dimensión. La velocidad sorprendió al dueño de los Sai's

—así que esto es el beyblade-habló en voz baja-

—soy de los mejores, nadie puede vencerme-se apuntó con orgullo-

—excepto los que vinieron contigo, ¿no?-la expresión del granate cambió-

—¡oye! ¡Ellos tampoco!-cruzandose de brazos, indignado-

—ay si, solo eres un mocoso arrogante JAJAJ-comenzó a reírse, con la intención de molestar a su acompañante-

—¡tú ni siquiera sabes manejar tus malditas armas, tortuga berrugo-fue interrumpido por un lanzamiento de uno de los sai's-

—sigue hablando-con el otro en mano-

Miradas retadoras, y sonrisas confiadas, lo normal en la ciudad de Nueva York

—¡Raphael!-se escuchó una voz femenina, se asomaron por el edificio y vieron a cierta chica pelirroja-¡hola! ¿Están tus hermanos?

Two WorldsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora