m e r m a n

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El pequeño tritón acarició la cabeza de la estatua, con anhelo. Soltó un suspiro, y recargó su cabeza en un brazo, mientras sonreía de manera tierna y boba.

Aquella estatua era el tesoro favorito de Minho, pues ésta representaba a su amado; el príncipe Christopher. A éste sólo lo había visto una vez, cuando Minho había cumplido diecisiete años y subió a la superficie por primera vez. El tritón quedó instantáneamente hipnotizado por la inmensa belleza del joven que veía a lo lejos, subido en un inmenso barco y vestido con finas ropas.

"El príncipe será mío" pensó alegre, Minho.

A partir de ese día, no pudo dejar de pensar el él. Lo amaba, y deseaba estar a su lado, sin importar qué. El príncipe del mar había caído por un príncipe humano, quién lo diría.

Minho era hijo menor del rey del mar. Al tener por delante otros cinco hermanos, sabía en el fondo que nunca se volvería monarca. Lo cual era un alivio, ya que ese tipo de cargos no eran lo suyo.

Vio como su alrededor empezaba a oscurecerse, y decidió que era hora de volver al palacio. Dejó un corto beso en los labios de la estatua, nadó presuroso hacia el castillo. Una vez ahí, no tardó en dirigirse a la alcoba que compartía con sus hermanos, y se sentó en un función donde pudiera ver al exterior. De pronto, unos extraños resplandores empezaron a aparecer en lo que parecía ser la superficie.

—¿Qué es eso? —preguntó Minho, curioso—. ¿Qué celebran los humanos?

—¿No lo sabes? Hoy es la boda del príncipe Christopher con la princesa Jisoo —respondió Hyunjin, uno de sus hermanos.

Minho sintió que su corazón se detenía un instante.

—¿Q-qué...?

—Eso, que el príncipe se casa —repitió.

Como sus hermanos eran ajenos al enamoramiento que tenía con el príncipe, no tuvieron el menor tacto para decírselo. Minho, por otro lado, sentía como algo dentro de él empezaba a doler.

—Iré a la superficie. No me esperen.

Salió del lugar, y empezó a nadar como alma que lleva el diablo.

Debido a su rapidez, sólo se demoró unos minutos en llegar a la superficie. Los destellos de la pirotecnia iluminaba a ratos la profunda oscuridad del cielo nocturno, que al combinarse con el agua del mar en el horizonte se hacían una sola. Si bien no se encontraba tan cercano a la orilla, alcanzó a divisar algo que se acercaba, proveniente de esta. Entrecerró los ojos y notó que era un pequeño bote de madera. Grande sorpresa cuando vio quien iba sobre ese bote.

El príncipe Christopher.

Su corazón se aceleró, pues al fin lo veía en persona. Notó como la barca avanzaba en su dirección, y los nervios lo invadieron. Cuando finalmente estuvo a unos pocos metros de distancia del él, el príncipe Christopher habló, sorprendido de haberse encontrado con alguien.

—¿Quien eres? ¿Qué haces? —Diablos, su voz era hermosa. Minho sentía que podría escucharla por horas sin cansarse de ella— ¿Por qué nadas en aguas tan frías?

—Soy Minho, mi príncipe. —respondió con cortesía—. Y eso no es importante ahora.

—¿Minho? —preguntó. Él asintió—. Bonito nombre...

—Gracias, mi príncipe —respondió, con las mejillas coloradas—. Pero, ¿No debería estar en el palacio?

Christopher pareció desanimarse. —Tú lo has dicho, debería.

—¿Qué no es s-su boda? Su esposa... debe estar esperándolo —dijo, con dolor en su pecho.

—¿Jisoo? Estará bien, no importa. Podrá ser mi esposa, pero no la amo.

˖۪⸙The Little Mermanˊˎ - Minchan↴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora