O1: what the hell

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Un Jungkook adormilado se removió apenas en su cama, escuchando entre sueños un sonido molesto.

Pi pi pi pi pi...

Claro, su alarma.

Estiró un brazo hasta la mesita de noche para apagarla, con un puchero en sus labios y los ojitos aún cerrados, se sentía extrañamente cansado y con mucho sueño aún.

Giró su cabeza a un costado, abriendo los ojos sólo para ver el lugar en el colchón vacío.

Faltaba su TaeTae.

Intensificó los pucheros cuando recordó que él había partido a Seúl por una importante reunión con los príncipes de las demás provincias antes de su boda.

Sonrió al pensar en ello.

Pronto se casaría con el amor de su vida, su TaeTae, su príncipe púrpura.

Ya habría otro momento para contar la historia tras ese apodo.

Jungkook no creía que hubiera algo más lindo que encontrar a tu persona en este mundo, aquella que amabas con cada pensamiento y acción que salía de tu corazón, esa persona con la que todo era mutuo y sincero, con la que quisieras compartir el resto de tus días porque la vida sin su presencia no estaría completa, Jungkook estaba feliz de que sea Kim Taehyung el hombre al que llamaría esposo.

En unos cuantos días por supuesto.

Casi enseguida escuchó la puerta ser golpeada seguido de una voz femenina que reconoció al instante.

—Jungkook, el sastre ya está aquí para la prueba del traje.

Levantó la cabeza con un leve salto, sus ojos redondos abiertos de más pues con tantos preparativos para la boda, Jungkook había olvidado que el día de la prueba de su traje era hoy.

—Buenos días, Xiang— saludó a la empleada con la voz un poco raposa —Dile que bajaré en un momento, por favor.

Una vez dicho, Jungkook se apresuró al baño, debía asearse y cambiarse para comenzar su día así que una vez dentro del cuarto con azulejos beige, se sentó en el inodoro.

Espera.

¿Se había sentado en el inodoro?

¿Desde cuándo se sentaba para orinar?

Aún seguía algo adormilado, pero obligó a sus brazos reaccionar, escuchando extrañado su pis caer en la taza del inodoro, levantó la holgada camisa que llevaba encima, permitiéndose ver mejor al inclinanar su cabeza hacia abajo para ver-

—¡¡¡AHHHHHHHHHH!!!

El grito que provocó, lastimó su garganta, seguramente habiendo espantado a todos los pájaros que volaban cien kilómetros a la redonda y roto todos los vidrios que eran las ventanas del castillo.

Porque no.

No había forma en el mundo de que lo que estaba viendo pudiera ser real.

Miró horrorizado, con la boca abierta en grande su entrepierna, dónde en lugar de un pene, había piel lisa, sin protuberancias ni nada por el estilo.

Qué demonios era eso y dónde estaba su maldito pene.

La respiración se le estaba acelerando, Jungkook no podía creer la forma en que sus manos habían comenzado a temblar productor del horror que esto le estaba causando.

No supo cómo lo hizo pero aún con escalofríos recorriendo su espina, pudo conseguir llevar su mano ahí, tocando apenitas con la punta de su dedo más atrás, donde sintió un poco húmedo y enseguida alejó su mano porque no podía creer que estaba tocando una vulva.

Porque era eso, o al menos parecía ser.

Se puso de pie alterado como si seguir en esa posición le quemara, el espejo con bordes plateados adherido a la pared fue lo primero que encaró, dándose cuánta por primera vez de los dos bultos que había en su torso.

Ya completamente abatido, sus manos casi rompieron los botones de su camisa para abrirla bruscamente.

Y si antes tenía la cara horrorizada ahora ya no tenía expresión alguna pues quedó helado ante lo que vió.

Un par de tetas redondas sobresalían como dos globos en su pecho.

Un sueño, estoy soñando, sí, es un sueño, es un sueño, es un sueño, por favor que sea un sueño, mejor dicho una pesadilla, es una pesadilla, despierta es una pesadilla.

Y al segundo siguiente se desmayó.

Encantado.「Taekook」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora